Una de las obras más curiosas de ‘Plasma’, la última muestra de la artista visual quiteña Martina Miño, consistió de una pieza textil instalada en el piso, y requería que los visitantes se agachen para poder acceder al olor de un “pezón” ubicado en el centro de la pieza.

‘Hidromiel’, nombre de la obra, representa uno de los tres sentidos que Miño, de 32 años, busca poner al centro de su labor artística, el tacto y el gusto complementando al olfato. Además, Miño disfruta de involucrar al cuerpo de los visitantes a sus muestras: “La participación del cuerpo en mis muestras siempre abre un potencial al caos que disfruto explorar”, indica Miño.

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Miño se formó inicialmente como artista en la Universidad San Francisco de Quito, donde realizó su pregrado, y luego en la Universidad de Artes de Aalto en Finlandia. Ha expuesto su trabajo en galerías en Finlandia, Estonia, Japón, Suecia, Alemania y México, además de Ecuador.

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Desarrollar su carrera en Escandinavia, explicó Miño, le permitió “experimentar con nuevos medios” sin estar atada a determinada tradición artística; por eso se sintió en libertad de “conjugar” sus estudios previos de gastronomía con su arte.

Algunos de los proyectos que lograron incorporar la gastronomía con la intención artística de Miño fueron las muestras ‘Escrito en hielo: memorias comestibles del barrio de San Juan’, que consistió de la elaboración de seis sabores de helado que representan las memorias e identidad del barrio quiteño de San Juan; y la muestra bebible ‘Bitter: paisaje local’, una bebida destilada de hierbas amazónicas.

La gastronomía, expuso Miño, es una ciencia que propone una “transformación constante” de la materia, por lo cual lo aplica en su trabajo. Otro de los conceptos importantes en su trayectoria artística, expresó, es la alquimia, entendida como una ciencia precursora a los preceptos científicos actuales. “Mi interés en revisitar conceptos alquímicos y aplicarlos en mi obra surge de los estudios específicos sobre la transmutación de la materia y su consecuencia simbólica”, resaltó la artista.

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Aunque nunca se sintió atraída hacia la pintura o el dibujo, Miño indicó que siempre sintió un “interés teórico” por el arte, sentimiento impulsado por su cercanía al campo desde temprana edad, pues su madre es historiadora del arte. “Mi investigación artística siempre se interesa por la revisitación de mitos, el uso del lenguaje en cómo se narra una historia y la traducción de esta historia en materiales que tengan un potencial de expandirse simbólicamente”, subrayó Miño.

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Su última muestra, ‘Plasma’, consistió de 6 obras, una mezcla de collages, instalaciones olfativas, relieves e instrumentos de observación astronómica. Con ‘Plasma’, Miño buscó “conectar un mundo líquido interno corporal sanguíneo con corrientes líquidas planetarias”, resaltando la conexión simbólica que une a los humanos con los seres astrales como el sol, pues el plasma está presente tanto en nuestra sangre como en los cuerpos celestes observables en el cielo.

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Según Miño, ‘Plasma’ expuso obras que remiten a la audiencia a una ‘herida’ colectiva: la realización de que tal vez no sea factible un futuro en la tierra debido a situaciones como el cambio climático. “Gran parte de la muestra retrata esa parálisis... lo estático como aceptación de la catástrofe”, explicó Miño. (I)




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