El Barça no brilló, pero la puesta en escena del primer partido de Xavi Hernández en el banquillo explicó un cambio de forma de hacer y un incremento en el estado de ánimo del equipo azulgrana, que se vio confirmado con el triunfo por 1-0 ante el Espanyol en el Camp Nou con un gol de Memphis Depay de penalti nada más empezar el segundo tiempo.

Si la era Guardiola se inició con una derrota por 1-0 ante el Numancia, la de Xavi lo ha hecho con un triunfo en un derbi barcelonés en el que hubo unos primeros indicios de lo que pretende hacer este Barça: dominar al rival con la posesión de la pelota, hacer una presión alta e incrementar la intensidad del juego.

El dominio del balón fue desde el principio completamente del Barça, que lo movió de un costado a otro ante un Espanyol cerrado, imponiendo la forma de entender el fútbol de Xavi, que fue coreado por el Camp Nou en varias ocasiones.

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Otro concepto que el conjunto azulgrana puso en práctica fue la presión alta, ejemplificada por Nico González en el minuto 15 al avanzarse a David López en la frontal del área del Espanyol a la hora de recibir un pase flojo de Diego López. Pero al canterano se le fue el balón demasiado largo y el portero blanquiazul pudo solventar la urgencia.

Por su parte, el Espanyol intentó hacer daño mediante tímidos contraataques comandados por Sergi Darder, quien buscó las referencias de Raúl de Tomás y Embarba, dos islas que no consiguieron hacer daño a Ter Stegen.

Todo cambió nada más iniciarse la segunda parte. Cuando aún no se había disputado el primer minuto de juego, Gavi filtró un balón dentro del área para Memphis, que, a juicio del árbitro, fue derribado por Cabrera cuando ya encaraba a Diego López. El mismo delantero neerlandés fue el encargado de transformar en gol el penalti, muy protestado por los jugadores del Espanyol, con un potente disparo.

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En el minuto 67, el Espanyol por fin logró generar un contraataque peligroso. Raúl de Tomás fue más rápido que Piqué y Mingueza para lograr quedarse solo ante Ter Stegen, pero su tiro salió ligeramente desviado a la derecha de la portería.

Landry Dimata tuvo en su cabeza la mejor oportunidad del partido para el Espanyol en el minuto 83. Cuando los visitantes ya cantaban el empate, el delantero belga mandó su remate desde la frontal del área pequeña a la izquierda de un Ter Stegen que nada hubiese podido hacer si el balón hubiese ido entre los tres palos.

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En la siguiente jugada, otro cabezazo, de Raúl de Tomás, lo repelió un poste.

A pesar de este asedio final blanquiazul, por decimocuarto partido consecutivo el Barça ganó al Espanyol en el Camp Nou y el balance en este tramo de encuentros ya es de 41 goles locales y tan solo 3 visitantes. La era Xavi empieza con alegría para los barcelonistas, que permite subir al equipo al sexto puesto (20) y manda al Espanyol al onceavo (17). (D)