¿Fue estremecedor porque es el sueño que sueñan millones de ecuatorianos? ¿O sobrecogió por la enjundia con que lo hizo? Cualquiera que sea la respuesta que se elija, lo concreto es que el primero de los varios capítulos inolvidables escritos este domingo, sobre la cancha del estadio Al Bayt, lo protagonizó Hernán Galíndez, guardameta titular de Ecuador en la Copa del Mundo del 2022.

¿Cómo conmovió al país el arquero? El oriundo de Rosario (1987) no cantó el Himno Nacional de Ecuador, el portero lo gritó. El pecho de Galíndez parecía un bandoneón de su Argentina natal que se inflaba con un genuino espíritu ecuatoriano. Fue realmente emocionante verlo porque cada estrofa la entonó furiosamente. Con observar a Galíndez gritar con vigor “¡Salve, oh Patria, mil veces, oh Patria!” la certeza de que el golero se iba a matar por defender la camiseta tricolor fue absoluta.

Del Canto general de Pablo Neruda, al Canto Enérgico de Galíndez, el tono poético empleado por el autor de la obra escrita en Qatar no varía respecto del usado por el Nobel chileno. Al ver al portero hubo la sensación –acertada– de que se viviría una jornada épica. Es que el rostro del arquero fue, durante la ceremonia de himnos, una mezcla de incredulidad (“¿en realidad estoy aquí?”), de angustia (“¿de dónde voy a sacar más fuerza para seguir gritando?”) y de urgencia (“¡que empiece el partido, por favor!”). Si el Himno Nacional duraba 30 segundos más, Galíndez lloraba.

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Tan notorios fueron los briosos gestos de Galíndez, en cada tonada, que de aquello se percató uno de los narradores del canal internacional que transmitió el juego de inauguración de la Copa del Mundo 2022. “¡Que viva el corazón de los ecuatorianos”, dijo. Y por la apasionada interpretación del himno que hizo el hombre que era pedido como abridor contra Qatar, por estar en mejor momento deportivo que Alexander Domínguez, el relator agregó: “Las lágrimas empiezan a salir”.

“Ecuador es mi país, voy a defenderlo con todo lo que tenga para hacerlo”, declaró Galíndez tras el partido que será recordado eternamente, porque con los dos goles de Enner Valencia –convertido en Qatar en una especie de Lawrence de Arabia– la Tricolor pulverizó el récord de 92 años de imbatibilidad que los países anfitriones tenían en sus encuentros mundialistas de presentación. Cayó Qatar 2-0.

Argentino nacionalizado ecuatoriano, Galíndez demostró sentimientos que no se pueden fingir. Tiene un amor por Ecuador tan grande como el que sentía un ilustre compatriota suyo, Carlos Alberto Raffo, quien también dejó la piel en la cancha por la Selección en partidos por la Copa América y por las eliminatorias.

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“Es un sueño cumplido”, agregó Galíndez, sereno, luego de la batalla contra el anfitrión. Tapó en seis partidos en el torneo clasificatorio y su desempeño fue solvente, acertado, con sólidas intervenciones. Y su categoría la refrendó en Aucas, en el reciente semestre. Porque su nivel técnico se disparó, Gustavo Alfaro le dio la titularidad a Galíndez, este domingo. En Qatar, Galíndez hizo realidad un sueño que sueñan millones de ecuatorianos: cantar el Himno Nacional de Ecuador en una Copa del Mundo. Pero Galíndez lo gritó con el corazón y el mundo lo oyó. (D)