La puesta en escena de Aristócratas: Crónicas de una marica incómoda, que estuvo en cartelera en el Museo de la Ciudad (Quito) hasta el sábado 29 de noviembre, desató la controversia en redes sociales en el transcurso de este lunes.

¿La razón? La ejecución de la obra teatral, que mezcla “perfomance y posporno”, se llevó a cabo en la otrora capilla del lugar que anteriormente había sido el Hospital San Juan de Dios, ahora museo y Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco.

Las críticas le llovieron a la pieza inspirada en el universo de Pedro Lemebel y propuesta del Colectivo Up Zurdas. En especial, internautas que se identificaron como católicos cuestionaron que el Municipio de Quito, que administra el museo, haya autorizado el desarrollo de la obra en el lugar.

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Al cierre del día, la institución se pronunció sobre la polémica con un comunicado en X (anteriormente Twitter). “Respetamos profundamente la diversidad cultural, social y también religiosa presente en nuestra ciudad. Sabemos que existen colectivos con posiciones diversas y reconocemos esas preocupaciones; nuestro rol institucional es garantizar que todas las voces puedan existir sin que ninguna vulnere los derechos de otra”, empezó declarando.

A continuación, el cabildo capitalino aclaró que “la capilla es un espacio desacralizado; no es una iglesia desde 1998, cuando cambió su uso para convertirse en Museo de la Ciudad y se utiliza exclusivamente para fines culturales”.

En ese sentido, agregó: “durante años ha acogido conciertos, obras de teatro y diversas propuestas contemporáneas. Todas las actividades que allí se realizan cumplen estrictos protocolos de conservación y protección patrimonial”.

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En todo caso, el municipio quiteño reafirmó que escucha a su comunidad y ratifica su compromiso de “mantener espacios de diálogo y reflexión con todos los sectores. Nuestro compromiso es que la cultura una, no divida: fiesta con propósito, con orden, respeto y transparencia”. (E)