Con Sociedad Deportiva Aucas como inesperado finalista de la LigaPro 2022, ante Barcelona SC, escuadra a la que derrotó 1-0 en la ida en Guayaquil, se han multiplicado los repasos de las mejores campañas orientales -que son pocas- en el balompié de Ecuador.

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El venezolano César Farías y su tropa son los causantes de que se hayan desempolvado los recuerdos de los añejos títulos profesionales de AFNA, lo hecho en 1969 (tercero del torneo nacional), la notable faena de 1975, con Ernesto Guerra como técnico; lo cerca que estuvo de ser finalista en 1998, y cómo se cortó en el 2004 el proceso que encabezó el colombiano Luis Fernando Suárez -hasta antes de ser reclutado como DT de Ecuador para las eliminatorias rumbo a Alemania 2006-, quien contó con figuras como Agustín Delgado, Gustavo Potro Figueroa, y el legendario arquero mundialista René Higuita.

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Pero en esa avalancha de recuerdos auquistas un nombre importante para el club ídolo de Quito no ha sido mencionado. Tal vez el olvido tiene relación con su condición de profesional silencioso y enemigo de hacer declaraciones polémicas. Pero la temporada de 1998 -hasta hace pocos días la mejor de los orientales en el campeonato nacional- tuvo un responsable desde el banquillo: Juan Ramón Silva, un uruguayo estrechamente vinculado al fútbol de Ecuador como brillante jugador entre 1977 y 1984; y como DT honesto, serio, cumplidor, y exitoso en divisiones menores y con los planteles de mayores que condujo desde 1988.

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45 años en Ecuador

Los que lo vieron jugar en Universidad Católica, Emelec, y en los pocos partidos que disputó con Nueve de Octubre -al final de su ilustre carrera- saben que Silva es uno de los mejores futbolistas extranjeros que llegaron a Ecuador, tras un largo y exitoso pasaje por Peñarol de Montevideo.

En este 2022 del arribo del uruguayo Silva al país se celebran 45 años. Lo contrató Universidad Católica, por recomendación de Alberto Spencer, y desde su debut, y hasta el final de su días como jugador, el volante dejó en evidencia que podía cumplir funciones de férrea marca (como número 5), que tenía un despliegue físico que ni altura quiteña menguó (subía y bajaba sin cesar, como un clásico número 8), y que su condición de estratega y habilitador con visión también le permitían crear fútbol (como si fuera un 10).

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Silva no era uno más en su Uruguay natal (Paso de los Toros, 5 de agosto de 1948). Como elemento protagónico conquistó  cinco campeonatos con Peñarol (tres de ellos seguidos en 1973, 1974, 1975), donde fue compañero de Omar Caetano, Walter Corbo, Nelson  Acosta, Julio César Giménez, y el super artillero Fernando Morena. Con la selección celeste jugó catorce veces entre 1974 y 1976 (y fue parte del plantel mundialista en Alemania 1974)

Tras cinco campañas como estrella de los camaratas (entre ellas hubo un paréntesis fugaz en la que estuvo en el Deportivo Independiente de Medellín, de Colombia) Silva pasó a Emelec en 1982 y fue eléctrico hasta 1983. Sus 35 años de edad no le pesaron y fue titular azul siempre. En 1984 se incorporó al cuadro octubrino, donde alternaba encuentros en los puestos de mediocampista y zaguero central. Una lesión lo alejó de las canchas ese mismo año.

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Pupilo de Máspoli

En 1985 Silva comenzó su andadura como entrenador en las divisiones menores de Peñarol, que tenía al célebre Roque Máspoli (golero charrúa en el Maracanazo de 1950) como adiestrador del equipo principal. Ese sabio fue su primer maestro. Y pronto retornó Juan Ramón a Ecuador porque en 1988 lo llamó Emelec, de urgencia. Se marchó su compatriota Ángel Castelnoble y el joven adiestrador de 40 años tomó el control. Y fue campeón en finales contra Deportivo Quito (3-0, 1-1) al mando de varios futbolistas que habían sido sus compañeros en la institución millonaria.

También con Silva como técnico Emelec llegó lejos en la Copa Libertadores. Fue en  1995. Nunca antes ni después los millonarios tuvieron un desempeño parecido que solo Gremio de Porto Alegre -a la postre campeón de esa edición- pudo frenar en semifinales.

El plantel de Aucas y su cuerpo técnico de 1998, liderado por Juan Ramón Silva, en una edición especial de EL UNIVERSO. Foto: Archivo

Lo mejor del siglo XX

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Lo esperaba el Aucas, al que se unió en 1998. Antes hizo escalas previas en Valdez, Universidad Católica, Deportivo Cuenca, Olmedo, y el peruano Alianza Atlético. Silva estaba por convertirse en el responsable de dar la mayor alegría y también de generar los sueños futboleros más atrevidos de los hinchas auquistas en el siglo XX.

En la primera etapa del torneo de enredado y disparatado sistema de juego, con cuatro etapas, algunas de ellas divididas en hexagonales, además de  cuadrangulares pre Libeteradortes y pre Conmebol, sin posibilidad de partidos empatados (se definían mediante tiros penales), y  finales de ida y vuelta, el Aucas de Silva, en la fase inicial, fue tercero. Quedó detrás de Liga de Quito y Emelec. Tuvo cuatro resultados destacados: dos victorias sobre los eléctricos (2-1 y 0-1), y también hizo marchar a Barcelona SC (3-1) y a El Nacional (4-1).

En las rondas posteriores, como en la tercera, Aucas superó a Liga de Quito (2-0), otra vez a Emelec (3-1; luego hubo un desquite azul a través de una paliza  4-0) y El Nacional (2-0). Para la cuarta fase del campeonato Silva había conseguido que el cuadro del sur de la capital funcionara como una máquina. Doblegó a los albos (2-1), a los canarios (1-0), al Deportivo Quito (2-0). De ganar su sector Aucas habría clasificado a la final contra Emelec y a la Copa Libertadores de 1999.

El 20 de diciembre de 1998 Liga terminó con las ilusiones de los auquistas con un triunfo 3-1. Pero Aucas se marchó de la Casa Blanca entre los aplausos de sus seguidores. Los once meses de agotador trabajo de Juan Ramón Silva, en un torneo que casi duró un año, se saldaron con una campaña extraordinaria. Pero de esa labor del entrenador uruguayo casi no se habla. No obstante, el héroe olvidado de los amarillos de la capital está en la historia grande de la entidad auquista.

Patricio Hurtado (i), de Liga de Quito, y Giovanny Espinoza, de Aucas, en juego que terminó el sueño aquista de 1998. Foto: Archivo

La hazaña que no fue

“De darse un empate sería Aucas el que clasificaría por primera vez  en su historia a la mayor cita internacional de fútbol de en América Latina (la Libertadores), pues alcanzaría 11 puntos, mientras los albos, aunque ganen en penales, llegarían únicamente a 10″, dijo EL UNIVERSO el día del compromiso contra Liga de Quito en 1998.

Este Diario agregó: “Aucas saltará al terreno de juego blanco con un solo objetivo claro: buscar la hazaña de llegar por vez primera a la Libertadores y a disputar en finales el título de campeón del fútbol ecuatoriano. El retorno de Édison Oso Maldonado será el mayor aporte a la ofensiva india”.

El equipo de 1998

Este fue el plantel de Aucas que rozó la gloria en 1998, de la mano de Juan Ramón Silva: Dennis Ibarra, Marco Espinoza, arqueros; Omar Rodríguez, Danilo Ríos, Geovanny Sombra Espinoza, Renán Calle, Omar de Jesús, César García, Segundo Cocoa Pazmiño, Freddy Bone, Fausto Carrión, Leonardo Caicedo, defensas; Juan Carlos Ayala, Juan Carlos Pérez, Roger Silva, Iván Álvarez, Geomar Martínez, volantes; Édison Maldonado, Jorge Mancheno, Lenin de Jesús, Cristhian Barriga, delanteros.

En el 2014, 16 años después de esa actuación notable, Silva acabó con ocho campañas consecutivas de Aucas en la serie B al lograr el ascenso a a la A para el 2015, en condición de monarca. (D)