Brasil, el mayor país de Sudamérica ha sido también el más lento en la región en imponer restricciones a las grandes concurrencias en eventos deportivos mientras sigue diseminándose el brote de coronavirus.

A diferencia de los países vecinos, que han anunciado severas medidas desde el comienzo de la semana, Brasil ha adoptado un enfoque más moderado.

Apenas el jueves por la noche, más de 50.000 hinchas vieron el partido de la Copa Libertadores entre los clubes brasileños Gremio y el Internacional en Porto Alegre.

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Los partidos en los torneos estatales se jugaron el viernes por la noche en presencia de espectadores y continuarán este fin de semana, con apenas unos pocos duelos en Sao Paulo y Río de Janeiro jugándose a puertas cerradas.

En contraste, muchos otros torneos en Sudamérica fueron suspendidos, incluyendo en Colombia, Perú, Paraguay, Uruguay y Venezuela. Tres países decidieron seguir jugando, pero a puertas cerradas: Argentina, Chile y Bolivia.

Río de Janeiro y Sao Paulo tienen la mayoría de los 107 casos de coronavirus registrados en Brasil. No se han reportado muertes, pero las autoridades dicen que esperan que el número de infectados aumente en las próximas semanas.

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Si el ministerio de Salud no hubiese recomendado estadios vacíos para el fin de semana en Sao Paulo y Río, muchos hinchas habrían acudido a los partidos programados.

Más de 40.000 ya habían comprado boletos para dos partidos en Sao Paulo el sábado, incluyendo un derbi. Otros 20.000 estaban listos para un duelo del campeonato de Río entre Flamengo y Portuguesa.

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“Como no hay una orden de ministerio de Salud, las decisiones son tomadas por los gobiernos estatales”, dijo el ministerio en una declaración. “El ministerio hace recomendaciones, pero cada estado tiene sus planes de contingencias y toma decisiones de acuerdo con su panorama”.

Otros organismos estatales de fútbol en Brasil decidieron jugar también a puertas cerraras, pero algunos insistieron en permitir el acceso de espectadores pese a las recomendaciones el viernes de las autoridades de salud que sugirieron aplazamientos y cancelaciones a todos los organizadores de eventos deportivos en el país.

Algo muy diferente ha sucedido en Uruguay, donde las discusiones sobre la suspensión de competencias deportivas estaban ya bien avanzadas antes de que el país anunciase su primer caso de coronavirus el viernes. Horas después de conocerse la información, todos los partidos de fútbol fueron suspendidos, incluyendo en las divisiones juveniles, y el torneo de baloncesto del país iba a frenar sus actividades el sábado.

“Me parece esto se debería cortar. Nosotros podemos vivir, pero la gente que va a laburar todos los días ¿cómo hace?”, afirmó el ex astro Diego Maradona, el técnico de Gimnasia La Plata en diálogo con la cadena Fox Sports al llegar al estadio del Lobo para disputar el partido ante Banfield este viernes en la apertura del nuevo torneo denominado Copa de la Superliga.

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La moderación de las autoridades brasileñas no es seguida por algunos jugadores. El defensor de Vasco da Gama Leandro Castán criticó una declaración del gobernador de Río Wilson Witzel, quien dijo que jugar a puertas cerradas este fin de semana era precaución suficiente porque solamente los jugadores estarían en peligro. “El riesgo es nuestro ... gracias por el respeto a los deportistas”, dijo.

La CONMEBOL suspendió ya la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana, que incluyen a clubes brasileños. También le pidió a la FIFA aplazar dos rondas de eliminatorias regionales para la Copa del Mundo.

Brasil ha sido igualmente moderado en otros deportes. La UFC mantuvo en pie su plan de escenificar una cartelera de artes marciales mixtas sin espectadores la noche del sábado en la capital Brasilia. Y la confederación de baloncesto dijo que era suficiente aplazar el inicio de una de sus dos ligas de primera por unas pocas semanas. Todos los partidos en la liga de volibol procederán a puertas cerradas.

México también ha mantenido las actividades del torneo de Clausura de fútbol, pese al brote. (D)