La francesa Julia Ducournau, quien se alzó el sábado con la Palma de Oro con Titanio, es una cineasta singular y audaz, fascinada por la metamorfosis del cuerpo y cuyo cine transgresor está lleno de feminismo.

Antes de Titanio (Titane, en francés), la obra más violenta de la competición de este año, esta mujer de 37 años ya había sacudido el Festival de Cannes en 2016 con su ópera prima Crudo, sobre una estudiante de veterinaria que se convertía en caníbal.

“Uno de mis objetivos fue traer el cine de género o las películas ‘ovnis’ a los festivales generales para dejar de marginar una parte de la producción francesa”, dijo días atrás la directora.

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Crudo fue prohibida a los menores de 16 años y suscitó malestar durante su proyección en La Croisette, debido a algunas escenas sangrientas, como la de un cuerpo medio devorado.

En Titanio no hay escenas de este tipo pero sí momentos ultraviolentos como cuando la protagonista se automutila el rostro o tiene sexo con un coche.

Nada en esta joven realizadora, de aspecto tranquilo y trayectoria intelectual, deja entrever un universo así, al límite del “gore”.

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Pero esta hija de médicos cinéfilos –el padre dermatólogo y la madre ginecóloga– ya se sentía fascinada de niña por estos aspectos de transformaciones del cuerpo humano.

“Desde muy pequeña, he oído a mis padres hablar de medicina, sin tabú. Era su día a día. Husmeaba en sus libros”, explicó cuando se estrenó Crudo. Para ella, “la muerte, la descomposición son normales”.

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Julia Ducournau, directora de 'Titanio', junto con sus dos protagonistas: Agathe Rousselle y Vincent Lindon. Foto: EFE

De Edgar Allan Poe a Cronenberg

Influenciada por el cine de David Cronenberg, Brian de Palma, Pier Paolo Pasolini y del surcoreano Na Hong-jin, esta adepta de filmes de género confiesa que la cinta de horror La matanza de Texas, que vio a escondidas a los seis años, la marcó, y también la lectura de las Historias extraordinarias, de Edgar Allan Poe.

Nacida en París, Julia Ducournau tiene una formación literaria. Con un doble diploma de letras modernas e inglés, saltó al cine en 2004, para estudiar guion en el prestigioso centro parisino de la Fémis.

En sus primeras obras, ya trató temas de mutaciones físicas.

Su cortometraje Junior (2011), seleccionado en la Semana de la Crítica del Festival de Cannes, muestra ya la metamorfosis de una adolescente.

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“En la Fémis, ya hice un cortometraje sobre una chica que se rascaba hasta hacerse un agujero en la frente, fue la primera vez que recurrí a los efectos especiales”.

Un universo que consagra en Titanio, con una puesta en escena muy cuidada.

“Es una gran cineasta, no hace falta suprimir ningún plano”, afirmó Gilles Jacob, ex delegado general del Festival de Cannes, tras su primera película. (I)