En el mundo del espectáculo, hay un nicho cultural que ha enganchado con furia a la sociedad; entre música, dramas seriados, cosméticos y su gastronomía, la industria coreana ha echado raíces especialmente en los adolescentes ecuatorianos, quienes adoptan ciertos elementos de esta cultura y los incrementan en su día a día.

A propósito, los docentes investigadores, Santiago Toral Reyes y Ana Belén Ampuero Cabrera, realizaron en conjunto un estudio que devela cómo la industria coreana del espectáculo se ha popularizado de forma paulatina en el país.

La fiebre coreana o Hallyu, inició en la década de los 90 y tuvo como detonante los dramas televisivos denominados k-drama y su música pop, k-pop, asegura el informe.

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"En Ecuador podría decirse que el inicio de todo fue el tele-drama 'Escalera al cielo'", asegura Toral, quien es Magíster en Comunicación Audiovisual.

Santiago Toral Reyes, docente investigador principal en proyectos de Semilleros de Investigación Universidad Casa Grande.

" Los adultos jóvenes entrevistados, contaban que la pasión por esta cultura asiática comenzó con las telenovelas. Se sintieron atraídos porque eran bastante cortas, con una trama romántica, llena de drama y amores idílicos", explica Toral. A esto se sumó el encantamiento con las canciones que aparecían a lo largo de la telenovela; así muchos pasaron al consumo del K-pop.

"Dentro de la novelas, otro factor que llamó la atención fue la comida. Ver cómo se alimentan los coreanos generó curiosidad en el público y poco a poco comenzaron a incluir su gastronomía en sus planes diarios", añade Ampuero quien es licenciada en Comunicación con Mención en Marketing Estratégica.

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Este programa de la televisora SBS de Corea, enganchó a la audiencia en marzo del 2009 y volvió a transmitirse en el 2011. Fue en ese mismo año, cuando la ola coreana tomó fuerza con la inserción de más series de televisión y videos musicales de K-pop transmitidos en la plataforma de Youtube.

"Los canales de difusión son importantes, desde la web y las sugerencias de las redes sociales, además del boca a boca", coinciden los investigadores.

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En la actualidad, el consumo de insumos coreanos generalmente inicia con la música, pero inevitablemente termina en otros aspectos como la belleza y la moda. Este nicho se ha convertido en un fenómeno importante gracias a la influencia de muchos artistas musicales de bandas de k-pop.

A través de la música y las telenovelas coreanas, sus seguidores imitan ciertas técnicas y tendencias de maquillaje, vestuario y estilos en cortes de cabello.

K-pop, el producto estrella

Santiago Toral indica que la música coreana en estilo pop es el producto principal y de mayor consumo por los jóvenes; esto se debe, explica, a las coreografías, el vestuario, y sus integrantes. Como todo es audioviosual, logra enganchar a sus espectadores por la calidad del producto.

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"Dentro de los resultados se pudo visibilizar que unos de los principales disparadores es la estética que se encuentra en la música", acota.

Con respecto al idioma, los investigadores afirman que no es una limitante para consumir canciones coreanas y volverse un fanático del género.

Pamela León, de 23 años y fanática de Black Pink, una de las bandas más populares de K-pop, explica que lo que más le gusta de las canciones son sus videos musicales por su acabado impecable.

"Me gusta el K-pop porque no entiendo la letra y eso me obliga a buscar su traducción, entonces de esa forma voy aprendiendo ciertos términos que logro complementarlo con frases que aprendo en los dramas seriados. Además de eso, me gusta el compromiso de los artistas. Los bailarines son un espejo entre ellos con su coreografía que resulta perfecta. Me engancha el trasfondo que tiene cada producción y sus elementos", comenta.

Al respecto, Ampuero insiste en que el idioma no es una barrera para consumir la música coreana y añade que aunque hay mucho material traducido, los usuarios prefieren consumir las producciones en su idioma original y aprender de él.

"Me gusta que los artistas de K-pop no se han olvidado de los fanáticos fueran de su país. Por ejemplo Black Pink ha realizado versiones de sus canciones originales en otros idiomas y colaboraciones con artistas occidentales para no ignorar otros públicos; eso hace que este género no sea solo corean-pop sino que al contrario, vaya más allá", finaliza.

Este género musical se ha posicionado en los jóvenes de manera firme que ciertas canciones han logrado desplazar al reggaeton en los eventos sociales. Tal es el caso de William, de 20 años, quién asegura que en una fiesta, sus amigos y él prefieren bailar las coreografías de ciertas canciones k-pop que otros géneros igual de populares.

Su popularidad es tanta que las cifras arrasan a otros géneros en diferentes plataformas audiovisuales. Por ejemplo, el último video de BTS, 'Dynamite', publicado el pasado 20 de agosto, se convirtió en el lanzamiento en vivo con más espectadores en tiempo real dentro de YouTube.

'Dynamite' tuvo 3 millones de personas conectadas esperando la revelación del video y que luego se convirtieron en 101 millones de reproducciones solo en las primeras 24 horas.

"Nos dimos cuentas que hay varios productos que se consumen en Ecuador, además del espectáculo, está la estética, la gastronomía y el idioma. Este gusto lo van pasando de productos en productos".

Su popularidad es una estrategia del gobierno

El Hallyu se convirtió en un proyecto gubernamental que fortaleció y posicionó la imagen de Corea del Sur por medio de su cultura en distintos mercados, asegura el informe e indica que fue la presencia de empresas surcoreanas como LG y Samsung en la región, lo que facilitó el ingreso de los dramas, la música, la moda y estética coreana en el Ecuador.

El consumo de un producto lleva indirectamente al consumo de otro, sin embargo, aunque en los jóvenes ecuatorianos existe actualmente un fanatismo hacia esta cultura lejana, esta apropiación extranjera no afecta a los hábitos tradicionales de los ecuatorianos; es decir, consumir productos coreanos no suprime el consumo local.

Para la realización de este estudio, los docentes trabajaron con ocho asistentes de investigación y segmentaron el proceso en dos fases: un sondeo experimental, donde se identificó el prototipo idóneo de entrevistados y luego tomaron una muestra de 120 entrevistados (15 con cada asistente). (I)