El básquet de Ecuador es uno de los pocos deportes que, hasta el momento, no cuentan con una liga profesional. En el concierto internacional la canasta de nuestro país está ubicada en el puesto 128, entre 164 naciones. Y en el escalafón sudamericano el básquet tricolor colocado en la novena posición, penúltimo, solo por arriba de Perú. En la primera casilla regional está Argentina (séptima del ranking mundial), seguida de Brasil y Venezuela.

Perú no registra ninguna participación porque la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) lo suspendió hace algunos años por corrupción e intento de manipulación por parte del Instituto Nacional de Deporte, que interfirió en las elecciones para intentar colocar directivos a dedo.

En Ecuador los gestores y cultores del básquet se enteraron de que por tercer periodo consecutivo no habría Liga Nacional. Por ello se juntaron en septiembre del 2021 para conformar la que hoy se llama Liga BásquetPro. Se armó un directorio que lo preside Jimmy Moya, exseleccionado del Guayas y Ecuador, y se tiene previsto el inicio de la primera edición de su torneo el 21 de junio próximo. Están registrados nueve equipos de varias ciudades y cuentan con refuerzos extranjeros. El 10 de marzo anterior se realizó la presentación oficial del certamen con la presencia de personalidades y funcionarios del Ministerio del Deporte. Hubo un reconocimiento a Raúl Cárdenas, uno de los mejores basquetbolistas nacionales de los últimos tiempos. Jugó en gran nivel en ligas de Estados Unidos, Italia, Alemania y Francia.

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Una las tareas más conflictivas y duras de todo campeonato es el arbitraje y el control de los partidos. La Liga BásquetPro nombró como directores de la comisión técnica a Roberto Carrión y para la de arbitraje a Flavio Zavala. Durante varias semanas ellos han realizado talleres, clínicas y charlas con instructores de Perú, Colombia, Argentina, Chile, Venezuela y Costa Rica, en las que actualizaron y reforzaron conocimientos, y también unificaron criterios. Como resultado quedó la calificación de quince jueces ecuatorianos y tres venezolanos.

Entre los objetivos de la naciente entidad basquetera están “gestionar recursos que deberán ser administrados de manera correcta”, y tiene como tarea principal “organizar (en el país) una competencia que dure varios meses, para que los deportistas se profesionalicen y desarrollen actividades que les permita crecer y obtener mayor desempeño en sus actuaciones internacionales”.

Conflicto con FEB

Pero cuando se pensaba que todo marchaba bien, y se espera con mucho entusiasmo el arranque de la competencia, de la que se esperaba que contara con el apoyo de todos los que se mueven alrededor de esta disciplina, apareció el anuncio de la Federación Ecuatoriana de Básquet, que también armó y organizó su Liga Nacional, que comenzará el 10 de junio también con nueve equipos. Pero además la FEB emitió un comunicado que en su parte medular dice: “Informan a clubes, dirigentes, deportistas, agentes, árbitros, personal de mesa de control, estadísticas, patrocinadores, y a toda la comunidad deportiva del país que ante la proliferación de torneos que no cuentan con el aval y reconocimiento de nuestra entidad, se exhorta a todos seguir el camino regular para evitar posibles sanciones”.

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No está mal que haya dos torneos de alto nivel, y bueno sería que se lo realice en fechas diferentes. Pero es preferible que sean en socios estratégicos y no adversarios porque se suponen que buscan los mismos fines. Lo ideal sería trabajar en conjunto, repartirse las tareas y compartir gastos. Hubo una reunión entre el Ministerio del Deporte y las partes con la intención de buscar puntos de acuerdo. Fue un fracaso. Enviaron a delegados y no estuvieron los más altos representantes de los sectores en conflicto. Demostraron poco interés por un acuerdo.

Es urgente que se solucione este conflicto. Que la Liga Profesional y la FEB busquen puntos en común, luchen por mejores días para nuestro básquet, por armar torneos con la mayor cantidad de clubes, que el público regrese a los coliseos y que se eleve el nivel técnico de los que lo practican. (O)