El próximo 15 de enero, Colo Colo iniciará la temporada de forma oficial cuando se mida con Magallanes por la Supercopa local, partidos que enfrenta al campeón del Campeonato Nacional y de la Copa Chile del año anterior.

A dos semanas del estreno, Gustavo Quinteros está preocupado. El técnico consideraba que esta era la temporada para armarse bien y pelear algo importante a nivel sudamericano, pero para eso el primer objetivo era mantener la base del equipo campeón.

Eso, claramente, no ha pasado. El Cacique perdió a Óscar Opazo (que ya firmó en Racing Club), Gabriel Suazo (todavía buscando club en Europa) y Gabriel Costa (listo en Alianza Lima), reemplazando solo al lateral izquierdo gracias al arribo de Erick Wiemberg.

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Quinteros, que ha tenido idas y vueltas en los últimos dos años y medios con la gerencia deportiva, ya se empieza a impacientar. Si bien el diálogo es fluido con Daniel Morón y la mesa directiva, le cuesta entender todavía no lleguen reemplazantes de nivel para los jugadores que emigraron.

Peor aún, Juan Martín Lucero ha empezado a sonar en Brasil y el técnico argentino no quiere saber nada de eso. A sus cercanos, de hecho, les comenta lo difícil que ha sido llevar a un delantero suplente, ejemplificando con la situación de Leandro Benegas, por lo que no se quiere ni imaginar lo complicado que sería llevar un ‘9′ goleador.

Desde Macul apuntan a AS que Quinteros se ha mostrado tan motivado como siempre con sus jugadores (que esta semana retomaron los trabajos), pero que puertas adentro se le ha visto algo más inquieto con la situación de los refuerzos y la tardanza. Si bien nadie espera una renuncia ad portas de empezar la temporada 2023, si creen que podría golpear fuerte la mesa si es que no le cumplen con lo solicitado.

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Morón y Blanco & Negro ya se encuentran en la cuenta atrás respecto del inicio de la próxima campaña y saben que para Copa Libertadores les está faltando. ¿Podrán satisfacer las exigencias de Quinteros en el corto plazo? (D)


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