Neil Diamond postea una versión de “Sweet Caroline” con ajustes que dice “hands, washing hands...” (manos, manos que se lavan...) en lugar de “hands, touching hands...” (manos, manos que se tocan...).

La conductora de un programa noticioso se pregunta cuándo terminará el distanciamiento social porque “mi esposo sigue tratando de entrar a la casa”. Un cartel frente a una iglesia dice: “No planeaba renunciar a tantas cosas para la Cuaresma”.

Una sonrisa, dicen psicólogos y humoristas, es el mejor remedio contra el estrés, siempre y cuando no se rebasen los límites del buen gusto. Y en épocas de crisis, puede ser una poderosa herramienta para salir a flote. “Es más que una medicina. Es una cuestión de supervivencia. Incluso durante el holocausto judío la gente contaba chistes”, expresó Erica Rhodes, comediante de Los Ángeles.

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La risa es un símbolo de esperanza y es una de nuestras grandes necesidades, junto con el papel higiénico. Es una necesidad física que tenemos. No se puede subestimar su poder de curación y de dar esperanza”, indicó Rhodes. Se refería a que en Estados Unidos escasea el papel higiénico a raíz de la pandemia.

En la mayor parte de la gente, el coronavirus causa síntomas leves o moderados, como fiebre y tos, que duran dos o tres semanas. En algunos casos, sobre todo entre los ancianos y las personas con problemas de salud, puede causar trastornos más severos, incluida neumonía, y la muerte.

Son palabras que meten miedo. Pero la historia indica que en los momentos más intensos el humor y la risa ayudan mucho.

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“Hay mucho miedo por ahí. Lavarte las manos no va a resolver tu angustia”, dijo Loretta LaRoche, especialista en manejo del estrés de Boston que apela al humor para combatir la ansiedad que genera el virus.

“Algunas personas dirán que este no es un momento para reírse. Al final de cuentas, sin embargo, siempre es buen momento para una sonrisa. Pensamos en 60.000 cosas todos los días y algunas de ellas son inquietantes. La risa es la mejor forma de relajar el cerebro”, manifestó LaRoche. Eso explica porqué las redes sociales están llenas de memes y relatos personales divertidos alusivos al virus.

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La versión alterada del tema de Diamond dice “manos, manos que se lavan, que no me tocan... y yo no te tocaré”.

La conductora de Fox News, Julie Banderas, tuiteó: ¿Cuánto se supone que dura el distanciamiento social? Mi esposo sigue tratando de entrar a la casa”.

Day 8 homeschool self affirmation: If Britney Spears got through 2007, I can get through today.

Y está el restaurante El Arroyo de Austin, Texas, que en plena crisis por la ausencia de comensales puso en su puerta un cartel que se burla de las aplicaciones de citas: “Soltero c/PH busca soltera c/desinfectante de manos para divertirse sanamente”. PH alude a papel higiénico.

La novelista Curtis Sittenfeld, por su parte, compartió una foto en la que aparece almorzando en su vestido de boda porque sus hijos le pidieron que lo hiciese “y yo no pude pensar en razón alguna para no hacerlo”.

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Por siglos la risa en los tiempos duros ha funcionado como una catarsis, según Wayne Maxwell, psicólogo canadiense que ha investigado a fondo el “humor del patíbulo”. La expresión se remonta a la era medieval en Gran Bretaña, cuando los ahorcamientos se hacían cerca de pubs y los clientes se burlaban de las víctimas. “Incluso en algunos textos del antiguo Egipto hay descripciones de soldados que vuelven del combate y apelan al humor para quitarse el estrés”, dijo Maxwell.

Pero hay que tener cuidado, agregó. Cuando alguien se ríe en exceso, puede ser una señal de que está tratando de escapar de la realidad.

Y hay cuestiones de gusto. Nadie quiere burlarse del sufrimiento ajeno o de la muerte. Sí es legítimo bromear acerca de las cuarentenas y el distanciamiento social, y un humor a costa de uno mismo es siempre saludable, aunque LaRoche destaca que el humor, como la belleza, depende de quien lo juzgue. “Todo depende de cómo funciona tu cerebro”, manifestó.

Michael Knight, un músico de 29 años que también trabaja con personas con trastornos mentales, dice que trata de aligerar el ambiente con memes como este: “Dicen que una máscara y guantes bastan para ir a la tienda. Me mintieron. Todos los demás estaban vestidos”.

“Me ayuda a relajarme. Compensa el efecto paralizante del hombre de la bolsa que representa la pandemia”, explicó Knight.

Rhodes, quien perdió más de 30.000 dólares por la cancelación de un festival y de su primer especial para televisión, trata de encontrarle el humor a su propia situación.

Hace poco posteó un video en el que finge contar chistes ante un público imaginario en un escenario al aire libre por el que pasó durante una caminata. “¿Cómo están todos?”, pregunta a un público inexistente. “El mejor material surge de un sitio que es auténtico y al mismo tiempo un poco lúgubre”, dijo Rhodes.

Luego pronosticó que cuando todo vuelva a la normalidad, se pondrá de moda un humor asociado con la cuarentena.

“Hace un mes, ¿quién se hubiera imaginado que estaría agradecido de conseguir un rollo de papel higiénico? Tenemos un mundo al revés”, comentó. (I)