En 1962, el Club Sport Emelec participó por primera vez en Copa Libertadores de América, por esa época denominada Copa de Campeones, en razón de que era un privilegio anual solo para quienes ganaban el título de cada país el año previo.

La idea de realizar un torneo con la participación de los campeones de los países sudamericanos fue del presidente de la Federación Chilena, Carlos Dittborn, entusiasmado por el éxito que representó organizar en 1948, en Santiago, un torneo de clubes campeones, con la participación de Vasco da Gama (Brasil), Colo Colo (Chile), River Plate (Argentina), Nacional (Uruguay), Municipal (Perú), Litoral (Bolivia) y Emelec (Ecuador). Aunque los resultados no fueron los mejores para Emelec, en vista de que no ganó ningún partido, la prensa internacional reconoció dos partidos del club guayaquileño: aquel del empate a 2 con Colo Colo y aquel contra el campeón de ese torneo, el Vasco da Gama, ante el que perdió 1-0. En tanto, la prensa de nuestro país alegó que había una gran diferencia respecto de los demás competidores, considerando que por esos años nuestro fútbol no era profesional. Está claro que es recién con la fundación de la Asociación de Fútbol del Guayas, en 1951, cuando se inició el profesionalismo.

La idea de la Libertadores como torneo sudamericano de clubes campeones se convalidó en un congreso celebrado en Guayaquil, coincidiendo con la disputa del Campeonato Extraordinario de Selecciones, en diciembre de 1959.

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La publicación de EL UNIVERSO del jueves 22 de febrero de 1962 destacó la goleada y la ilustró con dos de los siete tantos recibidos por el arquero de U. Católica. Foto: Archivo

El primer torneo de Copa Libertadores fue disputado en 1960 y no participaron los campeones de Perú y Ecuador. El monarca fue Peñarol, con Alberto Spencer, quien además se proclamó goleador de esa edición. En 1961, en la segunda edición, debutó un equipo ecuatoriano. Fue Barcelona, en calidad de campeón (1960). Los toreros fueron eliminados en un ida y vuelta contra Santa Fe de Bogotá. En 1962 participó Emelec, con la novedad de que el certamen presentó un nuevo formato con tres grupos y el campeón de la edición anterior, Peñarol, que se agregaba en las semifinales. A Emelec le correspondió el grupo 3, con Millonarios de Colombia y Universidad Católica de Chile.

Emelec y la Copa 1962

Esta tercera Copa tuvo particularidades dignas de recordar. Los equipos podían reforzarse con jugadores de otros clubes solo para este torneo, tanto así que Emelec inscribió al arquero Hugo Mejía, Pedro Gando, Galo Pinto y José Aquiño, de Everest; Vicente Lecaro y Luciano Macías, de Barcelona; y José Merizalde, de Patria. En los registros históricos consta que el arquero de Emelec, Cipriano Yulee, fue el primero en tapar un tiro penal en la historia de la Libertadores. Otro hecho anecdótico es que la final de esta tercera edición, entre Peñarol y Santos, que ganó el equipo de Pelé, fue arbitrada por un europeo: el holandés Leo Horn. Además, los goleadores del torneo fueron Spencer, de Peñarol; Enrique Raymondi, de Emelec; y Coutinho, del Santos, los tres con seis goles. Una salvedad: Spencer y Coutinho jugaron seis y nueve partidos, respectivamente, mientras que Raymondi hizo los seis goles en apenas cuatro partidos. Para cerrar las curiosidades, en Peñarol también jugaba nada menos que Moacyr, quien años más tarde sería figura destacada de Barcelona Sporting Club.

Enrique Raymondi Contreras.

La participación de Emelec fue aceptable. Se enfrentó a dos rivales fuertes. Se ubicó en el segundo puesto, pero solo clasificaba el primero de cada grupo a las semifinales. El cuadro eléctrico jugó cuatro partidos y ganó dos. Clasificó Católica de Chile, porque, aunque también ganó dos partidos, empató con Millonarios en Bogotá. Hoy quiero recordar el gran triunfo que consiguió Emelec la noche del 21 de febrero de 1962, con la escalofriante goleada de 7-2 a la Católica, equipo que aportó con más de cinco jugadores a la selección chilena en el Mundial de junio de 1962, en el que Chile consiguió el honroso tercer puesto.

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La noche del 7-2

El estadio Modelo, como era de esperarse, se llenó con más de 40.000 espectadores pese a que era febrero y había amenaza de los diluvios que soportaba la ciudad por esas épocas. Los promotores, en el transcurso de la semana, en sus anuncios promocionales mencionaban: “Hoy fútbol sin agua, Ortega lo afirma y San Pedro lo confirma”. ¿Quién era Ortega? Eloy A. Ortega era un personaje popular de Guayaquil, un astrónomo que caminaba por las calles de la ciudad debidamente enternado y con su inseparable sombrero. Conversón, siempre estaba disponible para explicar sus teorías, nacidas de su investigación. Don Eloy, como era cariñosamente llamado por el pueblo, era admirado por sus predicciones astronómicas. Solía ubicarse con su telescopio en el parque La Victoria o en el Centenario. Sus principales teorías fueron la del sol frío y la lluvia artificial.

El DT Mariano Larraz (i), el refuerzo Vicente Lecaro y el resto del equipo de Emelec antes del inicio del juego contra Católica. Foto: Archivo

Por todo aquello, el fútbol lo usaba para asegurarle al público una noche sin precipitaciones, como efectivamente sucedió ese miércoles. Bajo las órdenes del árbitro uruguayo Víctor Vaga, el partido se inició a las 20:30. Los primeros 15 minutos, Emelec no encontraba la pisada y el equipo visitante, mostrándose muy superior, se adelantó en el marcador con dos goles anotados a los 10 y 15 minutos por Fouillioux y Ramírez, ante un público que no se explicaba qué sucedía. Se temía por una derrota vergonzosa, pero sucedió lo inesperado.

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Emelec descontó vía penal, marcado por Lecaro. Ese gol encendió la música y comenzó el baile. Apareció el Maestrito Raymondi y, con una certeza inigualable, inició la función con un rosario de goles. El primero de los cinco que consiguió fue a los 27 minutos, y se empataba el partido. Luego, las dianas a los 38, a los 41 y a los 43 permitieron que los elencos fueran al descanso con el resultado de 5-2 a favor de Emelec. En el intermedio, los comentarios del público daban la impresión de la existencia de un altavoz que amplificaba la elocuencia de admiración. Expresaban con aplausos y gritos todo el júbilo y la admiración por lo que habían presenciado en esos 45 minutos. Los chilenos, ardidos y agresivos, provocaban a los ecuatorianos permanentemente. A los 56 min salieron expulsados Luciano Macías y el chileno Mario Soto.

Enrique Raymondi Contreras. Foto: Archivo

El público acompañaba a la comparsa con el sonoro olé, que retumbaba por toda la av. de Las Américas. Se lucían en la mitad Eustaquio Claro, un bravo uruguayo, y Pedro Camberra Gando, quien era imparable por la punta derecha, hasta que llegó una obra de arte del Pibe de Oro, Jorge Bolaños, quien a los 58 min consiguió el sexto gol. El olé continuaba. Eran continuos los toques entre Carlos Raffo, Raymondi y Aquiño. Así llegó el séptimo gol y el quinto personal del Maestrito. Se sellaba esa mágica noche del Ballet Azul. Los diarios EL UNIVERSO y El Telégrafo llenaron de fotografías, testimoniando los goles de Raymondi, la emoción del público y el desconsuelo de los chilenos. Estos, para tratar de justificar la paliza, declararon en su regreso a Santiago que se habían sentido mal en el partido, pues el agua mineral que habían bebido les había hecho daño. Mentiras piadosas que ni la propia prensa chilena se las aceptó.

Hace pocos días, EL UNIVERSO entrevistó al artífice de esa hazaña y calificó a Raymondi de “una leyenda viviente del balompié nacional”, quien, a sus 83 años, con una sola y sencilla frase, definió esa inolvidable noche hace 59 años: “Los jugadores chilenos estaban asustados”. (O)