“Los subtítulos de Barcelona SC en las Copa Libertadores de 1990 y 1998 son irrelevantes”, “no sirven”, “fue finalista, pero no ganó”. ¿'Cuántas veces ha escuchado o leído en medios de comunicación nacionales, especialmente a partir del 2008, aquellas aseveraciones que se esmeran en restarle valor a dos hechos que en sus respectivos momentos generaron alegría y festejos en todo el país.

Sin embargo, sobre un suceso idéntico al protagonizado por Barcelona SC, la valoración es distinta al recordarse la campaña de Independiente del Valle en la Libertadores del 2016. El equipo de Sangolquí, en ese entonces con apenas siete temporadas en primera división, fue responsable de jornadas épicas que aún erizan la piel. Pero tampoco ganó aquel torneo.

¿Nadie quiere a Jefferson Orejuela, Jeison Chalá, Bryan Cabezas, Cristian Penilla y ‘Kunty’ Caicedo?

El orgullo que causaron los del Valle en esa inolvidable Copa sigue vigente, tanto como lo hecho por la escuadra del Astillero En el fútbol la historia también se puede escribir sin títulos.

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Un presente complicado

Lo que sí existe es un aspecto que marca una diferencia llamativa: el destino deportivo de varios de los integrantes de la gesta de Independiente del Valle en el 2016.

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¿Qué pasó? La pregunta surge a raíz de la publicación de una nota en este Diario bajo el título de ‘¿Nadie quiere a Jefferson Orejuela, Jeison Chalá, Bryan Cabezas, Cristian Penilla y Kunty Caicedo?’. Entre los futbolistas que no consiguen club en la LigaPro para la campaña 2023 hay dos que fueron parte de Independiente en la Libertadores del 2016: Orejuela y Caicedo.

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Aquel plantel del Valle fue bautizado con el mote de Matagigantes porque en las rondas decisivas explotó, tras ser segundo del Grupo 5. En octavos de final venció 2-0 a River Plate en el Atahualpa y en Buenos Aires avanzó Independiente, pese a caer 1-0.

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En cuartos ganó y perdió 2-1 con Pumas de la UNAM y clasificó a semifinales en tanda de penales. Luego revolcó en Quito y en La Bombonera a Boca Juniors con triunfos por 2-1 y 3-2.

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¿Generación Decapitada?

El periódico Crónica, de Buenos Aires, dijo del cuadro del Valle en el 2016: “Sus falencias las suple con esfuerzo y el buen pie a la hora de jugar la pelota siempre a un compañero. Con futbolistas como Julio Angulo, Arturo Mina, Júnior Sornoza y Jefferson Orejuela, más la velocidad de (Bryan) Cabezas, quien con sus 19 años pide pista en las grandes ligas. Su triunfo no fue casualidad, aunque Boca difícilmente vaya a repetir una actuación tan decepcionante”.

Así les ha ido a varios miembros de esta especie de ‘Generación Decapitada’ 2016. Los éxitos posteriores son escasos. Tampoco fueron relevantes en la Selección, como se pensó en aquel año.

Arturo Mina. El zaguero pasó a River Plate luego de la campaña copera. No es cierto que hubo persecusión de la prensa argentina. Hubo elogios, como este de Olé; “Se está desempeñando como si hubiese jugado en el club toda la vida. Demostró que la camiseta no le pesa (17 de septiembre de 2016)”. Pero los errores no tardaron en llegar, gracias a sus limitaciones técnicas. Diario La Nación: “Mina mostró su peor versión desde que llegó a River. Tuvo un complemento para el olvido, con errores en la marca y en la salida, faltas innecesarias y participación en los dos goles del rival, por saltar a destiempo. Floja tarea (octubre del 2016)”.

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River se deshizo del defensor, que nunca pudo ser un elemento confiable. No brilló tampoco en Turquía, en la breve repatriación que hizo Mushuc Runa, ni en Bolivia.

Arturo Mina. Foto: Archivo

Luis Caicedo. El Kunty destacó en la Libertadores del 2016, parecía una promesa. Así lo creyó el Cruzeiro de Belo Horizonte, que lo fichó de inmediato. Pero el zaguero tuvo en Brasil una estancia fugaz y siete partidos bastaron para desencantar a su su nuevo club. Hoy no tiene equipo, luego de estancias fracasadas por Barcelona SC, Liga de Quito y una aventura sin éxito en el Veracruz mexicano.

Luis Caicedo. Foto: AFP

Gabriel Cortez. El 27 de diciembre anterior una jueza de la Unidad Penal de Esmeraldas llamó al Loco Cortez, y a otras diez personas a juicio por su presunta participación en el delito de delincuencia organizada. En el 2016 fue una pieza importante del Independiente finalista de la Libertadores. Pero dejó de ser un prospecto luego de fiascos en Lobos BUAP (México), Botafogo (Brasil), donde fue despedido con apenas cuatro partidos por actos de indisciplina; Emelec, Guayaquil City, y Nueve de Octubre.

En abril del 2022, cuando como torero parecía que el nivel de Cortez sería el que alguna vez mostró con los del Valle, aparecieron los líos con la justicia. La noticia dio la vuelta al mundo. “Detenido por presuntos vínculos con una banda criminal”, dijo El País, de España.

Jefferson Orejuela. El volante está cerca de cumplir 30 años y parece que su desastroso papel en el Querétaro, de México, lo ha marcado. En el 2020 arribó a ese club, desde Liga de Quito, pero tras cinco juegos le dieron las gracias. Al final de la Libertadores 2016 pasó al Fluminense, donde no dejó huella. En Barcelona SC (2020), Emelec (2021) y Guayaquil City (2022) quedó confirmado, sucesivamente, que Orejuela se pasmó. Hoy está sin equipo.

Jefferson Orejuela. Foto: Archivo

Bryan Cabezas. ¿Ilusión colectiva? Fascinó al periodismo de Argentina con su actuaciones en la Copa del 2016, ante River Plate y Boca Juniors (a los xeneizes les marcó goles en Quito y Buenos Aires). Lo elogiaron con entusiasmo. El Atalanta compró el pase de Cabezas y lo hizo debutar luego de un año, en el 2017, en primera división (cinco juegos, según Transfermarkt); también estuvo en el Avellino (siete partidos en la segunda categoría). Pero en Italia el desencanto fue inmediato.

En Fluminense difícilmente lo recuerden. Cabeza deambuló en la tercera división de Turquía, en el Kocaelispor (cinco juegos). Y en su retornó a Ecuador se enroló en Emelec, donde entre 2020 y 2021 fue una decepción. Hace pocos días Pasto, de Colombia, deshizo el contrato con el delantero porque no aprobó el examen médico.

Bryan Cabezas. Foto: Archivo

José Angulo. El lamentable desplome del Tin no tuvo un origen en una merma futbolística. Fue un héroe en la clasificación a la final de la Copa Libertadores 2016 y con goles en la ronda de eliminación directa castigó a River, a Boca (dos veces), y con un par de tantos a los Pumas. El atacante era visto como el sucesor de Agustín Delgado en la Selección. Pero Angulo atentó contra sí mismo.

El Granada de España lo anunció como fichaje estelar luego de la Libertadores, pero dio marcha atrás cuando la Conmebol suspendió al tricolor por dar positivo a consumo de cocaína. La FIFA apeló la duración del castigo y el TAS anuló la pena inicial y la sustituyó por otra de cuatro años, a contar desde el 20 de julio del 2016.

Angulo volvió a las canchas en el 2020, pero ni en Barcelona SC, Manta FC, y Querétaro pudo ser el mismo de antes de la inhabilitación. El del Tin es el caso más triste de la ‘Generación Decapitada’ de Independiente 2016.

José Angulo. Foto: Archivo

Jonathan González. Jugó las finales de la Libertadores del 2016, en las que se coronó el Atlético Nacional de Medellín. En el 2017 fue suspendido un año cuando se descubrió que desde su debut, en el 2011, jugaba con documentos adulterados. En su estreno en primera división decía tener 17 años, pero en realidad ya era mayor de edad (Niño con bigote). (D)

Jonathan González. Foto: Archivo