La Víctor Emilio Estrada se ha convertido en una de las calles con más restaurantes de la ciudad. Algunos excelentes, otros regulares, y unos realmente malos. Visitamos Órale, en Víctor Emilio Estrada y Laureles.

Encontramos una carta casi idéntica a la de la mayoría de restaurantes mexicanos de Ecuador, presentando lo más popular de esta gastronomía: tacos, chilaquiles, burritos, flautas, entre algunos otros platos. Me asombra que siendo esta una de las cocinas más vastas y variadas del mundo, pocos restaurantes salgan del libreto común.

Soberanía alimentaria

Pedimos de entrada unos tacos al pastor. De ahora en adelante los restaurantes que ofrecen tacos deben revisar sus estándares, pues desde la apertura de Comal taquería en Guayacanes y la Quinta, también Urdesa, norte de Guayaquil, la vara se puso más alta.

Los tacos de lomo de cerdo vienen en un sofrito con su salsa típica, que tiene piña, en este caso en trozos demasiado grandes, con cebolla, cilantro y guacamole. La carne era de muy buena calidad. Me hubiera gustado sentir un poco más la naranja agria en la preparación y la cebolla perla.

Luego pedimos flautas de cerdo. La masa podría mejorar, como la mayoría de las flautas que se encuentran en los menús de los restaurantes de Guayaquil.

Crítica de Gourman: Arepas y algo más

Por último, íbamos a pedir costillas pibil, pero el mesero nos informó que el plato traía la costilla bañada en salsa barbecue, lo cual nos pareció alejado de la receta original de la cochinita pibil, por lo que desistimos y optamos como plato fuerte, por un pollo al tequila, el que nos fue recomendado por el mismo. En el menú se leía “filete de pechuga de 180 g bañado en nuestra deliciosa salsa al tequila, acompañado de arroz mexicano, sofrito y guacamole”.

En realidad el guacamole no tenía mucho que ver con el plato. Parecería que es común el pensar que cualquier plato mexicano debe llevar o queda bien con guacamole. En este caso, no aportaba, sino que más bien distorsionaba. La pechuga había sido cortada en láminas muy delgadas, y la salsa consistía en una base de mucha crema de leche con fondo de pollo, trozos de tocino, y un ligero toque de tequila. No encontré lo mexicano en esta preparación, bastante distinta de lo que imaginé.

Hay unos pocos restaurantes mexicanos, muy pocos, que han salido del libreto tradicional del típico menú popular mexicano Tex-Mex o Ecua-Mex, y con éxito, como el arriba citado. (O)