No sé a quién le puede haber gustado algo de Emelec en el partido que perdió con Orense (2-1). A mi no me agradó absolutamente nada. No se puede jugar tan mal al fútbol. Tal vez jugadores eléctricos deberían trabajar en los entrenamientos para que aprendan qué cosas pueden hacer cuando tienen ventaja numérica en el campo, respecto al rival.
Aparte de que la salida por lesión de Jackson Rodríguez es lamentable, aquello implicó la expulsión (de Richard Calderón, al minuto 5). Desde que el Orense se quedó con diez futbolistas el partido se abrió para que Emelec lo gane y también para que el equipo se luzca. Pero no solamente Emelec no venció en el estadio Nueve de Mayo, sino que además no demostró nada en los órdenes colectivo y táctico. Estoy más confundido que los jugadores eléctricos.
Es muy complicado hacer un juicio positivo de Emelec o hablar de bondades futbolísticas. No se ven en el terreno un trabajo estructurado luego del tiempo que trabajaron antes del arranque del campeonato.
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Hicieron pretemporada en Argentina y algo deben haber aprendido allá, pero en dos fechas del torneo de la Liga Pro a Emelec no se le ve nada. Eso es peligroso porque otros equipos sacan ventaja y suman puntos y luego no alcanza el tiempo, si hay una recuperación.
Escucho que se dicen algunas tonterías como que pese a la derrota en Machala hay que rescatar la entrega de los futbolistas de Emelec. Pero la primera condición para jugar es tener la voluntad de hacerlo, mostrar el deseo de jugar. Es lo mínimo que se puede pedir, así que ese aspecto no es para elogiar. Hoy Emelec no tiene juego, es un equipo amorfo. En dos jornadas del campeonato ha comprobado que no defiende bien, que no construye, y que no define. Me dejó muchas dudas el accionar de Emelec ante Libertad y Orense.
Individualmente, en dos partidos, Emelec no ha exhibido nada. Tiene dos fechas jugando sin un número 9 clásico, dos fechas sin futbolistas que desborden por fuera, dos partidos sin generar fútbol y sin creación ofensiva. Tampoco ha mostrado nada colectivamente. Hasta ahora Emelec ha sido chispazos de Miler Bolaños y nada más. Emelec es preocupante. (O)