Pasaron malos tragos antes de volver a la cima. Pero la espera valió la pena para Palmeiras y Flamengo, que en la final de la Copa Libertadores 2021 coronan un lustro de festejos dentro y fuera de Brasil.

Como a tantos equipos brasileños, durante años las deudas los asfixiaron y les arrebataron el protagonismo inherente a sus escudos. En el caso del Verdao, la mala hora los arrastró en 2012 al infierno de la B por segunda vez en su laureada historia.

Pero en el último lustro, Palmeiras y Flamengo, que el sábado lucharán en Montevideo por el trofeo del principal torneo de clubes de América, han cosechado las mieles de un cambio de rumbo que se inició en las salas de junta.

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Ambos pasaron por procesos de reconstrucción que comenzaron en 2013″, explica a la AFP André Galvao, periodista deportivo de la cadena brasileña SBT.

Los virajes rindieron frutos. Entre estos dos equipos, exponentes del balompié paulista y carioca, han ganado diez de las 27 principales competiciones (37 %) de clubes disputadas en la última media década en Brasil y Sudamérica, incluidos cuatro de cinco Brasileiraos.

La Sudamericana fue la única en escapárseles: el Fla fue subcampeón en 2017, mientras que el Verdao no la juega desde 2012.

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Resurgir esmeralda

Al bajar a segunda división, Palmeiras, el equipo más veces campeón de Brasil, con diez estrellas, llevaba 18 años sin ganar la liga y 12 sin disputar una final continental.

Pero los paulistas resurgieron bajo la presidencia de Paulo Nobre (2013-2016), un abogado millonario que prestó dinero para finiquitar deudas, atrajo patrocinios e inauguró el estadio Allianz Parque con un modelo mixto que aumentó los ingresos por taquilla.

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Una vez ordenó la casa y volvió a disputar la A en 2013, empezó a invertir y la gloria volvió.

Desde 2016, alzó los Brasileiraos de ese año y 2018 y la Libertadores y la Copa de Brasil de 2020.

Con las finanzas saneadas, los esmeraldas ficharon figuras internacionales como los paraguayos Gustavo Gómez y Lucas Barrios, los colombianos Miguel Borja y Yerry Mina, el chileno Jorge Valdivia y el venezolano Alejandro Guerra.

A los foráneos se unieron brasileños de jerarquía como Zé Roberto, Weverton y Felipe Melo, además del surgimiento de canteranos talentosos como Gabriel Jesus, vendido al Manchester City en 2016.

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“Nunca entrené un equipo con tanta calidad”, dijo el técnico portugués Abel Ferreira en diciembre pasado, un mes después de desembarcar en Sao Paulo.

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Bajo el liderazgo del luso, el Verdao ha clasificado a seis finales de torneos locales, estatales e internacionales.

En Montevideo puede lograr el primer bicampeonato de Libertadores en dos décadas, tras el obtenido por Boca Juniors (ARG) en 2000 y 2001.

Sacudida rojinegra

Mientras Palmeiras resurgió con el respaldo de un millonario, Flamengo firmó su renacer a partir de una estrategia en la que su hinchada -de 40 millones de personas, la mayor del mundo dentro de un país, según la FIFA- tuvo un papel protagónico.

En diciembre de 2012 el administrador Eduardo Bandeira de Mello (2013-18) ganó las elecciones del club, empezó a ejecutar un plan de austeridad para paliar una deuda que rondaba los USD 380 millones de la época y lanzó una iniciativa, “Nación Rojinegra”, para aumentar la recaudación de dinero con los socios.

Hicieron un programa serio para disminuir las deudas, que eran impagables, como las de casi todos los equipos brasileños. Compraron jugadores modestos, baratos, y después invirtieron en futbolistas más caros”, apunta Galvao.

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Desde 2016, con mejor saldo en la cuenta, el Mengao empezó a formar la base del equipo que brilló al comando del portugués Jorge Jesus con los fichajes del uruguayo Giorgian de Arrascaeta y los brasileños Diego Alves, Filipe Luís, Everton Ribeiro y Gabriel Barbosa ‘Gabigol’.

Les ayudó en la consolidación deportiva y financiera las ventas millonarias de los canteranos Vinicius Jr y Reinier al Real Madrid y de Lucas Paquetá al Milan.

Antes de la reorganización de 2013, en lo que iba del siglo, el Fla, tercer elenco brasileño con más ligas alzadas, apenas ganó un Brasileirao (2009) y una Copa de Brasil (2006).

Tras la reconstrucción, obtuvo la Copa de Brasil-2013, las dos más recientes ediciones del Brasileirao (2019, 2020), la Libertadores-2019, la Recopa Sudamericana-2020 y dos Supercopas brasileñas (2020, 2021).

La Supercopa-2021 se la arrebató al Palmeiras en abril, en la segunda final que han disputado tras la de la Copa Mercosur-1999, también ganada por los rojinegros.

En Montevideo, los esmeraldas podrán desquitarse. (D)