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LONDRES.-
Las diferencias genéticas comunes tienen un rol limitado en las causas del cáncer de mama y actúan independientemente de los factores del estilo de vida, como el peso, la dieta y la lactancia, que son aún más importantes, dijeron científicos británicos el miércoles.

En un estudio con más de 17.000 mujeres, los investigadores hallaron que pese a que ciertas variantes genéticas comunes elevan el riesgo de desarrollar cáncer de mama, éstos se suman a los factores de riesgo del estilo de vida, que incluyen a la obesidad y el consumo de alcohol, pero no los multiplican.

Los resultados no involucraron a los genes del cáncer mamario conocidos como BRCA-1 y BRCA-2, que ocurren con muy poca frecuencia pero generan un alto riesgo.

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"Esto es tranquilizador porque (...) significa que cualquiera sea la herencia en término de variantes genéticas, el efecto de mantener un peso saludable, limitar el consumo de alcohol y ser cuidadosa con la terapia de reemplazo hormonal (HRT por su sigla en inglés) siguen siendo muy importantes para reducir el riesgo de cáncer de mama", dijo Ruth Travis, de la unidad de epidemiología de cáncer de la Oxford University.

El cáncer de mama es el más común entre las mujeres del mundo desarrollado. En todo el mundo, causa cerca de medio millón de muertes por año.

Los científicos británicos dijeron el mes pasado que habían encontrado cinco factores genéticos comunes vinculados al riesgo de desarrollar cáncer de mama, que se sumaron a otros 13. Combinados, esos factores explican alrededor del 8 por ciento de la probabilidad de sufrir la enfermedad.

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Travis trabajó junto a Jane Green, también de la Oxford University, y su equipo para estudiar a 7,160 mujeres con cáncer de mama y 10.196 sin la enfermedad. Las participantes dieron muestras de sangre para hacer los test genéticos e información sobre sus estilos de vida.

Los investigadores buscaron el riesgo de cáncer para 12 variantes genéticas conocidas como polimorfismos de nucleótidos simples (SNP por su sigla en inglés) en el ADN de las mujeres.

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El equipo luego los relacionó con 10 factores de riesgo ambientales: la edad del inicio de la pubertad, el número de nacimientos, la edad al primer parto, la lactancia, el estatus de la menopausia, la edad a la menopausia, el uso de la HRT, el peso, la altura y el consumo de alcohol.

"Ninguna de las 120 comparaciones demostraron una evidencia significativa de las interacciones genético-ambientales", escribieron en su estudio, que fue publicado en la revista médica The Lancet.

"Los genes representan sólo una pequeña proporción de los cánceres de mama", dijo Green. "Los principales factores de riesgo siguen siendo aquellos relacionados con el estilo de vida, como los partos, el uso de HRT, la obesidad y el consumo de alcohol", dijo el equipo.

"La buena noticia es que algunos de estos son modificables, por eso, cambiando la conducta, las mujeres pueden alterar su riesgo de sufrir cáncer de mama", agregó.

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