Terminó 2020. De manera inevitable es un año que quedará marcado por lo terrible que resultó la pandemia del COVID-19, que alteró y afectó el mundo en todos sus niveles. Y el deporte no quedó exento. Hasta el momento no se pueden cuantificar exactamente los daños causados. Se anticipan pérdidas terribles. En medio de la crisis pudieron poco a poco empezar a girar las ruedas de la industria deportiva con estrictas normas para los atletas, sin público y pérdidas en muchos miles de millones de dólares.

El béisbol se inició el año pasado casi de manera normal con la Serie del Caribe entre el 1 y 8 de febrero en San Juan, Puerto Rico. Participaron Tomateros de Culiacán, de México; Vaqueros de Montería, de Colombia; Astronautas de Chiriquí, de Panamá; Toros del Este, de República Dominicana; Cardenales de Lara, de Venezuela, y los anfitriones Cangrejeros de Santurce. En la final, los Toros doblegaron a los Cardenales por pizarra de 9-3.

El 12 de febrero de 2020 se abrieron los campos de pretemporada de los treinta equipos que funcionan en Arizona y Florida, por lo benigno del clima. Casi al final y cuando empacaban todo para regresar a sus respectivas ciudades para el ‘Día de Apertura’, programada para el jueves 26 de marzo, todo se canceló por disposiciones de las autoridades sanitarias por la presencia masiva y agresiva del virus.

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No se cantó play ball. Se cerraron los campos de entrenamientos, las ligas menores y las academias. Fue un impacto terrible. Las Grandes Ligas del Béisbol aportaron con algunos recursos para que los clubes pudieran cumplir con los primeros meses de pago. Luego se fijó una reducción de hasta el 30% de los salarios de los peloteros. Por ejemplo, a la nueva estrella de los Yankees, Gerrit Cole, de los $ 36 millones pactados, le pagaron $ 9 millones; Mookie Betts, que llegó a los Dodgers con un convenio de $27 millones, recibió $ 6,75 millones. La idea era rebajar poco a los que tienen sueldos bajos y más a los que tienen contrato multimillonarios.

No se realizaron los cotejos que se tenían que efectuar en Londres, México y San Juan. Tampoco hubo el famoso Juego de Estrellas, el concurso de jonrones ni la ceremonia de Ingreso al Salón de la Fama de Derek Jeter y Larry Walker. Esta última podría ser este año; ambos favoritos junto a los que se agregaron el 31 de diciembre y que se darían a conocer estos primeros días de enero.

La pelota voló

Fue el 23 de julio cuando la pelota empezó a volar, rodar y chocar, luego de intensas negociaciones con el sindicato de jugadores por la cantidad de encuentros que era el factor determinante para los salarios. Fueron solo sesenta duelos entre equipos de igual división y liga, y choques con clubes de la otra liga también de la región cercana para evitar largos viajes. Los partidos que al término de los nueve turnos estaban empatados ejecutaron la norma que acelera el desenlace, la ‘muerte súbita’, que consiste en poner un corredor en segunda base y sin out, con lo que se acomodan las opciones muy cerca de anotar y definir. Esto agregó drama a los juegos.

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Jugadores de Marlines y Cardenales, en los inicios, dieron positivos por desobediencia, lo cual obligó a posponer choques que se recuperaron en doble programación, que en este caso fueron a siete episodios. En total, se realizaron 172.740 pruebas de detección y los últimos 54 días de la temporada no hubo ningún caso positivo.

Completados los desafíos pactados empezaron los playoffs, también con formato retocado. Clasificaron 16 equipos, ocho por cada liga, con series de comodines, divisionales, campeonato y Serie Mundial. Las últimas cuatro fases en ‘burbujas’.

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A partir de la serie de campeonato se admitió hasta 11.500 fanáticos. La Serie Mundial se desarrolló en el estadio Global Life Field de Texas, al que llegaron los Dodgers de Los Ángeles y los Rays de Tampa Bay, que libraron dura batalla. Se alternaron los triunfos y se definió en seis duros enfrentamientos cuando fue sacado el lanzador abridor Blake Snell, de los Rays, quien había dominado por completo a la ofensiva rival y estaban ganando (0-1) en el sexto episodio, lo que produjo el despertar de los bateadores californianos. Estos cambiaron el rumbo del juego para ganar 3-1 y asegurar la Serie Mundial después de 32 años de espera, con lo que se bajó el telón de las Grandes Ligas, salvando su temporada en medio de la pandemia. (O)