Con motivo del concierto del pasado viernes en el Teatro Centro de Arte, en que la Orquesta Sinfónica de Guayaquil estrenó su obra en honor a Eloy Alfaro (comisionada por la orquesta) y tocó su popular Suite Ecuador, el maestro Gerardo Guevara le concedió una entrevista al diario EL UNIVERSO, en la que, entre otras cosas, habló sobre su formación como compositor y su experiencia en París en los años sesenta.

Como hijo del conserje del Conservatorio Nacional de Música en Quito, Guevara vivió con la música toda su niñez y juventud, estudiando, gracias a una beca, oboe, piano y violín, junto con armonía, y con Belisario Peña, fuga y composición. También tuvo el privilegio de estudiar con “el más grande de todos, Luis Humberto Salgado”. Pero Guevara no rindió los exámenes para obtener su título: aceptó trabajar con la orquesta Blacio Jr., en Guayaquil, a donde partió al comienzo de la década de 1950. Allí también continuó estudiando, con el maestro húngaro Jorge Rayki.

Su deseo de ser compositor, sin embargo, nació a partir de los muchos arreglos que hizo para el cuarteto de cuerdas de José Barniol, a fines de aquella década. Por entonces la Unesco le concedió una beca para estudiar en París, y en 1959 comenzó a estudiar con la famosa maestra Nadia Boulanger, profesora de reconocidos compositores y músicos como Aaron Copland, Astor Piazolla, Philip Glass y Daniel Barenboim.

Publicidad

Las clases de Boulanger eran individuales: aunque comenzaba apuntalando las bases de la armonía, materia en la que demandaba un dominio absoluto de sus estudiantes, al mismo tiempo, de acuerdo a Guevara, al estudiante lo hacía consiente de “su lenguaje... sus posibilidades... le daba seguridad a cada uno del estilo que estaba desarrollando”. Guevara añade que Boulanger “nunca influenció el estilo personal de cada uno... al contrario lo admitía y le hacía tomar conciencia de él... por lo menos a mí me pasó eso... me hizo tomar conciencia de cual era mi expresión”.

De parte de Boulanger “nunca hubo una insinuación, peor una imposición estilística”, pero a pesar del terreno que le concedía al desarrollo del estilo personal del estudiante, gracias a su método, Boulanger lograba también que “el joven compositor se dé cuenta del valor de cada uno de los elementos básicos que conformaban la melodía... los elementos armónicos, melódicos, estilísticos...”.

Pero mientras estudiaba con Boulanger, y sin decirle a esta, Guevara frecuentó las clases de Pierre Schaeffer, quien fundó el Groupe de Recherche de Musique Concrète (GRMC), al que también asistieron grandes artistas de la música electrónica como Jean Michael Jarre.

Publicidad

La música concreta de Schaeffer era compuesta a partir de ruidos grabados en cinta magnética, como el gruñido de las bisagras de una vieja puerta, o el pito de un carro –para Guevara “la música concreta es el ruido, el sonido de la calle–”. Explica que en la música concreta “las variantes que podía lograr” un estudiante “estaban grabadas...”; la enseñanza “no era verbalmente, ni intelectualmente, sino música concreta... para Schaeffer la música era lo que se oía...”. Por el trabajo que realizó para la GRMC, Guevara recibió un pequeño salario de la ORTF –la radio televisión estatal francesa, que patrocinaba las investigaciones de Schaeffer y su organización–.

Esto, junto con su trabajo como pianista para bandas de música popular (sobre todo jazz y afro-caribeña), le ayudó a solventar el resto de sus estudios avanzados –la beca de la Unesco solo era por un año de los más de diez que estuvo en Francia–.

Publicidad

Así pues, en París, que para Guevara “siempre ha sido una ciudad revolucionaria artísticamente”, pudo complementar la enseñanza “clásica tradicional” de Boulanger con aquella –definitivamente innovadora– de Schaeffer.

Pero su experiencia iba más lejos: en París “usted puede escuchar 5 orquestas sinfónicas, como 10 grupos de cámara y grupos pequeños de músicos formidables, permanentemente... para el oído de un músico, la experiencia en Quito, yo le pondría 5, pero la experiencia en París sería 50”. También pudo escuchar al gran maestro Olivier Messiaen (1908 - 1992) improvisar en el órgano de la iglesia de la Santísima Trinidad.

*Crítico de música