Más de 300 personas se reunieron este viernes 16 de septiembre alrededor del monumento del compositor Carlos Aurelio Rubira Infante, ubicado en la Plaza Pilsener de Puerto Santa Ana, para participar del festejo de los 101 años del nacimiento del guayaquileño, un espectáculo organizado por el Museo de la Música Popular J. J., y denominado ‘101 años de un Guayaquileño Madera de Guerrero’, en honor a una de sus canciones más reconocidas.

El Museo de la Música Popular Julio Jaramillo organizó un show por los 101 años de nacimiento del compositor guayaquileño Carlos Rubira Infante, este 16 de septiembre. Foto: Álex Vanegas

El radiodifusor Jacinto Fajardo, de Radio Cristal, fue el director de la ceremonia en honor al Compositor de los sueños, que se desarrolló de 18:00 a 21:00, y abrió con la intervención de la Banda Municipal, con varias de las canciones que Rubira dedicó a la ciudad, como Guayaquil, pórtico de oro. El periodista recordó que Rubira nació el mismo día en que comenzó a circular Diario EL UNIVERSO, y comentó que en una entrevista hace más de 30 años, se le preguntó al músico quién era mayor, el periódico o él. “Dijo el bandido: ‘EL UNIVERSO, porque se voceó en las calles de Guayaquil un 16 de septiembre del año 1921, desde las 5 de la mañana; y yo nací horas después’”. Su humildad, añadió Fajardo, lo hacía decir que él era solamente “un modesto cantor”.

Los 100 años de Carlos Rubira Infante, un alma que nunca dejó de ser madera de guerrero

A continuación, Carlos Chiriboga, del grupo de teatro Los Compadres, declamó un poema de su autoría, en el que enumeró los diversos títulos creados por Rubira.

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“Nos entregó conmovido

canciones como Qué pena,

pasillo que mucho suena,

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igual Pedazo de bandido,

aire típico querido, picaresco y risueño;

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como buen guayaquileño,

yo les digo en este instante

fue Carlos Rubira Infante

el Compositor de los sueños”.

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A esto siguió un dramatizado de Los Compadres sobre la adolescencia del autor, en el que se recreó el momento en que dejó la casa de su madre para ir a trabajar como auxiliar en los buses que iban a la península de Santa Elena. Al regresar, arrepentido, trajo para ella (Amarilis Infante Villao) el valse Perdóname, madrecita. Esta canción fue interpretada en el escenario por el joven Carlos Candell, bisnieto de Rubira, y también por el director musical Fernando Vargas.

De Vargas dijo la concejal Luzmila Nicolalde: “Es tal vez el discípulo más aplicado que ha tenido en los últimos tiempos el maestro Rubira”.

“Cuando el maestro falleció, le prometimos que continuaríamos con el legado, y no dejaremos que la música nacional se pierda”, corroboró Fernando Vargas. “Ahora comprendo que él nos depositó su confianza y su conocimiento para que continúe, hasta el día en que me despida de esta tierra y pueda respirar bien, como nos enseñó”. Acompañado del grupo de danza Reminiscencia, Vargas interpretó el pasillo Quiero verte, madre, entre otros temas.

La cantante Fresia Saavedra fue una de las artistas invitadas al festejo en honor de Carlos Rubira Infante. Foto: Álex Vanegas

En el evento se compartió también una breve semblanza, en la que se destacó que Rubira nació en el barrio de Aguirre y Rumichaca, estudió en la Benemérita Sociedad Filantrópica del Guayas, y luego ingresó al establecimiento de los Artesanos Amantes del Progreso, pero no pudo terminar la secundaria allí porque a la muerte de su padre (Obdulio Rubira Drouet), Carlos Rubira tenía 14 años y tuvo que ayudar a la manutención de sus hermanos y su madre. Fue betunero, voceador de periódicos, empaquetador en un almacén y trabajador de la fábrica de hielo de la Cervecería Nacional. “Muchos años después volvería allí, pero con el edificio transformado en el Museo de Música Popular Julio Jaramillo”, declaró Fajardo, señalando al edificio a sus espaldas.

De un partido de fútbol entre Guayas y Pichincha nació el popular tema ‘Guayaquileño, madera de guerrero’, de Carlos Rubira Infante

A este homenaje se unió Carolina Vásquez, también alumna de Rubira, quien empezó con la canción Qué pena, acompañada de Fernando Vargas en el requinto, Luis Ocaña en el piano y Juan Carlos Acosta en el teclado; luego de ella subió al escenario la cantante Fresia Saavedra. Como invitados especiales estuvieron la familia de Carlos Rubira Infante, sus hijos, yernos, nietos y bisnietos. (E)