Ecuador rompió una vieja norma: nunca hasta ahora nadie le había ganado al equipo local el partido de apertura en la Copa del Mundo. Y lo hizo con solvencia y casi con comodidad, con tres goles rápidos, el primero de los cuales envió al limbo el árbitro del VAR de turno, que encontró un off-side con una minuciosidad que me atrevo a calificar de fundamentalista.

Debut triunfal ante los ojos del mundo

Luego del 0-2 se fue durmiendo el partido, bajo el control siempre de Ecuador, que amagaba sus zarpazos, y la impotencia de Qatar, cuyos jugadores acusaron la tensión, el escenario, los años de espera para un día así, el compromiso de justificarse en este Mundial a contrapelo.

Qatar se hundió enseguida. Una salida loca del meta Al Sheeb, que facilitó el primero de los tres goles de Enner Valencia, el anulado, terminó de dejar al equipo como un flan. Ni la anulación los animó, así que bien pronto llegarían otros dos.

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Enner Valencia no estaba acabado

Un equipo que fue campeón de Asia, que compitió dignamente en la Copa América y la Copa de Oro, que lleva meses concentrado (quizá demasiados), se deshizo, y el abandono de su propio público no lo ayudó a recomponerse. Fue feo; fue un papelón.

Este pobre desempeño de equipo y afición viene a abundar en el sentimiento tan extendido de que este Mundial no pintaba nada ni allí ni en estas fechas. (O)