Finalmente, Ricardo Gareca es el nuevo técnico de la selección peruana. Con él ya están los diez entrenadores sudamericanos para la Copa América y la eliminatoria. De los diez, seis son argentinos: Gerardo Martino (Argentina), Jorge Sampaoli (Chile), José Pekerman (Colombia), Gustavo Quinteros (Ecuador), Ramón Díaz (Paraguay) y Gareca (Perú). Eso es en materia de selecciones, pero a nivel de clubes se da una situación similar: muchos profesionales argentinos en toda América. Cada club que queda sin técnico manda a buscar uno a Buenos Aires. Y en Europa siguen con suceso Diego Simeone, Marcelo Bielsa, Mauricio Pochettino, Eduardo Berizzo...

No es un fenómeno nuevo, viene del fondo de la historia. Noventa y cuatro años antes que Gareca se registró el caso inaugural de un estratega albiceleste en una selección extranjera. En 1921, el Negro José Laguna fue el primer técnico de la selección paraguaya. Era un personaje multifacético del Club Atlético Huracán. Lo insólito es que primero fue presidente del Globito, entre 1908 y 1911, y luego futbolista. Más tarde, entrenador del club. Dirigió por años a Huracán y, cuando llegaba una Copa América, se hacía cargo paralelamente de Paraguay. Como Gareca, también era delantero y goleador. José Manuel Durand Laguna entrenó a la albirroja en varias copas América y también en el Mundial de 1930.

La pregunta es por qué tantos. Es un hecho cultural. En la Argentina, casi tanto como ver el juego, apasiona el análisis del juego. ¿Por qué el Atlético de Madrid le gana la mayoría de los partidos al Real...? Porque le copa la mediacancha con buenos tocadores, le quita la pelota y le deja aislada a la famosa BBC (Bale-Benzemá-Cristiano). Rodolfo Micheli era el puntero derecho de la célebre delantera de Independiente de los años 1950: Micheli, Cecconatto, Lacasia, Grillo y Cruz; fueron de gira a Europa en 1953, bajaron del avión en Barajas, los llevaron al Bernabéu y le ganaron 6-0 al Real Madrid con tremenda exhibición. Le preguntamos a Micheli cómo era una charla técnica en su época. “Era más simple que ahora –respondió–, pero algo se hablaba de táctica también. En los partidos contra Boca, por ejemplo, Crucci, nuestro entrenador, nos decía que cuando sacara Boca de su arco encimáramos uno a cada uno de ellos, menos a Pescia, el centromedio boquense. A él había que dejarlo libre”. ¿Por qué?, preguntamos. “Porque era lento y el que menos sabía con la pelota, nos convenía que la trajera él”.

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Siempre estuvo ese afán táctico. No solo en los jugadores, también en el público. La discusión sobre el juego es un deporte nacional. Está en el ADN argentino debatir de fútbol. De esa pasión surgen los técnicos, no de una escuela de formación. Antes ni había escuelas de entrenadores y ya muchos argentinos dirigían los mejores clubes de Europa. En 1978, el diario Clarín contrató como comentaristas del Mundial a tres argentinos que eran celebridades en la dirección técnica europea: Helenio Herrera, Alfredo Di Stéfano y Juan Carlos Lorenzo. Helenio, el más veterano de los tres, había emigrado de jovencito con sus padres a Marruecos. Pero ya llevaba el potrero adentro. Y apenas se retiró como futbolista en Francia comenzó la carrera de adiestrador. Comandó a España en el Mundial 1962, al Barcelona, al Atlético de Madrid, pero alcanzó la cúspide mundial con el Inter, que llevaba su sello: el Inter de HH.

Fue el primer divo en esa función, el José Mourinho de las décadas de 1950 y 1960, igual. Mandamás, enérgico, garantizaba resultados con su sistema eminentemente defensivo.

Di Stéfano es el único que ha logrado ser campeón con Boca y con River desde el banquillo. Y en medio de ambos dirigió con marcado éxito al Valencia. También fue el creador, en el Real Madrid, de la Quinta del Buitre, cuando subió al primer equipo a toda una generación de juveniles entre quienes figuraban Butragueño, Michel, Sanchís, Pardeza y Martín Vázquez. El Toto Lorenzo, bicampeón de la Libertadores con Boca y doble campeón argentino con San Lorenzo, había tenido antes enorme suceso en Italia y España con la Roma, el Lazio y Atlético de Madrid.

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Otra figura de Huracán, Guillermo Stábile, goleador del Mundial 1930 que había jugado en Italia y Francia, fue el precursor en el Viejo Mundo. En 1935 tomó el mando del Red Star de París y lo llevó a primera. Estuvo hasta 1939. En la Copa del Mundo de 1938 integró el cuerpo técnico de Vittorio Pozzo, en la Italia campeona. Es que Stábile había jugado en el Génova y en el Nápoli y era amigo de Pozzo. Luego volvió a la patria y dirigió por años a la selección albiceleste, ganando seis veces la Copa América. Renato Cesarini fue campeón con la Juventus en 1960 y 1961 (en 1942 la había dirigido Luis Monti).

Pero seguramente el más triunfador en aquel continente es Yiyo Carniglia, exdelantero de Boca que fue una gloria del Niza, de Francia. Carniglia tuvo en sus manos al célebre Real Madrid de Kopa, Rial, Di Stéfano, Puskas y Gento. Fue campeón de España y bicampeón de Europa. Yiyo se había consagrado con el Niza y luego dirigió a Juventus, Milan, Roma, Fiorentina y varios más, antes de volver al país para asumir en San Lorenzo, primero, e Independiente, después.

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Ellos fueron los más renombrados, aunque hubo decenas de técnicos argentinos en Europa. Solo el Atlético de Madrid tuvo once. El mundo ha conocido el estilo de los DT yugoslavos (ultratácticos), alemanes (especialmente en África y Asia), holandeses (a partir de Rinus Michels), brasileños (en Japón y África) pero fueron desapareciendo. Los que se mantienen vigentes desde hace casi un siglo son los argentinos. ¿La razón...? Combinan conocimientos técnicos con manejo de grupos, se actualizan permanentemente y son ganadores.

¿Qué puede hacer Gareca en Perú...? Difícil saberlo. Los técnicos influyen, pero no juegan. Y sin jugadores no hay estrategia que valga. Lo mismo sucede en Paraguay, donde Ramón Díaz está buscando jugadores bajo las piedras y nacionalizando a todos los que encuentra. En Argentina viven 2 millones y medio de paraguayos y por ley sus hijos tienen automáticamente la nacionalidad guaraní. Por ello están buscando convocar a todos los futbolistas potables que reúnan esa condición. No les va a ser fácil. (O)

¿Qué puede hacer Ricardo Gareca en Perú...? Difícil saberlo. Los entrenadores influyen, pero no juegan. Y sin jugadores no hay estrategia que valga.