La semana pasada hubo dos nuevos no hitter en el béisbol de las Grandes Ligas. Esto ocurre cuando los lanzadores no permiten, durante los nueve episodios, que ningún bateador rival le conecte hits ni le anote carreras (para ser perfecto tampoco se deben conceder bases por bolas). En el 2021 ya van seis juegos con estas características, algo que décadas anteriores era muy esporádico.

El quinto sin hit ni carreras de esta temporada lo consiguió Spencer Turnbull, de los Tigres de Detroit, en el triunfo 5-0 contra los Marineros de Seattle. El sexto fue de Corey Kluber, de los Yankees de Nueva York, frente a su anterior equipo, los Rangers de Texas, a quienes les propinó 10 ponches con 101 lanzamientos; de ellos 71 fueron en la zona de strike. Los Yankees, con toda su extraordinaria historia y sus rutilantes estrellas, no habían tenido una gesta de este tipo desde 1999, cuando Dave Cone, el domingo 18 de julio logró juego perfecto al retirar de manera consecutiva a los 27 bateadores rivales. Kluber estuvo a punto de igualarlo, pero dio una base por bola.

El récord de todos los tiempos de no hitter en una campaña de Grandes Ligas es de siete, y al ritmo de cómo se están dando en el 2021 es posible que se obtenga una nueva marca. Al menos hasta antes del inicio de los playoffs. Estamos frente a un periodo de supremacía de los serpentineros y esto merece una revisión que considero oportuno ponerla a vuestro conocimiento.

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La MLB, con el propósito de que la pelota esté más en movimiento dentro del campo dispuso modificar la elaboración de la bola de béisbol. Se ha hecho con menos hilos en su interior, con una mejor y más pareja presión del cosido del cuero que la reviste, y está pesando unos gramos menos. Es decir, ahora la esférica es más liviana y disminuye el efecto de rebote después del impacto con el bate. Aquello es como aumentar un metro y medio la pared que limita el terreno de juego en los jardines, lo que está generando la baja de la cantidad de conexiones de largo recorrido.

En los últimos tiempos hubo la proliferación de jonrones pero ahora, con los cambios, la pelota está recorriendo menos y en otros casos está tomando altura sin abandonar el campo de juego con alta posibilidad de ser atrapadas por los jardineros, con lo que tienen los pitchers más ayuda para sacar outs. Además del estudio a los rivales con la ayuda de sabermetría (es el análisis objetivo y científico del béisbol, basado, fundamentalmente, en las estadísticas, según el portal Play-Off Magazine) y con los puntos vulnerables, a lo que se puede agregar una jornada de inspiración con control y efectividad que pone al lanzador cerca de una gran labor.

Con la nueva esférica el promedio actual de cuadrangulares es el más bajo de los últimos cinco años: 1,14 bambinazos por cada encuentro. Es que la mayoría de los bateadores de Grandes Ligas están tratando solo de sacar largos batazos y no siempre se consiguen, lo que genera el aumento de ponches. Además, muchos bateadores pierden oportunidades de mejorar su producción y el promedio. Ya casi no se observan un toque de sorpresa, un sacrificio para adelantar corredores ni los bateo y corrido. Tampoco se conectan batazos por las zonas en las que no están ubicados los defensores rivales para desbaratar las defensas especiales.

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Otra de las razones de la supremacía de los serpentineros este año es que en los partidos de comprobación de la pretemporada los lanzadores hacían muy pocos envíos. Incluso, bajo un acuerdo inusual, que no consta en las reglas oficiales se establece que cuando llegan al tope de los envíos programados por su mánager, se terminaba su participación, independientemente de la cantidad de outs. Es decir, llegaron los pitchers con los brazos frescos, y además el año pasado por la pandemia hubo un calendario recortado a solo 60 partidos y muchos de solo siete turnos. Prefiero un juego de béisbol con muchas emociones, rápidas corridas de bases, espectaculares atrapadas, la belleza de un doble play, el hit de oro para una victoria y el jonrón agónico que permite un triunfo, antes que uno que sea sin hits ni carreras. (O)