La importancia que algunos equipos ecuatorianos han dado en los últimos años a sus divisiones menores, sumado al éxito del fútbol nacional en el Sudamericano sub-20 de Chile en 2019 y el tercer lugar en el Mundial de esa categoría en 2019, han impulsado una cantera que cada vez exporta más jugadores a campeonatos extranjeros.

El número de “legionarios” ecuatorianos, como son conocidos en el país, ha crecido este 2021 hasta más de 60, cuando hace apenas unos años estaba alrededor de los 35, con la peculiaridad de que los jugadores salen cada vez más jóvenes desde las divisiones inferiores y vendidos por los equipos que los formaron.

El último en ser transferido al exterior fue Moisés Caicedo, cuyos derechos le costaron unos 6,2 millones de dólares al Brighton de la Premier League de Inglaterra, y que es visto a sus 19 años como una de las promesas del fútbol local. Pero no es el único.

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En lo que va de 2021 también han sido trasferidos Jhon Jairo Espinoza al Chicago Fire de la MLS y Angelo Preciado al KRC Genk belga.

Angelo Preciado. Foto: Archivo

Una cantera en desarrollo

La creciente cantera del fútbol ecuatoriano no se explica únicamente en el plano deportivo, sino también en el psicológico.

Un cambio que surge a través de la formación desde el fútbol base por profesionales que han trabajado la parte mental, preparando al jugador desde temprana edad bajo principios de alta competitividad, y que han marcado un antes y un después.

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Uno de los ejemplos más conocidos es el del Independiente del Valle, campeón de Copa Sudamericana 2019 y de Libertadores Sub’20 un año después, y que desde hace años se inspira en La Masía barcelonista como modelo de desarrollo futbolístico... y también de negocio.

Así lo asegura a Efe el periodista deportivo Sebastián Decker, para quien Independiente ve su cantera en una doble dimensión deportiva y empresarial: “Se dan cuenta de lo rentable que es formar un jugador desde la sub-12, sub-14 y hacer que debute en el equipo mayor”.

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“Para después venderlo en cifras millonarias al extranjero reservándose, incluso; un porcentaje de sus derechos económicos y deportivos”, explicó.

Entre los jugadores de su Centro de Alto Rendimiento de Sangolquí que han sido vendidos están: Moisés Caicedo, Angelo Preciado o Alan Franco, por citar algunos.

Alan Franco, centrocampista del Atlético Mineiro. Foto: Archivo

Pero se trata del mayor exponente de esta corriente, ya que no todos en Ecuador han aplicado este enfoque a sus formativas: replicar el modelo implica una alta inversión en las divisiones inferiores, infraestructuras educativas, canchas, gimnasios, transporte, alimentación y aulas, y no todos lo tienen.

Liga de Quito, de cuyas filas salió Pervis Estupiñán a los 18 años, es otro de los ejemplos.

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“El equipo ecuatoriano que apuesta por la juventud tiene para soñar con cosas muy grandes a nivel continental, en tres, cuatro o cinco años a partir del inicio de ese proyecto”, asegura Decker sobre el potencial de la cantera.

Estupiñán, lateral izquierdo que juega actualmente en el Villarreal de la Liga española, es el jugador ecuatoriano mejor cotizado según el sitio Transfermarkt, unos $ 16′700.000.

Le siguen el lateral izquierdo Cristian Ramírez (ex Independiente, hoy Krasnodar) con $ 7′750.000; el mediocentro Carlos Gruezo (ex Barcelona y Liga de Quito, hoy FC Augsburgo), con $ 7′100.000; el centrocampista Moisés Caicedo (ex Independiente, hoy Brighton) y Felipe Caicedo (ex Rocafuerte, hoy Lazio), con casi $ 6 millones.

Pero se trata de una cantera por ahora modesta a efectos financieros dado que, en su conjunto, suma un valor de alrededor de $ 128,84 millones, según los datos de Transfermarkt.

Diferencias con otros países de la región

Modesta, e iniciática también, si se la compara con países como Colombia y Uruguay, mucho más avanzados, por no mencionar a Argentina o Brasil, auténticas potencias desde hace décadas.

Esteban Paz, presidente de la Comisión de Fútbol de Liga de Quito, explicó a Efe que, por un lado, su país aún no ha dado el paso para maximizar la exportación y, por el otro, existe algún tipo de problema de adaptación en el jugador ecuatoriano.

“Esto empieza a deteriorar y depreciar a los jugadores ecuatorianos, porque los equipos no los ven muy adaptables. Es complicado para muchos jugadores salir a otro país muy joven y encontrar condiciones adversas”, afirmó.

El problema de adaptación se debe a la más alta presión en sus nuevos equipos, producto de una mayor competitividad y expectativa de su traspaso a ligas mayores, lo cual también explicaría la relativamente alta itinerancia en busca de un conjunto más o menos fijo, como fue el caso de Antonio Valencia en el Manchester United, donde militó de 2009 a 2019.

Del lado contrario, Paz puso el ejemplo lo de Joffre Guerrón, comprado por 4,5 millones de dólares en 2008 por el Getafe, a los 22 años y tras ganar la Copa Libertadores con Liga de Quito: En España no tuvo éxito y fue de equipo en equipo hasta llegar a México, donde consolidó su carrera.

Por ello el empresario cree que para afianzar la cantera de exportable se necesita aún un fuerte trabajo de formación integral.

Mientras tanto, pareciera que el fútbol mexicano es el que más convence al jugador ecuatoriano, con hasta unos 20 representantes, seguido de siete en Estados Unidos, cinco en Brasil y Argentina, tres en Portugal y Perú, dos en Italia, Rusia y Bolivia y el resto repartidos por una decena de países, incluido uno en China y dos (juveniles) en Papúa Nueva Guinea. (D)

Felipe Caicedo, delantero de la Lazio. Foto: Archivo