En el lenguaje espontáneo suelen escaparse algunos términos que no están en armonía con el tema de la cadena hablada. Esto puede pasar desapercibido cuando el coloquio es entre familiares o amigos cercanos.

Pero hay que ser muy cuidadosos cuando se enlazan ideas para compartir con destinatarios diversos, como radiales o televisivos. En estos grupos, un mensaje mal construido o un vocablo que no encaja en la frase puede causar efectos desfavorables, no solo en los receptores sino también en la herramienta lingüística.

La palabra «infundia» no forma parte del idioma español: se confunde con «injundia» o «enjundia», que se refiere a la grasa o gordura de los animales, como la gallina, la pava, el cerdo. Además de esto, también denota fuerza, vigor, arresto, coraje, empuje. Asimismo significa sustancia o contenido importante de algo.

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Hay que puntualizar que en el vocabulario español consta «infundio» (en masculino), que equivale a noticia tendenciosa, rumor, bulo, mentira, patraña. De aquí surge el adjetivo «infundioso» que también se emplea en femenino para denotar que una persona propala infundios.

En la familia léxica de «infundio» e «infundioso» también está «infundir», que tiene el sentido de ‘causar en el ánimo un sentimiento especial, como miedo, fe, respeto’. En ninguna de las formas verbales de «infundir» se registra la grafía «infundia», así, como palabra llana.

Entonces, usemos con propiedad el signo lingüístico: cuando estemos con ánimo, valentía o denuedo, digamos que tenemos «enjundia», no «infundia». (Actualizado de La esquina del idioma, 30/10/2016).

Fuente: Diccionario de la lengua española (versión electrónica), de la Real Academia Española y la Asociación de Academias de la Lengua Española.