Bastarían los dedos de las manos para contar los futbolistas nacidos en Guayas y que juegan en alguno de los clubes locales en Primera A. Incluso, una sola mano es suficiente para cualquiera de los dos equipos del Astillero.

Que el campeonato nacional tenga este año cuatro equipos de la provincia albiceleste por primera vez desde 1986 –representación fija en la primera mitad de los años 80– no conlleva que, por su causa, haya mayor presencia de jugadores guayasenses, una situación que puede responder a un cúmulo de causas enmarcadas en la máxima universal “los tiempos han cambiado”.

De acuerdo con los registros estadísticos de la Liga Profesional de Fútbol hasta el 5 de febrero y datos personales que recaba el portal especializado Transfermarkt, Barcelona Sporting Club cuenta con 23 jugadores habilitados esta temporada, igual número que Emelec, en tanto que Guayaquil City tiene 22 y Nueve de Octubre, 25. La presencia de guayasenses bordea el 22% tanto en el plantel canario como el millonario, con cinco elementos locales cada uno. La cifra se eleva en los casos de los octubrinos y los ciudadanos, con nueve guayasenses cada uno. Vale mencionar que el entrenador del City, el exjugador Pool Gavilánez, también es oriundo de la urbe porteña.

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Los datos reportan una baja presencia de jugadores nacidos en Guayas y que forman parte de los equipos de la misma jurisdicción. Empero, no siempre fue así. El periodista e historiador Ricardo Vasconcellos Rosado, autor de libros del balompié guayasense como Recuerdos de Unión Deportiva Valdez (1991), Historia del fútbol guayaquileño (2013) o Los forjadores de la idolatría (2018), lo explicó en diálogo con este Diario: “Podemos poner como un punto de partida al primer torneo federativo de 1922 (en una cancha en el mismo sitio donde fueron demolidos luego el estadio Ramón Unamuno, el gimnasio César Salazar y el coliseo Abel Jiménez para construir un parque, en las calles Los Ríos y Cuenca). El 99% de los jugadores eran guayaquileños y así fue hasta finales de los años 40. Muy pocos venían de fuera. Luego empezaron a llegar los futbolistas extranjeros, pero muchos equipos locales mantuvieron a sus elementos nacionales como vasta mayoría. Nueve de Octubre trajo cuatro jugadores de Esmeraldas, pero fue una rareza, una situación similar tuvo Valdez; pero yo diría que para la década del 50 el 95% de los jugadores eran guayaquileños”.

El porcentaje de guayasenses continuó apenas a la baja, de acuerdo con Vasconcellos: “En los años 60 y 70, Emelec trajo un grupo grande de jugadores esmeraldeños. Se quedaron algunos (en Guayas). Empezó la fiebre por los jugadores de Esmeraldas. Así fueron llegando otros a los demás equipos. En la década de 1970 bajó un poco la presencia de futbolistas locales y se favorecieron los extranjeros y de otras provincias”.

Ocho futbolistas de Guayas en la formación titular de Emelec el día que ganó invicto el título de 1965, al vencer a Liga (Q). Foto: Archivo

Cuna de campeones ‘de otras épocas’

Cuando Emelec logró invicto el campeonato nacional de 1965, la plantilla millonaria estaba conformada por una gran mayoría de guayasenses. Entre estos, Manuel Ordeñana, Cruz Alberto Ávila, Felipe Landázuri, Felipe Mina, Carlos Maridueña, Carlos Pineda, Galo Pulido, Enrique Raymondi Contreras, Jorge Bolaños, Bolívar Merizalde, Clemente De la Torre, Juan Moscol y José Vicente Balseca.

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Y cuando Barcelona se adjudicó el primer bicampeonato nacional de su historia, en 1971, lo hizo con un plantel de gran presencia albiceleste. Sobresalen los nombres de Víctor Peláez, Wálter Cárdenas, Juan Noriega, Washington Muñoz, Jorge Bolaños, Miguel Ángel Coronel, Mario Espinoza, Juan Madruñero, Alfonso Quijano y Alberto Spencer. Para el título del año previo, el de 1970, hay que añadir a Vicente Lecaro y Luciano Macías.

En las últimas décadas del milenio aparecieron figuras como Israel Rodríguez, formado en Emelec, campeón nacional de selecciones con Guayas en 1979 y dueño del arco millonario entre 1982 y 1985; Kléber Fajardo, quien llegó al club azul a los 17 años, fue ascendido al primer plantel tras haber sido campeón juvenil, en 1983, y celebró tres títulos ecuatorianos (1988, 1993 y 1994); o Ney Raúl Avilés, surgido de la gloriosa sociedad entre el Colegio Nacional Vicente Rocafuerte y la Liga Deportiva Estudiantil y campeón con los dos equipos del Astillero (1988 con los eléctricos y 1997 con Barcelona).

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“Los tiempos han cambiado” es la impresión primera y compartida por parte de los tres exfutbolistas, en declaraciones a EL UNIVERSO, sobre la escasez de albicelestes en los clubes de la propia jurisdicción.

“En mi época de prueba, había mucho jugador distinto al de ahora, el jugador que aprende en la calle, y había cariño por los equipos del Guayas. Es decir, si yo era de Guayaquil, yo no pretendía jugar en Liga de Quito, Independiente del Valle (por mencionar conjuntos destacados de la época en curso) o cualquiera fuera de la ciudad. Yo quería jugar en Barcelona o Emelec”, recordó Fajardo.

Y continuó: “Las condiciones son distintas hoy. La mentalidad de los padres y los futbolistas ha cambiado mucho. Hoy hay empresarios, representantes… Hay categorías menores y están los cazatalentos, buscando los mejores chicos entre 10 y 16 años, y los convencen de que las mejores opciones no están en Guayaquil. No es que dejara de haber buenos jugadores. En Guayaquil se ofrece amor por los colores, algo que era decisivo antes; sin embargo, ahora el padre llevará a su hijo adonde mejor le conviene: estudios, ingresos económicos…”.

El exgolero Israel Rodríguez apuntó motivos adicionales: “No es que no se trabaje en divisiones menores, pero antes los equipos se preocupaban más en este apartado. Ya no tanto, porque pueden encontrar jugadores probados en otros lados y contratarlos a plazos cortos; si rinden, lo mantienen, y es más fácil que trabajar en divisiones menores. Las divisiones menores son cheques a fecha: trabajas con muchachos, pero no todos salen profesionales. Y las plantillas se arman para grandes logros, y los grandes logros requieren grandes inversiones que se destinan fuera”.

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Para Raúl la Turbina Avilés, que no haya mayor presencia de futbolistas locales en Barcelona Sporting Club, Emelec, Guayaquil City y Nueve de Octubre, sobre todo en los elencos del Astillero, responde a que “hay muy poca atención a las divisiones menores, porque prefieren contratar jugadores hechos y pueden pagar por ello; hay poca visión”. Y prosiguió: “Se prefiere a un jugador de fuera, alguien que no solo haya demostrado profesionalismo, sino de distinto biotipo, uno que se encuentra fuera de Guayas”.

Raúl Avilés se estrenó en la Primera A con Nueve de Octubre con 20 años. Foto: Archivo

Otras razones

Vasconcellos Rosado, con 57 años en el periodismo deportivo, también tiene su propio criterio sobre la problemática: “Se perdió la ‘guayaquileñidad’ en el fútbol por varias razones. Primero, las distracciones tecnológicas (el móvil inteligente o las consolas de videojuegos), que les quitaron a los muchachos la bella costumbre de comprar una pelota y salir a jugar a la calle. El fútbol callejero se fue perdiendo, como pasó luego con las ligas de novatos, que era un semillero extraordinario de jugadores de gran nivel. Otra pérdida enorme, sobre todo en los últimos 30 años quizás, es la desaparición del fútbol federativo. Otrora se organizaban los campeonatos intercantonales y salía una selección, y pasaban (los mejores jugadores) a los equipos de Primera. Hoy ya no hay campeonatos de la Fedeguayas y las ligas cantonales no tienen actividad alguna. Encima, antes cuando íbamos al estadio, ya fuera el George Capwell o el Modelo, se jugaban tres partidos: serie de ascenso, juveniles y el estelar. Hoy no vemos más que un partido, porque ‘se daña la cancha’ y eso es una mentira de ciertos dirigentes. Ya nadie ve la serie B o a los chicos, ¿quién lo hace?”.

Kléber Fajardo llegó a Emelec a los 17 años y se fue con tres títulos de Serie A. Foto: Archivo

El fútbol de Guayas tiene poco de Guayas. Formar una selección provincial donde jugadores y clubes coincidan por su origen puede tornarse en una empresa desafiante no porque haya materia vasta y notable de donde elegir, sino porque hay nada para siquiera ocupar algunos puestos.

A saber

  • Desde muy jóvenes. En décadas pasadas los clubes de Guayaquil no solo estaban conformados mayoritariamente por futbolistas de la ciudad o de la provincia; también sus jugadores debutaban muy temprano y sus carreras eran largas. Por ejemplo, José Vicente Balseca debutó con 18 años, al igual que Simón Cañarte (su hermano Clímaco, a los 16) y Alberto Spencer. Jorge Bolaños llegó a primera división con 15 años en Emelec, que era la edad de Juan Madruñero, en su estreno en Barcelona. Y más cerca en el tiempo Hamilton Cuvi (18 años) y Hólger Quiñónez (20).
  • Los arqueros. Hoy, ninguno de los goleros titulares de los equipos de Guayaquil, en la serie A, es oriundo de la provincia albiceleste. Antaño, la mayoría surgía de las divisiones menores de los equipos porteños, debutaban jóvenes y se adueñaban del puesto.
  • Una lista larga. Esto sucedió, en varios clubes, con Alfredo Bonnard, Pablo Ansaldo, Jorge Delgado, Cipriano Yu Lee, Manolo Ordeñana, Hugo Cortez, Israel Rodríguez, Carlos Morales, Walter Guerrero, José Francisco Cevallos, Daniel Viteri.
  • Guayas, primero. El fútbol llegó a Ecuador a través de Guayaquil, donde el 28 de enero de 1900 se lo jugó por primera vez. También en esta ciudad se organizó el primer torneo profesional del país, en 1951. El campeón del certamen nacional inicial, en 1957, fue Emelec. Y el mejor futbolista ecuatoriano de todos los tiempos nació en Ancón, Guayas: Alberto Spencer. (D)