La escultora española Cristina Iglesias estrenó este miércoles su mayor proyecto de arte público temporal en Estados Unidos, una instalación que abre “grietas” hasta el pasado de Nueva York y recrea un antiguo arroyo en el céntrico parque de Madison Square, a los pies del emblemático edificio Flatiron.

La obra, que se fusiona con el exuberante jardín principal, consiste en cinco esculturas de bronce que se asemejan a excavaciones y “destapan” el cauce de una vía fluvial hoy desaparecida; con sus rocas, raíces y ramas cuidadosamente esculpidas en el metal precioso, y el agua fluyendo en cada una de ellas.

La artista, que no pudo acudir a la inauguración por estar contagiada de covid-19, dijo a Efe por teléfono que “Landscape and Memory” (Paisaje y recuerdo), como se llama el proyecto, sigue la estela de otros que ha desarrollado recientemente y que exploran las “capas freáticas y ríos escondidos” en los espacios que ocupan.

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El agua fluye en una de las cinco piscinas escultóricas de bronce, parte de la última instalación de la artista española Cristina Iglesias. Foto: SARAH YENESEL

Entre ellos están "Forgotten Streams" (Corrientes olvidadas), junto al edificio Bloomberg de Londres, y "Hondalea", en el faro de la isla de Santa Clara, en San Sebastián.

Todos hablan de ese mundo geológico subterráneo que conforma en planeta, de que hemos construido sobre ello, y también construyen un nuevo paisaje teniendo en cuenta la memoria”, explica la escultora, recalcando que siempre busca ser “sensible al contexto” del lugar en el que instala su arte.

En este caso, Iglesias imagina el Cedar Creek (Arroyo del Cedro) una vía fluvial que atravesaba el parque hace varios siglos, cuando esa zona de Manhattan era pantanosa, para lo que estuvo estudiando mapas de la geografía local en la Biblioteca Pública de Nueva York antes de desarrollar las piezas en España.

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Después de enviarlas, la artista las montó integrándolas con el terreno de manera que hubiera “comunicación” entre unas y otras, pero también con un camino serpenteante de hierba alta en el que están situadas, que traza el curso del viejo río y “crea sensación de humedad subterránea”.

Lugares para hacer pensar

La comisaria del proyecto, Brooke Kamin Rapaport, que también es directora en funciones del Madison Square Park Conservancy, la empresa privada que mantiene el parque y que selecciona a artistas para proyectos de arte público como este, destacó la carrera de Iglesias y consideró que acoger su obra ha sido "un honor".

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En ese sentido, Kamin Rapaport describió a la escultora como una “fuerza” artística capaz de “evocar” una parte de la historia local que pasa desapercibida para la mayoría de la gente que pasea por las calles de la gran urbe estadounidense, y que se ha perdido “en nombre del progreso” humano.

Las “piscinas” de bronce por las que corre agua a través de sistemas hidráulicos enterrados, unas piezas de arte que se pueden ver y también escuchar, ponen de relieve “la importancia de hacer una pausa y no mirar hacia arriba, sino mirar hacia abajo, y valorar lo que hay debajo la superficie”, opinó la experta.

Por su parte, Iglesias destacó la "llamada a ser conscientes" en la que participa la "gente que construye las ciudades del futuro", desde arquitectos hasta urbanistas y sociólogos, sobre cómo la actividad humana incide en el calentamiento global, y dijo que los artistas también se pueden sumar a esa concienciación.

El agua fluye en una de las cinco piscinas escultóricas de bronce, parte de la última instalación de la artista española Cristina Iglesias. Foto: SARAH YENESEL

El arte puede tener esa función simbólica y construir lugares como este, que tiene un aspecto social, ya que la gente del barrio utiliza mucho el parque. Me interesa construir lugares que reúnan y que hagan pensar”, agregó la artista.

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La instalación, que permanecerá en el Madison Square Park hasta principios de diciembre, será escenario de un programa cultural y, con toda seguridad, de los recuerdos de verano de los neoyorquinos y turistas que acuden al jardín para dar un respiro entre el frenesí de la Gran Manzana. (I)