A echar cuentas, minimizar pérdidas y seguir vivos. Es lo que tienen que hacer los Lakers de aquí a que empiecen los playoffs, para lo que faltan ya menos de nueve semanas. ¿Por qué? Principalmente, porque van a estar solos ante el peligro. Con un calendario complicado (como el de casi todo el mundo, por otra parte), una diferencia mínima entre los de arriba y los de abajo que otros años no ha habido (este sí por el coronavirus, la reducción a 72 partidos...) y un momento de la temporada en el que prácticamente todos los equipos necesitan ganar, los Lakers no tienen a disposición a sus dos estrellas: LeBron James y Anthony Davis

Davis no juega un partido desde el 14 de febrero, no tiene fecha de regreso y nadie sabe en qué estado físico va a poder volver a las pistas. Pero el primero, que se lesionó recientemente en un partido ante los Hawks, tiene el tobillo peor de lo que se pensaba en un inicio, y es posible que no se incorpore a jugar hasta dentro de seis semanas. Es decir, un mes y medio. O, dicho de otra manera, no volver mínimo hasta inicios de mayo (puede ser más tarde).

Esto puede ser a apenas dos semanas antes del inicio de los playoffs, que empiezan el 22 de mayo. Pero antes, del 17 al 21, está el play-in. No es nada descabellado, tampoco alarmista, pensar que los blancos necesiten jugar esa especie de previa para acceder a la fase final. Tampoco es un secreto que, si quedan del sexto al octavo puesto, seguramente moleste más a Clippers, Jazz o a Suns (que probablemente sean los tres primeros independientemente del orden) que a los mismos, sobre todo contando con que, en teoría (solo en teoría), LeBron y Davis estén ya sanos para estas fechas. Pero claro, tienes que jugar un mes y medio sin tus dos estrellas cuando antes solo te quedaba una, luchar contra todo y contra todos con una plantilla en parte veterana, en parte fatigada, y que está preparada para rodear a sus estrellas y no para sobrevivir sin ellas. Y también hay que tener en cuenta el periodo de adaptación que necesitan LeBron y Davis tras su retorno, que tendrá que acortarse si quieren llegar bien a la parte de la temporada donde más desgaste y competición hay.

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Los Lakers están ya cuartos, por detrás de los Clippers, y llevan cuatro derrotas consecutivas, la primera en el partido en el que se lesionó LeBron y las tres siguientes sin él.

Eventual camino de Los Ángeles.

Ahora mismo jugarían ante unos Nuggets al alza en primera ronda. Los de Colorado están a dos victorias de los angelinos, a 2,5 está Portland, a 4 los Mavericks y a 4,5 los Spurs, octavos en discordia. Y tampoco están tan lejos el noveno y el décimo, en la lucha encarnizada con las dos franquicias que les preceden: a 5,5 Memphis y a 6 los Warriors.

Es decir, que una distancia que podría ser suficiente para solventar cualquier tipo de problema de aquí a final de temporada se ha convertido en un suplicio sin LeBron, que tendrá de 4 a 6 semanas de baja (para volver en plena forma, seguramente sea más aconsejable lo segundo que lo primero) en las que los angelinos tendrán un examen tras otro, y deberán rascar de donde puedan para poder resolver un final de regular season incierto y lleno de dudas. Alerta roja en los Lakers. Muy roja. (D)