Si pasa al frente de este restaurante, en la calle República del Salvador y Moscú, en Quito, probablemente no tendrá el impulso de entrar, ya que su apariencia es la de una de las tantas trattorías que existen, agradable, pero sin sorprender. ¡Para eso tiene que probarlo!

Claro, su nombre pegadizo puede recordarle inconscientemente la canción Bella Chiao, ícono del movimiento partisano antifascista en la Italia del 40. Yo sí entré, porque personas cuyo paladar respeto me habían recomendado su cocina.

Chiao Bella tiene la mejor política de precios de vinos que haya encontrado en un restaurante en Ecuador. Tanto, que pienso ir repetidamente cuando viaje a Quito. Tiene cerca de un centenar de referencias que vende como licorera, y las cobra a costo más $ 8 de descorche por botella para quien quiera maridar su comida con un vino de su bodega. Así, nuestra cena fue acompañada con un Primitivo di Puglia del 2018, Massería Surani, por $ 30.

Comenzamos con mejillones al vino, con mantequilla, perejil y limón. El tamaño y la calidad de los mejillones destacaban. Luego nos trajeron dos pastas, cappelletti ripieni, rellenos con carne y queso, con salsa a la mantequilla, nuez, parmesano y crema trufada; y, rigatoni alla cenere, con queso gorgonzola en crema, aceitunas negras y pimienta.

Luego de haber probado tres platos nos sorprendió la calidad de los ingredientes, entendiendo que absolutamente todo era preparado en casa y al momento. No encontramos errores típicos de muchos restaurantes italianos. La crema gorgonzola sabía a gorgonzola, no a crema de leche, que fue utilizada en su justa y necesaria proporción.

Los cappelletti, realmente destacados. Profundo sabor, y no solo olor, a trufas. La combinación de los ingredientes, excelente. Este fue un gran plato.

El mesero nos recomendó la especialidad de la casa, baccala al finocchio, tan intensamente, que aceptamos. Pocos pescados son tan mentados en cartas como el bacalao, sin que se parezcan siquiera. Sin embargo, en Chiao Bella nos lo sirvieron, de los reyes del mar, un filete grueso, en capas, graso, con término perfecto, en salsa pomodoro de la casa, con alcaparras, aceitunas y tomates cherry. El acompañamiento era parte fundamental del plato, hinojo gratinado. Una delicia. El bulbo del hinojo es cocinado muy lentamente, terminado al gratín.

El chef es un joven italiano, Gianluca de Santis, que implementa recetas caseras de su familia.

Si el lector quiere comer buena cocina italiana clásica, alejada de los típicos pestos, amatriciana y carbonaras, con una gran relación precio-calidad, Chiao Bella en Quito es un sitio recomendado.