La princesa Isabel de Bélgica, primogénita de los reyes Felipe y Matilde y heredera al trono de su país, inició a fines de agosto su entrenamiento militar en el campamento de Elsenborn, cerca de la frontera alemana.

Isabel pasará cuatro semanas aprendiendo a leer mapas, manejar armas o pasar desapercibida para el enemigo. Una vez logre desenvolverse en la práctica casi como un miembro más del ejército, completará su año de formación con clases más teóricas en el internado de la Real Academia Militar de Bruselas, detalla diario El País. Allí tendrá clases de historia, ética, matemáticas, sociología, psicología o idiomas.

Durante su paso por la base militar, la princesa de 18 años será tratada como una recluta más, pese a que seguramente será el centro de atención por su rango en la casa real. En todo caso, debido a la pandemia del COVID-19, esta joven que habla francés, inglés, alemán y neerlandés, tendrá que seguir algunas medidas de bioseguridad.

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“Isabel estará en el centro de atención durante su entrenamiento militar. Por un lado porque es la heredera al trono, y por otro porque es una de las pocas chicas. Entre los 100 alumnos de su promoción solo hay un 21% de mujeres. De alguna manera, la princesa será un modelo a seguir”, estima Wim Dehandschutter, periodista especializado en realeza del diario Het Nieuwsblad.

El servicio militar para la mayoría los miembros de las casas reales es una tradición, pero Thierry Debels, autor de varios libros sobre la familia real, cree que la princesa debería especializarse en economía y derecho durante todo este año, en lugar de aprender tácticas militares. ''(Ella debería) tener una buena base para convertirse en reina en un país tan complejo como este. ¿Es útil para un rey saber usar un arma?'', cuestiona.

En todo caso la princesa sí irá a la universidad tras su entrenamiento militar, aunque es posible que la joven, que algún día en la primera reina de los belgas, se tome un año sabático. (I)