La selección de Ecuador perdió la clasificación a semifinales de la Copa América, pero ganó varias individualidades, tras la aparición y consolidación de jugadores jóvenes, aunque también demostró que otros afrontan un bajón que incide en el colectivo.

La actuación y resultados del equipo durante la disputa ha generado puntos de vista contrapuestos, con criterios que cargan la responsabilidad en el técnico Gustavo Alfaro y los que piden una dosis de paciencia mientras el equipo se ensambla.

El postulado que los jóvenes ganan partidos y los experimentados torneos, ha tomado alguna vigencia en Ecuador, porque los equipos que llevan más tiempo en procesos propios -y con promedios mayores en edad- son los que han quedado en la puja por el título del actual torneo en Brasil.

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Justo del Grupo B, del que formó parte Ecuador; Brasil, Colombia y Perú irán por el título, y del Grupo A, apenas Argentina que, más allá de su trayectoria, calidad individual y colectiva, se vio favorecido en su acceso a semifinales, por los “errores contundentes defensivos”, como lo dijo el seleccionador ecuatoriano, el argentino Alfaro, especialmente del juvenil debutante Piero Hincapié, que aprenderá de ellos para terminar consolidándose, porque disfruta de condiciones físicas y técnicas buenas.

Él es una de las gratas revelaciones de la Copa América, pues debutó con 19 años en una apuesta arriesgada pero que apunta a ser favorable, pues más fueron sus acciones de calidad y aciertos, que ratifican su corta trayectoria, pues fue líder y capitán en divisiones juveniles, aunque no alcanzó a debutar con la sub-20, porque saltó directo a la selección de mayores.

En ese orden, en los cinco partidos que disputó Ecuador, se consolidaron los centrocampistas Jhegson Méndez y Alan Franco, y dependerá de ellos sostener el nivel alcanzado; el buen debut del portero argentino-ecuatoriano Hernán Galíndez; repitió buen nivel el atacante Gonzalo Plata, cliente favorito de los defensas contrarios en su afán desenfrenado por sacarlo de los partidos, como en el debut en Copa América, pues se salvó de algo peor a la severa lesión de tobillo que sufrió.

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Por un sinnúmero de situaciones, Ecuador en las actuales eliminatorias y Copa América debió hacer camino al andar, sin tiempo para el ensayo, pues de la convocatoria saltó a la cancha y a los partidos oficiales.

Cuando debutó Alfaro como técnico del equipo en octubre pasado, lo hizo con una digna presentación, pero con derrota por la mínima contra Argentina, luego los jóvenes dieron bailes a sus rivales en los tres siguientes partidos, sobre Uruguay, Bolivia y, fundamentalmente contra Colombia.

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Aquello tuvo un resultado agridulce, ya que fruto de esos resultados el equipo está tercero en las eliminatorias, aunque en el regreso a la competición, sin partidos de comprobación, el nivel de muchos no fue el demostrado, sobre todo de los defensas Pervis Estupiñán, Javier Arreaga, Robert Arboleda y Ángelo Preciado.

Resultó pobre el desempeño de los centrocampistas Moisés Caicedo, Cristhian Noboa, de los atacantes Michael Estrada, Enner Valencia; también tuvo un debut flojo Jordy Caicedo y el extremo José Caravalí; mostró su nivel -sin mejorar- Fidel Martínez, en su reaparición con la selección.

Sin tiempo para el ensayo, pues en pleno partido, o se acertaba o se fallaba. Ecuador terminó ahora bien librado, a diferencias de anteriores procesos donde se llegó a cada Copa América hasta con ocho partidos amistosos de preparación, pero se hizo o logró menos que con el actual proceso.

Ahora queda una base, la mayoría jóvenes. No porque se haya marginado a los veteranos, sino porque los muchachos, con algo de experiencia alcanzada en clubes, mostraron calidad y condiciones para sostener el tercer puesto actual en las eliminatorias.

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El rompecabezas de la selección esta desarmado, Alfaro y su equipo de trabajo deberán extremar sus valoraciones y talento para ubicar las piezas o reemplazar otras, aunque para armarlo necesitará de partidos de comprobación, ya que a la vuelta de la esquina afrontará la parte clave del proceso eliminatorio, en su afán por clasificarse al Mundial de fútbol de Catar 2022. (D)