Cuando Sarah Escobar tenía tres años, miraba con admiración a su hermano. Ethan, cuatro mayor que ella, se desenvolvía con soltura con apenas siete. Aquella niña quería imitar al primogénito. La escena familiar se ha quedado grabada en la memoria de la joven, nacida en Nueva York, que participará en el esquí alpino de Pekín-2022.

El premio a aquel flechazo con el esquí alpino le llega a Sarah unos años después. Con 19, se convertirá en la primera mujer ecuatoriana en participar en unos Juegos de invierno, y además lo hará en la prueba reina del esquí alpino, el descenso, el 7 de febrero.

“Empecé en el esquí cuando era muy niña, siguiendo los pasos de mi hermano. Veía a mi hermano, lo observaba y quería hacer lo que mismo que hacía él. Mi hermano compitió hasta en la high-school hasta los 18 años. A mis papás siempre les interesó el esquí alpino y nos metieron esa afición”, explica a la AFP la esquiadora ecuatoriana.

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“El sueño olímpico es el sueño de cualquiera. El nivel más alto del mundo de los deportes. Es algo emocionante llegar a una competencia así”, añade la joven.

Ser un ejemplo

Sarah Escobar defenderá en China al país de sus padres, Elena y Fabián. “Va a ser una experiencia que me va a servir para aprender, para observar a los grandes atletas. Quiero disfrutar las carreras y terminarlas por Ecuador”, señala la deportista. “Quiero que mi participación sirva como ejemplo de que nada es imposible si luchas por ello. Si trabajas duro, puedes conseguir tus sueños”, añade.

“Voy a disfrutar mucho siendo la abanderada. Con corazón, por mis papás, por mis abuelos, por todos los ecuatorianos que viven en el país y también afuera”, afirma Sarah Escobar.

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Sus padres dejaron Ecuador antes de nacer sus dos hijos y se instalaron en Nueva York, pero se acercaban a esquiar a Stowe Vermont y allí aprendieron este deporte sus dos hijos.

“Nos gustaba mucho la nieve. Venimos de la zona de los Andes, no de una zona caliente. En Ecuador hay muchas partes de calor. En los Andes, no hiela pero por la noche bajan las temperaturas. Cuando llegamos mi esposo y yo nos encantó la nieve y queríamos ir a vivir a un sitio frío. Vimos una montaña pequeña cerca de casa y mi hijo lo vio y quiso aprender”, explica la madre de Sarah, Elena.

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“Cuando teníamos 20 años llegamos a estudiar y Nueva York se convirtió en nuestro casa”, explica Elena, economista, y cuyo esposo, Fabián, es ingeniero en informática.

Largos viajes en coche

El amor por la nieve de Sarah y de sus padres les hizo hacer largos viajes en auto para participar en pruebas en Estados Unidos.

Empezó a ganar campeonatos y a los quince años entró en la academia de esquí de Waterville, en New Hampshire, lo que le ayudó a participar con 17 años, en 2020, en los Juegos Olímpicos de la Juventud, en Lausana (Suiza), que han sido un trampolín para llegar ahora a Pekín-2022.

“Con el covid fue muy difícil, ya que disputé menos carreras. Solo podía participar en Nueva Jersey y en Nueva York, pero pude conseguir los puntos para estar en Pekín”, señala.

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Sarah Escobar será la primera mujer ecuatoriana en unos Juegos de invierno y la segunda persona de su país en participar, después de su compatriota Klaus Jungbluth, que estuvo en la prueba de 15 km de esquí de fondo hace cuatro años, en Pyeongchang, ocupando el puesto 108.

Obtener una mejor clasificación le supondría tener el mejor resultado de un deportista ecuatoriano en el evento. La empresa parece realizable. (D)