Damián Lanza, Jairo Campos y Osvaldo Minda, todos seleccionados de Ecuador en algún momento de sus respectivas carreras, ya se retiraron del fútbol, pero de alguna u otra forma siguen ligados a este deporte. Mario Pineida es todavía jugador activo; tras un paso exitoso por Barcelona Sporting Club, el zaguero de 29 años milita, desde el mes anterior, en el Fluminense de Brasil.

Los cuatro tienen un pasado común como toreros y también como elementos de habitual llamado a la Tricolor. Pero hay otro aspecto que los une a los cuatro: sus hijos se forman ya, desde pequeños, como futbolistas en la misma academia.

Lo hacen los pequeños Lanza, Campos, Minda y Pineida junto con cerca de otros 90 menores de edad, bajo el mando y supervisión de Christian Zapata, graduado como entrenador en el Instituto Superior Tecnológico de Fútbol de la Federación Ecuatoriana de Fútbol (FEF).

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Zapata tiene experiencia como formador obtenida en cuatro años de trabajar en Barcelona Sporting Club; y desde hace dos, en 9 de Octubre (donde es uno de los responsables de las categorías menores de los llamados Mini Octubrinos).

El profesor Christian Zapata (c) al mando de un equipo de formadores de futbolistas, tanto niños como niñas.

En la escuela de fútbol son alumnos los hijos del exarquero Damián Lanza (tercer arquero de Ecuador en el Mundial de Alemania 2006, y golero del Deportivo Cuenca, Emelec, Barcelona y más elencos del país), los de Jayro Campos (que destacó en Liga de Quito, Barcelona SC y el brasileño Atlético Mineiro, entre otros conjuntos), tres de los cinco hijos de Osvaldo Minda (mundialista en Brasil 2014 y parte de Aucas, Emelec, Barcelona y Chivas USA, en la MLS, entre otros cuadros).

Una de las menores de edad que aprendieron conceptos básicos de fútbol formativo fue la hija de Pineida, Ashley, que juega en la misma posición que su padre, defensa lateral del tradicional Fluminense de Río de Janeiro.

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Niñas futbolistas

“Nosotros no solo preparamos chicos para que jueguen fútbol, sino para que se formen como buenas personas, que sean útiles para la sociedad. Inculcamos la disciplina como un valor, respeto al prójimo y a los padres”, dice Zapata. El formador, que trabaja con alumnos de entre 5 y 17 años de edad, declara que una de sus “mayores satisfacciones es que en la escuela formativa (que lleva su nombre) cuenta con una docena de niñas entrenando fútbol”.

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“Empezamos con la academia hace casi dos años y al inicio solo había dos niñas; y ahora, con el pasar del tiempo, se han sumado otras chicas. Aquí les abrimos las puertas a niños y niñas”, cuenta.

“Queremos nutrir a los clubes de primera división con chicos que comienzan desde abajo. La idea es que no ocurra lo que suele suceder con muchos futbolistas, que al dar el salto a la máxima categoría tienen ciertos vacíos en su aprendizaje técnico, táctico, y en su fortaleza mental. Nos damos cuenta de que es necesario, clave, trabajar en la parte psicológica. Y también en el llamado ‘entrenamiento invisible’, es decir, que se cuiden cuando ya no los vemos, que duerman temprano, que se alimenten bien, porque básicamente el deporte es salud”, menciona Zapata durante una pausa en una práctica en las canchas City Gol, en la autopista Narcisa de Jesús (antes de Mucho Lote 2).