“Esa canción nunca la van a pasar en la radio”, dijo el ejecutivo de la discográfica en una de las más garrafales profecías erradas de la historia. El grupo Queen insistía en que el primer simple de su cuarto disco debía ser ese. Ni siquiera tenían otro tema en la cabeza como reemplazo. Alguien sugirió realizar una versión especial, editada para la radio, que acortara su duración a menos de seis minutos.

Sin embargo, no se llegó a un acuerdo. El discjockey Kenny Everett pasó la canción 14 veces en su programa de radio. Alguien del grupo le había dado una copia y él la repitió una y otra vez. El lunes, los jóvenes ingleses exigían en las disquerías su copia de Bohemian Rhapsody. El ejecutivo se retractó: “Tenían razón. Esta canción podría durar hasta una hora y media y también funcionaría”.

Un 31 de octubre de 1975, hace 45 años, se lanzó la canción. A partir de ese momento, el tema inició su largo camino hasta convertirse en un clásico.

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La canción cuenta con seis partes. Una introducción que inicia a capela, una sección baladística que continúa el piano de la parte anterior, un solo de guitarra, una parte de ópera, un fragmento bien rockero y la coda final. Rock, balada, heavy, ópera, pop, rock progresivo, armonías vocales complejas, un gran riff, efectos casi imposibles para la tecnología de la época.

Freddie Mercury.

Lo que une esos elementos tan diferentes, lo que consigue aglutinarlos es la visión y la presencia de Freddie Mercury. Él compuso el tema a lo largo de los años. Varios de sus amigos dicen recordar que algunas de las secciones las escucharon antes de que él se uniera a Brian May.

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Desde el principio fue como su pequeño bebé. Freddie siempre supo qué quería, hacia donde iba con la canción. Nosotros sólo ayudamos a llevarla a buen destino”, contó Brian May.

Los cuatro integrantes del grupo le dedicaron más de tres semanas en el estudio. En la parte vocal hubo más de 180 grabaciones para lograr superponer las voces, para conseguir todas esas capas. El único que no cantó, como siempre, fue John Deacon.

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Es posible que como se escribió a lo largo de tantos años, la letra careciera de verdadera unidad y fueran retazos que se iban sumando. El éxito fue inmediato. Se mantuvo nueve semanas consecutivas como número 1 en Inglaterra.

Al mismo tiempo y también gracias a la biopic de Freddie Mercury, cuyo título no casualmente es el de la canción, superó otra marca. Bohemian Rhapsody se convirtió en la canción con más streamings de la historia, lo que demuestra no sólo que logró acomodarse en esta era, sino que adquirió la inmortalidad. Apenas para darse una idea: en Spotify ya superó los 1.300 millones de escuchas.

45 años después de su aparición Bohemian Rhapsody mantiene su fama. Su carácter de clásico no logró quitarle la genial trivialidad y la extravagancia. (E)