Explotó la bomba: “Tomé la decisión de que voy a ir a Miami. Todavía no lo tengo cerrado al cien por cien. Me faltan algunas cosas, pero decidimos continuar el camino allí”.

Bien, ya está, lo dijo él en persona: Messi jugará en el Inter Miami de Estados Unidos. ¿Sorprendente…? ¿Insólito…? ¿Desilusionante…? ¿Revolucionario…? Lionel Messi irá a terminar su carrera en Estados Unidos. Lo dijo en persona, en una entrevista conjunta con Albert Masnou, de Sport, y Fernando Polo, de Mundo Deportivo, los dos diarios deportivos de Barcelona. Los medios de “su” medio. Albert y Fernando han estado a su lado toda la carrera, los llamó a París y quiso que fueran ellos quienes tuvieran la exclusiva. Muy Messi. Es rosarino hasta el huesito dulce, pero barcelonés en cada acto de su vida. Y amigo de sus amigos.

Se lo vio feliz, distendido, se decidió finalmente recalará en un país que nunca tomó demasiado en serio al fútbol, tan poco en serio que ni fútbol lo llamó: “soccer” lo tituló. Allí donde la número cinco es el quinto deporte más popular tras el fútbol americano el baloncesto, el béisbol y hockey sobre hielo. Y es el quinto por los 64 millones de latinos que residen en “el país de la libertad”, caso contrario el balompié estaría también por detrás del tenis, la natación, el automovilismo y varios más. El deportista más amado del mundo se va a jugar allí, ¡puaj…!

Publicidad

Hasta Arabia parecía un destino más atractivo puesto que ya están allá Cristiano Ronaldo, Benzema, Kanté y en breve una docena de ilustres más. Al menos unirse a ese grupo arropaba la decisión del número uno de salir de Europa. Pero a Estados Unidos va sólo. Serán Messi y los NN. Y Messi es demasiado grande para verlo pastorear en la MLS… Docenas de amigos han mensajeado su desencanto: “Estoy devastado, ¿por qué ahí…?”, “¿Messi al fútbol norteamericano…? Noooooo…” “Me mató…” “No, por Dios, que no vaya…” Incluso Johani Ponce, periodista venezolana radicada hace años en Miami, se oponía: “Espero y aspiro que no venga a esta liga. Esta liga es para jugadores retirados, Los viajes son agotadores porque el país es demasiado grande, la gente sólo iría al estadio para verlo a él porque el estadio a más de una de una de carro del centro. Tendría que haberse retirado al finalizar el Mundial con toda la gloria. Como no se retiró, es una pena que no vuelva a Europa, igual lo recibiremos con alegría en Miami”.

No opina igual David Amador Morales, magnífico periodista catalán de radio La Xarxa y socio del Barcelona durante cincuenta años: “Aunque ilusionaba su vuelta, ha tomado la decisión correcta. El Barça es un club totalmente inestable y en peligro de destrucción. No le haría ningún bien a Leo y, además, le cargarían culpas que no son suyas”.

En cambio la euforia desborda a Luis Sánchez, periodista peruano de alto mérito, columnista del Miami Herald y en el Diario de las Américas, de la perla de la Florida: “Acá es un terremoto, te digo. Los medios están enloquecidos. Será el mayor acontecimiento en la historia del fútbol de Estados Unidos junto al que articuló el entonces secretario de estado Henry Kissinger en la década de los años 70 con el pase de Pelé al Cosmos de Nueva York… En Miami se había filtrado la posibilidad de tener a Messi, pero la confirmación provocó un estallido de júbilo. Los boletos de su posible partido de debut saltaron de 80 dólares sin él a 400 con él. Messi, sin embargo, será muchísimo más que su monumental impacto económico. Su imagen, su comportamiento, su profesionalismo, su sentido familiar y su sencillez contribuirán no solo a expandir el fútbol en este país sino a mejorar la sociedad. Incluso, uno puede decir sin ruborizarse que en Estados Unidos habrá un Antes de Messi y un Después de Messi”.

Publicidad

Seguramente la del Inter Miami será la camiseta más vendida del mundo en los próximos meses. Y nos enteraremos de muchos fenómenos comerciales que se dispararán en los próximos días. A las 15,48 de ayer, hora de Buenos Aires, Messi tenía en su cuenta de Instagram 468.963.721. Al conocerse la novedad creció 50.000 seguidores en diez minutos. La MLS acaba de dar un salto de visibilidad mundial que la liga de Arabia Saudita no podrá igualar ni con veinte nuevas estrellas.

En 1975, con el impulso del entonces secretario de estadio Henry Kissinger, en realidad Heinz Alfred Kissinger, alemán de Baviera y fanático del fútbol, la American Soccer League atrajo a grande corporaciones económicas y contrataron decenas de nombres ilustres como Pelé, Beckenbauer, Gerd Müller, Johan Cruyff, Teófilo Cubillas, Giorgio Chinaglia, George Best, Bobby Moore… Kissinger quería imponer el fútbol allí, pero tuvo un efecto gaseosa, fue un boom que a los cuatro o cinco años perdió toda su espuma. Y volvió al ostracismo anterior. Más tarde llegaron David Beckham, Zlatan Ibraimovich y otros. No obstante, el de Leo es un nombre mil veces más pesado que todos esos y tiene una ventaja sobre aquellos: es adorado por los niños y por las mujeres, de modo que su universo de atracción se multiplica.

Publicidad

Como era previsible, el 10 no eligió su destino por el dinero sino por el bienestar de su familia. Messi es eso: FAMILIA, Un ser dividido en otros cuatro cuerpos, el de Antonela, Thiago, Mateo y Ciro. Moría por volver al Barcelona pese al destrato de hace dos años, cuando le pegaron un portazo en la cara. Y se bajaba a menos del 10% de lo que le ofrecían en Arabia. Pero el Barcelona es hoy un aristócrata con un traje raído que ni una promesa seria pudo hacerle. No sólo de contrato, de poder inscribirlo. Como dijo el mencionado Masnou en una columna, “Messi chocó contra el club de la semana”. Todo queda para la semana entrante. Y la entrante, para la siguiente. Si consigue un préstamo, si le dan un aval, si logra un poco más de tiempo. Joan Laporta no quería por nada del mundo quedar como “el presidente que echó a Messi”. Y buscaba repatriarlo, pero tiene los bolsillos vacíos y las manos atadas. Lo agobia frente a sus socios y aficionados el haber dicho adiós a Messi “por razones de prudencia económica” y luego haber contratado a Ferrán Torres en 55 millones de euros, a Lewandowski en 50, a Raphinha en 68, a Koundé en 25 y varios más. No le cierra el discurso.

Dijo Leo: “Lo económico nunca fue un problema para mí ni un obstáculo en nada. Incluso nunca llegamos a hablar del contrato ahora, pero nunca una propuesta formal, escrita, firmada, porque todavía no había nada y no sabíamos si se iba a poder hacer o no. Había la intención, pero no podíamos adelantar nada. Si hubiese sido una cuestión de dinero me habría ido a Arabia o a otro lado. Me parecía muchísimo dinero y la verdad es que mi decisión para por otro lado y no por dinero”.

Arabia Saudita nunca estuvo en su periscopio. Messi sólo tenía dos posibles destinos: el Barça o el Inter Miami. El proyecto Messi va mucho más allá de la franquicia de Florida. Leo llevaría un porcentaje de los suscriptores al MLS Pass y otro de las ganancias que le reportaría a Adidas su llegada a la MLS. Los derechos televisivos de la MLS están en manos de Apple, que pagó 2.500 millones de dólares a la Liga estadounidense por diez años de contrato. Apple TV+ anunció en los últimos días que emitirá una serie sobre la victoria de Messi en el Mundial de Qatar con Argentina. El contrato de Messi con Adidas también es cuantioso, ya que su relación con las tres tiras comenzó casi junto a su carrera. Adidas atiende a todos los equipos de la MLS (29) a través de un contrato de patrocinio que firmó hasta 2030 por valor de 830 millones. (D)