Falleció Gerd Müller… Se rompió el idilio Messi-Barcelona… El fútbol brasileño copó Sudamérica… El Real Madrid quedó realmente en blanco… Luis Díaz hizo el gol de su vida… Nació y murió la Superliga Europea… Estados Unidos adoptó un hijo mexicano… Italia fue una ópera futbolera… Argentina rompió un maleficio… Con pandemia y todo, todo un manantial corrió bajo el puente del 2021, con rosas y espinas, aguas limpias y otras más turbias en el río del fútbol.

Hazaña. Hay que empezar por Palmeiras, por su récord que quizá no se iguale nunca: el de ganar dos Libertadores en el mismo año. El 30 de enero sentenció en la final del 2020 al Santos por 1-0 en el minuto 99. El 27 de noviembre tumbó a Flamengo 2 a 1. Nadie lo tenía al cuadro del portugués Abel Ferreira, un equipo mecanizado, rocoso, luchador, de mucha marca y poco lucimiento. Pero entre ambos torneos jugó 26 partidos, ganó 19 y perdió sólo dos. Algo bien hace.

Hundimiento. El del FC Barcelona. El que hasta hace solo seis años se ufanaba de ser “el mejor club, el mejor equipo y el de fútbol más hermoso del mundo” cayó a un abismo en todos los órdenes. Presidente destituido, denuncias varias, deudas asfixiantes y un equipo humillado. Quedó fuera de la Champions en fase de grupos después de 21 años. “Ya no estamos en la élite, ni en Europa ni en España”, escribió Ernest Folch, exdirector del diario Sport.

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Lionel Messi se emociona durante su comparecencia en el Camp Nou el 8 de agosto de 2021 para explicar su versión sobre su marcha del conjunto azulgrana. Foto: EFE

Anuncio. El de Gianni Infantino, de que FIFA hará un Mundial cada dos años a partir de Estados Unidos, México y Canadá 2026. Que además será un torneo de 48 equipos, pues ya está aprobado. Y con su correspondiente eliminatoria. Cómo entrará ese bulto en el saco del fútbol no se sabe. Pero Infantino, por si acaso, pasó aviso: “Ya tenemos los votos para aprobarlo”. Luego contemporizó: “Igual queremos convencer a Europa y Sudamérica de las bondades del proyecto”. Las bondades son 4.400 millones de dólares adicionales a repartir entre las 211 asociaciones en cada ciclo cuatrienal.

Proeza. La de Cristiano Ronaldo, de romper la barrera de los 800 goles oficiales. Alcanzó los 802. Amado o discutido, es una cifra impresionante. “¿Sabés lo difícil que es un hacer un gol…?”, pregunta-asegura Alfio Basile. Tal cual. Cristiano seguro ya puso la mira en los 900.

Cristiano desafía la lógica del almanaque

Final. El de Óscar Washington Tabárez en Uruguay cuando ya estaba cerca de los dieciséis años dirigiéndolo consecutivamente. En el mundo, nadie entrenó tanto tiempo a una selección. Lo voltearon los resultados. “Es una decisión personal mía y la asumo”, dijo Ignacio Alonso, presidente de la Asociación Uruguaya. Es el fin de una era. Fructífera.

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Liderazgo. Total, el de Gustavo Gómez, notable zaguero y capitán del Palmeiras y de la Selección Paraguaya. Más allá de quien gane la encuesta del diario El País el viernes 31, nuestro voto en el Futbolista de América 2021 fue para él. Jugador de una fogosidad, una entrega y una fuerza interior fabulosas, en todos los partidos.

Abrumador. El dominio de los clubes brasileños en América del Sur. No solo conquistaron la Libertadores y la Sudamericana, además fueron los cuatro finalistas. Al tradicional poderío del País del Carnaval en el juego se suma el abismo existente entre sus presupuestos económicos y los del resto. El único que puede pelearles mano a mano y ganarles -a veces- es River.

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Palmeiras es bicampeón de Sudamérica. Foto: AFP

Consagración. La de Luis Díaz. Ya había dado muestras gratis de su talento, sin embargo, en la Copa América encontró la vidriera perfecta para venderlo al gran público. Es lo que este cronista llama crack. Un delantero enorme con lo más difícil del fútbol: verticalidad. Encara sin miedo a los defensas y lo sustenta con una gambeta desequilibrante, potencia física, velocidad y gol. Se merece un Liverpool, un Bayern Munich. Y aunque no lo conocemos, parece tener la cabeza bien amueblada.

Escándalo. No fue el bochorno del año, fue el del siglo: la suspensión del partido Brasil-Argentina por la Eliminatoria, a cargo de un sujeto vestido de particular y con un arma en la cintura. Empezó a arrear a los jugadores y abortó el juego. No pasa ni en una liga regional de la Polinesia, pasó en San Pablo. Que cuatro meses después la FIFA no se haya expedido califica a esta FIFA de Infantino.

Paternidad. Aplastante, la de Estados Unidos sobre México este año. Lo enfrentó tres veces en instancias cruciales y lo noqueó en las tres: 3-2 en la final de Liga de Naciones, 1-0 en la definición de la Copa Oro (el correlato de nuestra Copa América) y 2-0 en la Eliminatoria para Catar. Una puede ser casualidad, dos un infortunio, tres es demasiado para quien presume de ser el líder de Concacaf (¿no, México…?). Atención a Estados Unidos en el Mundial, ya no están aprendiendo, aprendieron.

Increíble. El portazo del FC Barcelona a Messi, el mejor jugador de su historia, quien deseaba continuar en el club. Le pidieron que fuera a firmar la renovación de su contrato y, al llegar, le informaron que no podían inscribirlo. “Hice todo lo que me pidieron para seguir, pero me dijeron que no me podía quedar, fue duro”, contó en una entrevista al diario Marca. Ni despedida le hicieron. Ahí empezó una búsqueda urgente y apareció el PSG, que le tiró un bote salvavidas, sino se quedaba sin jugar. No hay otra verdad. Ernesto Cherquis Bialo, brillante periodista argentino, acuñó una frase antológica: “Es como si La Gioconda buscara museo”.

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Encanto. Ganar produce alegría, jugar bien genera orgullo. Es lo que sintió Italia al abrazar su segunda Eurocopa después de 54 años. Bajo la guía de Roberto Mancini se vio una Italia nueva, bella, audaz y ofensiva. Como que rompió cien años de catenaccio, de fútbol competitivo y fuerte, pero avaro, áspero y conservador. El país de Da Vinci y Michelangelo merecía sentir alguna vez lo que es jugar bien y gustar.

Andrea Belotti (c) alza el trofeo de la Eurocopa 2020 después de que Italia derrotara a Inglaterra en la final disputada en Londres el 11 de julio de 2021. Foto: EFE

Desaparecido. James Rodríguez ha jugado 7 partidos en los últimos siete meses y medio, cinco en el Al-Rayyan y dos en la Selección Colombia. Es producto de su exilio de oro en Catar, una decisión inentendible a una edad todavía muy propicia para destacar en ligas importantes. Su tabla de salvación para evitar el ostracismo total es el equipo nacional.

Golpazo. El que se dio Florentino Pérez, presidente del Real Madrid, al anunciar al mundo la creación de la Superliga Europea, una competencia reservada a los 16 clubes más poderosos del Viejo Continente. Jugarían por fuera de la Champions League ignorando la autoridad de la UEFA. Aleksander Ceferin, titular de esa Confederación le tiró una docena de misiles y la desactivó en veinticuatro horas. Los clubes ingleses renunciaron inmediatamente y quedó todo como en una fiesta que nunca se celebró: los gorros, las serpentinas, el champán, los bocaditos… Todo sin tocar.

Duelo. En la eterna pulseada entre ambos, Lionel Messi va detrás de Cristiano en goles (758 contra 802), pero logró por octava vez el trofeo Pichichi, como goleador de España -el portugués lo ganó en tres ocasiones-. Leo también superó a Pelé como máximo artillero sudamericano en selecciones: 80 a 77. Todo ello y la obtención de la Copa América le reportaron su séptimo Balón de Oro, carrera en la que ya aventajó definitivamente a Cristiano: 7 a 5. Después de haber cumplido 34 años, es meritorio.

Cristiano Ronaldo, futbolista portugués. Foto: Archivo

Bomba. La que lanzó el 17 de diciembre el exídolo polaco Zbigniew Boniek, vicepresidente de la UEFA, acerca de que la Liga de Naciones de la UEFA incorporará desde 2024 a las diez selecciones de la Conmebol. Un torneo superatractivo que parece salirle al cruce al Mundial cada dos años de Infantino. ¿Se dará…?

Balsámica. La Copa América ganada por Argentina ante Brasil. Pone fin a una autoflagelación por los 28 años sin títulos. La victoria tranquilizó al fútbol argentino. Fue un buen campeón, invicto y como visitante. Le jugó a Brasil como hay que jugarle: con intensidad, inteligencia, rigor y concentración total. Brasil pateó dos veces al arco. Y no de frente. Ya le ganó tres veces la Albiceleste a la casi invencible Verdeamarilla de Tite. Alguna virtud debe tener.

Pintura. Una obra de arte, eso fue el gol de chilena de Luis Díaz a Brasil en Río de Janeiro. Fue la perfección plástica, una ejecución excepcional por belleza y precisión. No tiene goles feos, Luis. Por lejos, el gol del año. (O)