Una genialidad de los organizadores permitirá que en esta ocasión podamos ver los cinco juegos de la clasificación hacia Catar 2022. Hay cuatro encuentros este jueves, bien espaciados, y uno el viernes (Uruguay-Argentina). Sin embargo, en las fechas pasadas inexplicablemente amontonaron los horarios y nos quedamos en ayunas con varios partidos. Ecuador-Venezuela suben el telón a las 16:00 y Perú-Bolivia lo bajan a las 23:00. No era tan difícil. Es bueno para el análisis.

La fecha está signada por las lesiones. Los jugadores actuales son atletas superentrenados, pero inundan la enfermería por la sobrecarga de compromisos y por la intensidad del juego. Nadie puede aflojar un solo minuto de los 95 o 97 que duran los encuentros, caso contrario es señalado. Si un delantero no baja marcando, le cuesta el puesto. Si un jugador cualquiera pierde el balón con su equipo yendo hacia adelante, es muy factible que la vayan a buscar adentro. En el alto nivel no se perdona. Uruguay llega a esta doble jornada de noviembre con ocho averiados: Cavani, Darwin Núñez, Maxi Gómez, Coates, De Arrascaeta, Viña, De la Cruz y Sebastián Cáceres. Muchos. Colombia, seis (Yerry Mina, Cuesta, Óscar Murillo, Matheus Uribe, Falcao y Stefan Medina). Perú está con cinco, Bolivia cinco… Chile sufre la ausencia de dos grandes figuras de su mediocampo: Aránguiz y Pulgar, titularísimos.

Los periodistas catalanes armaron un once completo con los indisponibles del FC Barcelona: el arquero Neto, Dest, Eric García, Piqué y Sergi Roberto; Nico, Pedri, Ansu Fati; Dembelé, Agüero y Braihwaite. Pasa en clubes y en selecciones. Es un problema global. Para “solucionar” el congestionamiento de fútbol, el presidente de la FIFA quiere agregar un Mundial cada dos años; con su correspondiente eliminatoria. Y un Mundial ampliado, de 48 equipos, con más enfrentamientos. Pedri, la joven figura de España, jugó 73 partidos en una temporada entre club y selección. Un chico de 18 años. Infantino le quiere agregar diez más. ¡Para que descanse…! ¿Para quién juega Infantino…?

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La misma intensidad física del juego y la exigencia por presionar lleva a una cantidad inmensa de amonestados, que juegan al borde de la cornisa. Argentina tiene diez con amarilla, Uruguay también diez, Ecuador lamentará cuatro ausencias por la famosa acumulación de tarjetas. Cada detalle cuenta. Y contará de aquí al final.

Si Ecuador vence a Venezuela este jueves, habrá dado un paso fundamental hacia la clasificación. Llegará a los 20 puntos. Y esta vez, es prácticamente seguro, se necesitarán menos puntos que en carreras anteriores. El que llegue a 24 es muy posible que se asegure el quinto lugar. La mayor cantidad de empates de ahora (5 más que en el premundial anterior) genera que se vuelquen 5 puntos menos en la tabla de posiciones. Y la marcha invicta de Brasil y Argentina hace que los de abajo hayan sumado bastante menos. A esta misma altura, para Rusia 2018 el sexto era Colombia con 18 unidades, hoy es Chile con 13. Salvo los dos primeros, los demás están todos apretados, hay siete equipos espaciados en seis puntos. Eso hará que lleguen con posibilidades hasta el final y sigan arrebatándose puntos entre todos.

Brasil, principalmente, y Argentina comandan con amplia ventaja la eliminatoria sudamericana a Catar 2022. Foto: AFP

Chile (13), Bolivia (12), Paraguay (12) y Perú (11) seguirán dejándose la piel. Puede que alguno logre una escalada significativa, como sucedió con Perú en 2017. Iba octavo, solo por encima de Bolivia y Venezuela; pero logró tres triunfos y tres empates en sus últimas seis presentaciones y consiguió el ansiado boleto a Rusia. Ricardo Gareca sigue insistiendo en que ve muy bien a su equipo, dice estar seguro de pugnar por un lugar entre los cinco de arriba. Y hay motivos para creerle, es un individuo mesurado y con gran capacidad.

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Otra diferencia es que se han marcado muchísimos menos goles en esta eliminatoria que en la pasada. Disputadas 12 jornadas, en 2017 se llevaban 187 goles; ahora 153. Una caída muy brusca. Siete partidos terminaron 0 a 0, contra dos de la competición última. Otra enorme disimilitud es que, en esta ocasión, dos selecciones están virtualmente clasificadas (Brasil con 31 y Argentina con 25, más los tres que le darían del cotejo suspendido en San Pablo), en tanto otras siete pelean por tres lugares. El único ya descartado es Venezuela. Por eso duele el doble la derrota ecuatoriana en Caracas. Y por eso también tiene la obligación de tomarse revancha.

Si Ecuador ganara sus tres partidos de local llegaría a 26 y obtendría un cupo casi con seguridad. Sin embargo, esta vez no puede descansar en la altura de Quito porque los dos últimos choques son ante Brasil y Argentina, rivales no invencibles, sí peligrosos. Debe asegurarse puntos afuera.

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Guillermo Barros Schelotto hará su debut en Paraguay enfrentando a Chile. Es el cuarto cambio de entrenador en lo que va de la competencia. No ha tenido tiempo de ensayar con su nuevo plantel. No lo tuvo Alfaro al llegar a Ecuador, nadie lo tiene. Al único que le ha sobrado para conocer a sus muchachos es a Óscar Tabárez. Lleva quince años en el cargo, con récord mundial de partidos internacionales en una selección. Pero está en el banquillo de los acusados. Lo daban por virtualmente cesado en octubre. Luego, por el apoyo de los jugadores, lo ratificaron “hasta el final de la eliminatoria”. Pero si Uruguay no consigue al menos un triunfo en esta doble jornada, otra vez estará en el patíbulo.

La búsqueda de una plaza mundialista ingresa para las asociaciones más en el terreno de la angustia que de la ilusión por jugar el Mundial. La alegría de una clasificación deviene inmediatamente en números y negocios. Intervenir en el máximo evento futbolístico garantiza un mínimo de 10 millones de dólares, sin contar las variables por clasificar estipuladas con los patrocinadores y los contratos adicionales que genera una participación. Pero, sobre todo, la tranquilidad política para los dirigentes. Significa una virtual reelección en el cargo. O sea, seguir usufructuando los privilegios que ello conlleva. (O)