El príncipe saudita Mohamed bin Salmán, un gran amante del fútbol, está intentando pulir la imagen profundamente conservadora de Arabia Saudita y ha dado un gran paso adelante con la compra del Newcastle, señalan los expertos.

‘MBS’, el gobernante de facto del reino islámico, se une a las vecinas monarquías del Golfo de Catar y Emiratos Árabes Unidos con la adquisición del Newcastle, una vía rápida para lograr más poder blando y aceptación en Occidente.

Amnistía Internacional acusó inmediatamente a Arabia Saudita de lavar por medio del deporte su historial en materia de derechos humanos, y la prometida de periodista Jamal Khashoggi, asesinado dentro del consulado saudita en Estambul en 2018, lo calificó de “desgarrador”.

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Sin embargo, muchos seguidores del Newcastle estaban exultantes, saboreando la perspectiva de una inyección de dinero del mayor exportador de petróleo del mundo, cuando llevan sin levantar un título desde 1969. Algunos se pusieron pañuelos y túnicas saudíes para celebrarlo.

El príncipe Salmán es presidente del fondo de inversión público saudita, que comanda la coalición que supuestamente está tomando una participación del 80% en el equipo de la Premier League inglesa.

Esto es solo el último gran movimiento de una de las monarquías ricas en recursos del Golfo, después de que Emiratos adquiriera el Manchester City y Catar el París Saint-Germain, además de ser la sede, el próximo año, del primer Mundial celebrado en Oriente Medio.

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Mohamed Mandour, un periodista afincado en París del servicio de datos Sportsdata, dijo que Arabia Saudita tenía un “objetivo político y económico” al apuntar al Newcastle.

“Políticamente, están mejorando su imagen general, sobre todo porque se les relaciona con violaciones de los derechos humanos”, dijo Mandour a la AFP.

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La compra está relacionada con lavar su reputación, no su dinero. Su dinero es bien conocido, es su reputación la que sufre en Occidente”.

Mandour añadió que podría haber también beneficios económicos a largo plazo para Riad, que se está esforzando para diversificar sus ingresos a medida que el mundo se aleja del consumo de petróleo.

“Quizá al principio el gasto sea mayor que el retorno. Pero las cosas empiezan a tener un retorno económico por el dinero de la venta de jugadores y los ingresos publicitarios”, apuntó, refiriéndose a las experiencias del City y el PSG.

Momento para el ‘poder suave’

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Según fuentes internas, el príncipe Salmán es un gran aficionado al fútbol y especialmente a la Liga de Campeones. Se dice que sus hermanos apoyan a la Juventus, cuya remera es de rayas blancas y negras, al igual que la del Newcastle.

El club del noroeste de Inglaterra habría sido el elegido por su gran popularidad y por su escaso palmarés, según una fuente vinculada a la operación, lo que podría llevar a los sauditas a recoger enormes beneficios por construir un equipo victorioso.

Un responsable de la Autoridad General de Deportes, órgano encargado de la promoción del deporte en el país, que quiso preservar el anonimato, declaró: “Esta operación cambiará la percepción que los ingleses tienen de Arabia Saudita y se establecerá una nueva imagen para las generaciones futuras”.

Esta compra forma parte de una estrategia deportiva mundial del país del Golfo, que ya alberga competiciones automovilísticas, el próximo mes se disputará por primera vez un Gran Premio de Fórmula 1, combates de boxeo y torneos de golf y tenis. Una estrategia que también siguen sus vecinos de la zona.

Para el economista independiente Mahmoud Nemj, la compra del Newcastle tendrá “un gran impacto cultural”.

“El próximo paso será remodelar el club con el fin de recuperar las inversiones a medio y largo plazo, a imagen de lo que hacen otros fondos soberanos”, explicó a la AFP.

“La presencia de una empresa saudita en la camiseta del Newcastle será una herramienta importante de ‘soft power’ (poder suave)”, concluyó Najm. (D)