El continente futbolero saludó con respeto y cierta admiración el pase anticipado de Ecuador al Mundial 2026. Sobre todo, porque arrancó la carrera con 3 puntos menos que los otros. Porque esta nueva clasificación enfatiza el progreso insoslayable de su fútbol. Y porque irá a su quinto Mundial. Pero se le ponderan los resultados conseguidos, sus soberbios defensores, su colosal biotipo físico, no su juego. Defiende bien, no juega bien. Este deporte tiene dos facetas claras: defender y atacar. En la primera es el mejor de la Eliminatoria, en la segunda es uno de los peores junto a Perú y Chile, justamente los dos que ya están fuera de competencia. Esto es lo que ensombrece sus perspectivas de cara al Mundial. Sin variantes ofensivas y, sobre todo, sin gol, es difícil alcanzar el éxito. El periodismo ecuatoriano se pregunta una y otra vez “¿por qué no podemos coronar en un torneo…?”. Por eso.