Fueron 11 meses de entrenamiento y preparación que se perdieron por un mal manejo de tiempos en la agencia de viajes y el “egoísmo” de un porteador pakistaní que dejó al montañista ecuatoriano Santiago Quintero sin la posibilidad de conquistar el K2 (8.611 metros), la segunda montaña más alta del mundo, ubicada en la frontera de Pakistán y China.

Fue el tercer intento por llegar a la cumbre del K2 para Quintero, quien con amputación de la mitad de sus pies y sin ayuda de oxígeno busca subir a las 14 montañas con alturas superiores a los 8.000 metros, en su proyecto denominado 14 x 8.000 sin 02.

En junio, el ecuatoriano viajó a Pakistán para ir en busca de su objetivo. “Como nunca, fui bien preparado e ilusionado por esta oportunidad que tenía, pero lamentablemente se dieron cosas que fueron en contra de mi proyecto”, reveló Quintero a este Diario.

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El primer revés fueron los tiempos manejados por la agencia de viajes que organiza las expediciones en suelo pakistaní. “Es una de las de más experiencia (Seven Summit Treks); sin embargo, tuvo el error de hacernos llegar tarde al campamento base porque hay que llegar los primeros días de junio, y nosotros llegamos en julio”.

“Aterricé en Islamabad el 15 de junio, pero llegué al campamento base el 3 de julio, lo que retrasó mi proceso de aclimatación”, contó Quintero.

Al buscar la cumbre sin oxígeno, el proceso de aclimatación para el ecuatoriano debía ser distinto al del resto de la expedición “tenía que ser un proceso específico, por lo que las limitaciones de tiempo complicaron las cosas”, dijo el ecuatoriano.

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El grupo intentó “en una ventana de buen tiempo” ir por la cumbre el 22 de julio, “pero yo apenas hacía mi segunda rotación de aclimatación, luego no hubo más opciones por el clima; sin embargo, planifiqué para el 28 de julio, aunque ya con opciones de solo el 50 % para poder hacer cumbre”.

‘Egoísmo’ y más reveses

A todo esto, se sumó una lesión en la rodilla, “pero intenté unirme a otras expediciones aunque esto no s pudo lograr por los controles oficiales, ahí todo está militarizado. En mejores condiciones, el día 26 estaba listo, pero ya no tenía porteador para buscar la cumbre, me dejó abandonado usando oxígeno que pagué yo para su seguridad, en esas condiciones me puse a llorar en la carpa, fue durísimo, fue una frustración inmensa”, lamentó Quintero.

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Los porteadores son fundamentales para la supervivencia de los montañistas al ser quienes acompañan y sirven como soporte de seguridad para quienes se aventuran a este tipo de expediciones, más en el caso de Quintero, al no usar oxígeno e intentar sus cumbres con prótesis en sus pies.

Para ellos (porteadores) llegar a la cumbre es símbolo de estatus social en sus pueblos, por ahí creo que pasó todo, me dejó botado, fue egoísta conmigo porque pensó solo en él. Sin ayuda y sin respaldo se me hizo imposible subir”, dijo Quintero, que en el caso de la agencia de viajes indicó que “su argumento fue que todos subieron menos yo, pero eran condiciones distintas porque en mi caso necesitaba otros tiempos de aclimatación, en eso me fallaron”, apuntó.

El ecuatoriano aseguró que “estas situaciones afectaron mi expedición, aunque también me dejaron lecciones de vida importantes como el realizar el máximo esfuerzo en busca de mis objetivos, pero aceptar la voluntad de Dios porque no podemos ir en contra de la montaña y la naturaleza”.

Quintero dijo “entender” que su vida corría riesgo y por tanto “decidí no intentar la cumbre sin compañía porque ya me parecía inalcanzable por las horas y el clima previsto. Fui prudente, fui humilde y decidí no subir, la montaña solo nos dio una oportunidad y no pudimos tomarla, lo intenté de todo corazón”, señaló.

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El montañista tricolor, con 31 años de experiencia, debe empezar un nuevo proceso para planificar y conseguir los medios necesarios para seguir con su proyecto de ascender a las 14 montañas más altas del mundo, de las que ya suma cumbres en el Everest, Dhaulagiri, Broad Peak, Manaslu, Makalu, Cho Oyu, Gasherbrum II y Shisha Pangma.

Parte de esa gestión será también recuperar su equipo de alta montaña que debió abandonar en su intento al K2, implementos valorados en 6.000 dólares, indispensables para su actividad.

Este intento fue el tercero que cumplió Quintero para llegar a la cumbre del K2, en 2013 la nieve acumulada en la montaña “no nos dejó pasar a solo 300 metros de la cima y debimos regresar”, mientras en 2016 una avalancha destruyó el campamento 3 y arrasó con las 60 carpas instaladas. “No es que uno va a pasear, allá se arriesga la vida”, señaló el montañista.

A veces la vida también nos protege, esa creo que es la mayor enseñanza de este viaje. Lo más fácil y hasta lógico, según me dicen las personas, era aprovechar el grupo y subir con oxígeno para solo cumplir el trayecto, pero creo que los caminos más difíciles generan recompensa en el corazón”, expresó Quintero.

Quiero terminar mi proyecto y espero apoyo para eso”, dijo el ecuatoriano que desde el lunes inicia su preparación para en mayo del 2023 regresar a Nepal en busca de la cumbre del Kanchenjunga, Lhotse o Annapurna. (D)