Debía ser el principal arma ofensiva del Chelsea para revalidar el título europeo, pero se ha convertido en un problema para los Blues, que acusan el mal estado de forma de Romelu Lukaku y las declaraciones salidas de tono del delantero belga.

Son los jugadores los que están al servicio del equipo y no diez jugadores al servicio de uno solo”: las explosivas declaraciones del entrenador Thomas Tuchel el pasado lunes, en la víspera del partido en Brighton (1-1), reflejan el malestar del club con el atacante, por quien el Chelsea pagó al Inter 115 millones de euros (130 millones de dólares) el pasado verano (boreal).

Todos los hinchas del Chelsea esperaban ver al coloso belga encadenar goles para llevar al equipo a tratar de revalidar la Champions lograda la pasada temporada y, sobre todo, pelear el título de Premier League con un Manchester City que fracasó en su intento de fichar a Harry Kane y afrontaba la temporada sin un verdadero delantero centro.

Publicidad

Pero tras 23 partidos jugados por los Blues, 15 de ellos con Lukaku, los sueños de título inglés se han esfumado y el delantero belga solo suma 5 goles en su casillero, muy lejos del egipcio Mohamed Salah (máximo goleador del campeonato con 16 goles con el Liverpool), menos que cuatro jugadores del City (Bernardo Silva y Sterling con 7, De Bruyne y Mahrez con 6) y superado incluso por sus compañeros Mason Mount (7) o Jorginho (6).

Y eso que hasta mediados de octubre, el regreso de Lukaku a Stamford Bridge se consideraba una buena operación.

Interista de corazón

El Chelsea iba en cabeza en el campeonato y aunque Lukaku no era el jugador que se esperaba de él, beneficiaba de un periodo de adaptación a sus nuevos compañeros y a los sistemas de Tuchel, algo comprensible pese a haber jugado ya en la Premier League (en el propio Chelsea, Everton y Manchester United.

Publicidad

Todo comenzó a complicarse con una lesión con su selección a mediados de octubre y después con un contagio al COVID-19, dos hechos que le hicieron perderse media docena de partidos.

Y cuando su regreso parecía positivo, con dos goles y una asistencia en dos encuentros, la situación explotó con una entrevista a Sky Sport Italia en la que admitió “no estar contento con la situación” en el Chelsea, aunque se apresuró a añadir: “Tengo que trabajar y no debo rendirme”.

Publicidad

Más sorprendió incluso cuando reconoció “llevar al Inter en el corazón, espero realmente poder regresar” al club nerazzurri, que lo vendió al Chelsea para poder llenar la caja fuerte.

Las excusas ofrecidas después por el jugador no sirvieron para acabar con el malestar creado por la entrevista en las oficinas de Stamford Bridge, publicada además justo antes de un partido contra el Liverpool (2-2), cuando los Blues ya comenzaban a dar señales de flaqueza en la pelea por el título.

Lukaku es consciente que no beneficiará ya de ningún trato de favor.

Bienvenido a la realidad

“Bienvenido a la realidad. Estamos en el foco y somos juzgados a diario; es así cuando un jugador es decisivo”, le advirtió el viernes Tuchel, cuyo equipo se enfrentará el domingo al Tottenham, que podría recortar su desventaja con respecto al podio.

Publicidad

Para este derbi, Tuchel no modificará su habitual sistema 3-4-2-1 para implantar el 3-5-2 que utilizaba Antonio Conte en el Inter y que permitió a Lukaku anotar 64 goles en 95 partidos.

Si juega, por lo tanto, Lukaku lo hará solo en punta, pese a que en una entrevista en octubre a la web de la FIFA, el belga reconoció que “detesto jugar de pivote”, ya que le obliga a jugar mucho más de espaldas al arco rival y no puede arrancar desde un costado y de frente a la portería para aprovechar más sus cualidades, que era como jugaba en Italia.

En descargo de Lukaku, lo cierto también es que rara vez ha estado acompañado en las bandas por los mismos compañeros, con lo cual tampoco ha podido crear automatismos, y el irregular rendimiento esta temporada de piezas ofensivas como Hakim Ziyech, Timo Werner o Christian Pulisic son también un atenuante para explicar el juego del gigante belga.

Ante esta situación de frustración recíproca (el club no ve compensada su inversión y el jugador no está en la posición que desea), lo que el exjugador Jamie Carragher describió como “bomba de relojería” en una columna publicada el viernes por The Telegraph, puede acabar estallando si los Blues siguen sin reaccionar en el campeonato... cuando queda apenas un mes para su duelo de octavos de final de la Liga de Campeones frente al Lille francés. (D)