Alf Thumama es otro de los fascinantes coliseos presentados por Qatar para su espectacular Mundial 2022. Estadios que, en la mayoría de los casos, luego del torneo serán desmontados o achicados para dejarlos en una capacidad acorde a la pequeña cantidad de público local. Las partes retiradas serán donadas a otras instituciones. Uno de ellos, el 974, construido con contenedores, desaparecerá y las “cajas de metal” volverán al puerto. Otros reducirán su capacidad a 20.000 asientos, acorde a la modesta liga local. Las instalaciones reutilizables irán a universidades para sus campos deportivos. No quedarán elefantes blancos. ¿Qué significa el original nombre 974? Simple, es el código telefónico de Qatar, otra forma más de imponer la marca país universalmente. Porque todo responde a un proyecto gubernamental para dar visibilidad al pequeño emirato e instalarlo como centro de negocios, entre otras cosas. Y en ese plan maestro, el Mundial es la corona de diamantes.

La miniatura donde todo es gigante

Aquí jugaron Holanda y Senegal, los dos próximos rivales de Ecuador. Como a todos los demás coliseos, se puede llegar en metro, que no es subterráneo sino a la superficie. Y es gratuito. El transporte público es libre para los visitantes, periodistas o hinchas. Si la estación de metro está un poco retirada del estadio, hay cantidades de buses listos para acercar al público. No hay taxis en Qatar, ese concepto no existe. Sí transporte de pasajeros mediante aplicaciones, que aquí son dos, Uber y Careem. No tardan más de tres minutos en presentarse y no es un servicio caro, entre 7 y 8 dólares por una carrera de 15 a 20 minutos. En cambio, los precios en los estadios son elevadísimos: un capuccino de máquina, en vaso chico (vaso de papel), 6,40 dólares.

Otra de las exageraciones provenientes de la prensa occidental está referida al clima. La revista alemana Der Spiegel (nos guardamos lo de prestigiosa) calificó a Qatar como “país horno”. Es posible que en junio-julio el calor apriete muy duro, así nos refieren, sin embargo en esta época es un calorcito tolerable, en ocasiones sabroso. Y por las noches viene del golfo una brisa fresca. Por si acaso, los estadios están refrigerados, lo que asegura una temperatura ideal para la práctica del fútbol. En ese sentido, es perfecto y es posible que este sistema de acondicionar el clima se imponga en el futuro. ¿Para qué arriesgarse con fríos o calores insoportables?

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Debut triunfal ante los ojos del mundo

Y después de todo, hubo un partido. Que se lo quedó Holanda por 2-0. Con justicia. Hizo dos goles. Mil veces hemos escuchado “fueron parejos en todo, la única diferencia fue el gol”. ¡Vaya diferencia! El gol es un mérito. Fue mejor juego que el inaugural, mucho afán por ambas partes, dinámica, ida y vuelta, también escasa creatividad. Meritorio el triunfo holandés por lo complicado que resulta desequilibrar a un bloque físicamente tan imponente. Además de correr como perseguidos, los senegaleses son atletas fantásticos, muchos de entre un metro noventa y dos y uno noventa y siete de estatura. En ellos se cumple a rajatabla el lema olímpico: “Más rápido, más alto, más fuerte”. Con unas gotitas de técnica ya son futbolistas. Pero no alcanza para descollar, hace falta mucho más que eso: inteligencia, habilidad, talento. Por eso Messi puede ser el mejor de todos con 1,70 de altura y 67 kilos. El fútbol se juega con los pies, pero los pies cumplen órdenes de la mente. Ella es la que decide todo. A estos senegaleses les cuesta desnivelar porque no tienen uno contra uno, ninguno gambetea. Y es la gambeta la que permite la situación de gol. Ricardo Bochini, genio de este juego, decía: “Si eludo a uno, un compañero queda libre, si eludo a dos ya es situación de gol”. La gambeta limpia el camino y genera espacios. Tampoco muestran inventiva para el pase filtrado, otra forma de provocar peligro. Tienen tanta exuberancia física, tantas posibilidades de llegar primeros, que basan gran parte de su táctica en correr, saltar o forcejear. Si les tocan la bola por abajo se complican. Y encima, sin Mané.

El galés Gareth Bale apagó la fiesta de Estados Unidos. Foto: Neil Hall

No obstante, Senegal perdió por dos fallas puntuales de su arquero Édouard Mendy, titular en el Chelsea inglés. En el primer gol salió en falso a buscar un centro, abrazó el aire y Gakpo le cabeceó a la red. En el segundo dio rebote en un tiro suave de Depay, del que sacó provecho Klaassen para empujarla a las mallas. Sin tales errores, parecía un 0 a 0 clavado. Pero Mendy juega para Senegal.

Holanda virtualmente clasificó, porque a estos tres puntos debería sumarle sin duda alguna los tres frente a Qatar. Y con seis se llega a octavos. Bien, pero ¿qué es Holanda? Un conjunto organizado, muy de Van Gaal, sin grandes estrellas, aunque joven y con buenos actores, el mejor de todos Frenkie De Jong, un cinco con manejo y entrega de pelota puerta a puerta, siempre al pie. Ecuador debería taparlo con un obrero que le impida la salida limpia. Sin su guía, Holanda reduce sus posibilidades. Además, siempre tiene el cuadro naranja la intención de jugar bien. A Ecuador le convenía que ganara uno de los dos, en lo posible, Holanda. Y se le dio el resultado perfecto, en una sola fecha ya le sacó 3 puntos y cuatro goles de ventaja a los dos terceros. Muy tranquilizador para el objetivo de avanzar de ronda.

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Países Bajos inició Qatar 2022 con tres puntos. Foto: Abedin Taherkenareh

Empezó bien el Mundial, no se vieron espectáculos maravillosos, pero hubo 14 goles en 4 partidos, a una media significativa de 3,50 por juego. Lo notable es que 9 de esas 14 conversiones fueron obra de afrodescendientes, o sea son igualmente un portento físico, pero nacidos o educados futbolísticamente en Europa o Estados Unidos, con otra interpretación del juego. Cinco de los seis goles ingleses fueron de Saka (2), Rashford, Bellingham y Sterling. Tienen otro chip que el de los senegaleses. Veremos qué ofrecen Ghana, Marruecos, Túnez y Camerún.

No llegó tanta gente como se esperaba. No se llenan todavía los estadios y hay entradas a la venta. El Al Thumama tiene capacidad para 40.000 personas, pero en el cartel electrónico del estadio pusieron el dato de que la asistencia era de 41.900. ¿Error? Y algo más: no estaba ni al 70 %. ¿Estará surtiendo efecto el boicot europeo? (O)