Sin ser enólogo ni sumiller, sino tan solo un amante del vino, es la bebida que a mi parecer es el mejor maridaje que existe para una buena comida, me atrevo a dar mi opinión. “El mejor vino es el que a usted más le guste”, es una condescendiente frase muy escuchada, justificada por el cliché consabido, que en “gustos y colores no opinan los doctores”.

Sin embargo, que a una persona le guste una porquería de vino no lo hace bueno, así le guste mucho. Una cosa distinta es que un tipo de vino específico no sea de su predilección, ya que a ciertas personas les pueden gustar vinos con más madera, a otros potentes en fruta, o más ligeros. Sin duda puede haber grandes vinos que no sean de su tipo, sin por eso dejar de aceptar que son buenos vinos, bien hechos.

Ante el crecimiento de nuevas marcas entrando al mercado, me parece importante señalar algunas características que el lector debe buscar para identificar un buen vino. Lo primero es su complejidad, la que por lo general proporciona la crianza en barricas de roble. Menos del 10 % del vino del mundo pasa por este proceso. La mayoría va directo, luego de la segunda fermentación, a la botella. Estos vinos son jóvenes, poco complejos, y deben ser tomados rápido. Luego de embotellados, cada día pierden algo. La barrica de roble, es decir el proceso de crianza, le da complejidad, capas de sabores que hacen que aunque lo pruebe muchas veces, no sea un vino aburrido, pues aparece un sinfín de notas, vainilla, chocolate, fruta roja, cuero, hierba, etc. Estos vinos mejoran con el tiempo.

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Un segundo atributo es un correcto grado de acidez, lo cual permite que el vino perdure en el tiempo, que no se dañe, además de potenciar los sabores y características del mismo.

Un mito que se debe eliminar es la cepa. Muchas personas piden un Merlot, un Carmenere, etc. Por supuesto que una cepa va a tener ciertas características intrínsecas, sin embargo, estas pueden cambiar tremendamente por la zona y por el tipo de tratamiento o crianza que hayan tenido. El mejor ejemplo es el Pinot Noir. Pruebe esta cepa en vinos franceses o californianos y compárela con un chileno o argentino, y con seguridad le parecerán dos cosas absolutamente distintas. Me parece un error que el criterio de elección sea la cepa, salvo que usted conozca muy bien los vinos de la región que escoge. Es mucho mejor elegir por bodega.

La relación precio-calidad es crucial en este producto. Generalizando, en cuanto a regiones o países productores, a mi juicio, los de mejor ratio son en este orden, españoles, sudafricanos, portugueses y argentinos. Los vinos franceses y californianos son excelentes, pero su costo en comparación con el primer grupo es alto relacionando calidades similares.

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Conozco muy poco de los australianos e italianos para opinar, y los que menor relación precio-calidad tienen a mi parecer son los chilenos. (O)