Para los integrantes de la yola 2 de la Asociación Deportiva Naval (ADN), campeones de la edición 2018 de la regata a remo Guayaquil-Posorja, competir en esta prueba siempre será un reto. La satisfacción de vencer hace que para ellos no exista el cansancio y que el hecho de llegar a la meta sea un orgullo.

Son 56 millas náuticas (103 kilómetros) las que deben recorrer los remeros en la tradicional travesía, una de las más largas del mundo donde prevalece el estado físico más la fortaleza emocional y mental.

“Nosotros siempre estamos con la convicción de hacer lo mejor y conseguir triunfos. Luego de competir tratamos de recuperarnos con mucha hidratación y hacer leves movimientos para liberar las cargas físicas”, manifestó Cristian Zambrano, quien muestra sus manos lastimadas por las ampollas que le salieron por las horas del intenso remar.

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“Nos preparamos a nivel físico y mental para no desesperarnos, tal vez cuando se hace el cambio de agua dulce a salada (del río a mar) hay algo de inquietud, pero no se nos viene por la mente abandonar la competición, tenemos un compromiso con la institución y con nosotros”, agregó Zambrano.

Con el criterio de Zambrano coincidió su compañero Zenen Landázuri, quien además consideró que esta es una verdadera prueba de amor al deporte. “En la competición tal vez uno se desespera por la expectativa que se tiene por ganar, pero la clave es la de saberse controlar. El remo en el país se lo practica por amor a este deporte. Hay clubes que tal vez no puedan contar con recursos, pero hacen todo por estar aquí”, indicó Landázuri, quien lleva varias temporadas compitiendo en la tradicional travesía.

En tanto que Carlos Paredes añadió que el título es producto del esfuerzo de los entrenamientos diarios que realizan.

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“Para recuperarse de una jornada como la regata lo importante es hidratarse de la mejor manera, al igual que tener una buena alimentación. Esta competición, para todos los remeros, es de valientes”, expresó Paredes.

“En la travesía a veces se siente desesperación por los tramos que se recorren en la oscuridad, pero para eso estamos preparados psicológicamente. Todos los remeros competimos en esta regata por amor a nuestras instituciones y al deporte”, agregó quien cumplió la función de remo 4 de la embarcación campeona en la travesía que se cumplió ayer.

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Competir en esta regata es un honor, gracias a Dios se pudo conseguir el triunfo. Esto (la victoria) es producto del esfuerzo.Carlos Paredes, remero de ADN 2

(D)