Fundado en 1945, Sociedad Deportiva Aucas fue un equipo demoledor en sus primeros años, poderoso económicamente, pentacampeón del fútbol amateur de Pichincha y monarca también en los primeros años del profesionalismo, de ahí su idolatría en la capital de los ecuatorianos, un reconocimiento que también llegó a otras regiones del país.

La afición oro y grana despertó en los últimos años, especialmente en esta última temporada, en la que el equipo logró instalarse en la final de la LigaPro y alcanzar por primera ocasión en su historia la clasificación a Copa Libertadores. A nivel nacional, los orientales aún no estrenan su palmarés, pero en el ámbito provincial fue el más grande de su época.

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“Aucas no tuvo infancia porque nació grande”, sentencia su hinchada, y la historia da cuenta de aquello. El equipo oriental nació el 6 de febrero de 1945, cobijado por la solvencia económica de la petrolera Shell, de la que tomaría su primer nombre, como Club Deportivo Shell; sin embargo, disposiciones reglamentarias en la Asociación de Fútbol de Pichincha impidió dicha denominación, por lo que sobre el cierre de inscripciones para el torneo de ese año se decidió llamarlo Club Deportivo Aucas.

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El equipo naciente “adoptó los colores de la compañía Shell: amarillo en su camiseta y rojo en la pantaloneta, complementado el uniforme con medias negras”, resume Ramiro Montenegro en el tomo 1 de su obra Historia de Aucas.

Montenegro, hincha acérrimo de los oro y grana y su presidente entre 1994 y 2004, relata los inicios del equipo quiteño, que “a solo 6 meses y 12 días de fundado ya fue campeón”. Aucas obtuvo el primer campeonato de fútbol de Pichincha en 1945, le siguieron cuatro conquistas más hasta 1949, un vicecampeonato en 1950, año que cambia su denominación a Sociedad Deportiva, y una nueva corona en 1951.

Esa actuación promovió que forje su idolatría porque toda la gente se volteó a ser hincha de Aucas, a punto de considerarse que un 90 % de la gente que era aficionada al fútbol de Pichincha hasta 1960 era hincha de Aucas”, destaca Montenegro, quien en su obra da cuenta de 180.000 habitantes en Quito.

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Ramiro Montenegro resume en su obra 'Historia de Aucas' la vida institucional y deportiva del ídolo capitalino. Foto: Alfredo Cárdenas.

Para 1951, Aucas se ganó el apelativo de ídolo. “En la prensa local fue la primera vez que apareció así, refiriéndose como ídolo de Quito por ser el mimado de la afición, el equipo que atrae con más fuerza a los hinchas”, apunta el exdirectivo.

Sus conquistas y buenos resultados fueron la respuesta del equipo a su nuevo membrete, “pese a que en esa época no había campeonatos nacionales por equipos, que los habría ganado de largo, pero había torneos provinciales y de esos Aucas fue campeón, incluyendo el naciente fútbol profesional de Pichincha con títulos en 1959 y 1962. Todo eso abonó para que Aucas sea el ídolo del fútbol quiteño”.

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‘Papá Aucas’

Además de ídolo, el equipo oro y grana es conocido como Papá Aucas, denominación registrada desde 1948, de una época en la que el club contaba con recursos económicos, no solo para mantener un equipo de primerísimo nivel, sino también “para beneficiar a la gente”.

Lo que hoy se conoce como responsabilidad social en las empresas es un concepto que se adelantó en Aucas, porque siempre que había problemas el equipo salía a beneficiar a los damnificados. En la época se registraron incendios en Archidona, Manabí, en Durán, el terremoto del 5 de agosto de 1949 en Ambato; por ejemplo, de esto último, Aucas salió a jugar en México unos amistosos y todos esos recursos que obtuvo entregó en beneficio de la ciudad”, refirió Montenegro.

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Otros casos de ayuda social que registró el equipo capitalino fue “la donación para compra de las primeras ambulancias de la Cruz Roja, así como para la remodelación del estadio El Arbolito, en 1948″.

En lo deportivo, Aucas “era prácticamente invencible porque estaba dedicado por entero a jugar fútbol, sus jugadores tenían cargos y estaban en el rol de pagos de la compañía Shell”, una ventaja que se plasmaba en el campo de juego con triunfos y buenas actuaciones.

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“Todas esas cosas hicieron que la gente lo bautice como Papá Aucas, por su solidaridad con el pueblo y porque salió también la sal quiteña (picardía) para decir a los equipos rivales acá está tu papito”.

Pero Montenegro reconoce que, tras la salida de la compañía Shell del país, en 1950, “vino una época de grave crisis, muy severa y se perdió esa idolatría que había forjado a nivel país”, esto por una referencia suscitada durante el Sudamericano de Guayaquil en 1967.

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“En el torneo y como selección de Ecuador tuvimos un rendimiento deficitario, al punto que perdíamos 6-1 ante Uruguay y desde las gradas se gritaba que traigan al Aucas, porque ya era un equipo que tenía posicionamiento no solo en Pichincha, sino también reconocido en el país”, detalló Montenegro.

Sin apoyo económico de la empresa estadounidense, el equipo expetrolero “empezó a defeccionar” y “sobrevivía”, con recursos que conseguían sus directivos “a modo de mecenas”, una época que a decir del directivo oriental fue de “tristeza, amargura, melancolía, de extrema pobreza, pero así, Aucas se ha mantenido vigente hasta ahora, que luego de un trabajo de varios directivos en por lo menos los últimos 30 años empieza a verse frutos”, dice Montenegro. (D)