Este día se celebra a una de las artes más practicadas en el mundo. Fue en 1982, por iniciativa del Comité Internacional de Danza, cuando la Unesco declaró al 29 de abril Día Internacional de la Danza, fecha establecida en conmemoración del centenario del bailarín francés Jean-Georges Noverre, considerado el creador del ballet moderno.

Noverre promovió la “danza en acción”, que dice que el bailarín debe conmover al espectador por medio de una pantomima expresiva, inspirada en el juego teatral. “La danza debe ser natural y expresiva más que técnica y virtuosa”, dijo el bailarín.

Como todos los años, el comité invita a un exponente de la danza a compartir su mensaje. Este año el bailarín principal del Stuttgart Ballet, Friedmann Vogel, ha sido el encargado de emitir unas palabras inspiradas justamente en la pandemia.

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«Como bailarines, estamos en constante movimiento aspirando a crear inolvidables momentos. Así que cuando de pronto no se nos permite bailar, con teatros cerrados y con festivales cancelados, nuestro mundo llega a pararse. Sin contacto físico. Sin actuación. Sin espectadores. Jamás en la historia reciente la comunidad dancística se había visto desafiada de tal forma para permanecer motivada y encontrar su razón de ser», dice un extracto de la carta, disponible en varios idiomas en www.international-dance-day.org.

En el cine

A través de los tiempos varios han sido los referentes que han marcado un hito dentro del mundo de la danza, algunos pocos incluso han sido inspiración para el séptimo arte, Isadora Duncan (1877-1927) es una de ellas. Su activismo y defensa por los derechos de las mujeres fueron recreados en el filme Isadora, de Karel Reisz. La cinta, protagonizada por Vanessa Redgrave, retrata a la legendaria bailarina y su visión vanguardista sobre la danza.

Un recorrido por la vida y obra de la gran Alicia Alonso (1920-2019) es lo que hace el documental Imprescindibles: Alicia Alonso, para que Giselle no muriera, que es una reunión de testimonios y entrevistas con la propia la figura cimera del ballet en Iberoamérica. Se trata de una historia contada por sus compañeros, admiradores, alumnos y amigos. Dirigido por Nico García, el audiovisual retrata la aventura de una artista cubana que a pesar de su ceguera cambió la historia del baile y puso en el mapa de la danza mundial a Cuba.

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Vaslav Nijinsky (1889-1950) es otro de los exponentes relatados en un filme. Nijinsky (1980), de Herbert Ross, basado en los diarios del bailarín, quien entre 1909 y 1917 fue el primer bailarín del legendario ballet ruso Diaghilev, director con quien mantuvo una relación laboral y amorosa. La cinta recoge cómo Nijinsky despertó las críticas de un público que había estado acostumbrado al convencionalismo del siglo XIX, interpretando obras como El espectro de la rosa, Scheherezade, Petrushka, La consagración de la primavera, entre otras.

En tanto, el documental Pina (2011), de Wim Wenders, rinde un merecido homenaje a Pina Bausch (1940-2009), quien fue maestra, coreógrafa y referente de la danza contemporánea. El audiovisual en 3D es una compilación de testimonios de sus colaboradores, además algunas de sus piezas más famosas son Café Müller, Kontakthof o Vollmond.

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Otro documental es Dancer (2016), de Steven Cantor, retrata la historia del ruso Serguéi Polunin, quien a sus 19 años se convirtió en el bailarín principal más joven del Royal Ballet de Londres. El filme recoge sus primeros pasos, desde que empezó a entrenar en una academia de gimnasia con tan solo 4 años, hasta sus crisis en medio de su cúspide como bailarín.

La bailarina y escritora estadounidense Loïe Fuller (1862-1928) también fue inspiración para el cine, el director francés Stéphanie Di Giusto revivió su trayectoria en la película biográfica La danseuse, en la que el cineasta plasma la manera como Fuller se esforzó por ser un ícono de la belle époque y una gran bailarina del teatro de ópera de París. Sus dolores de espalda y los ojos dañados por las luces del teatro no son limitantes para perfeccionar su danza. Sin embargo, la llegada de la bailarina Isadora Duncan precipitará su caída.

Finalmente, la historia de Rudolf Nureyev (1938-1993), un bailarín clásico que desertó de la Unión Soviética, ha sido contada en varias cintas, una de ellas es The White Crow (El cuervo blanco), escrita por David Hare y dirigida por Ralph Fiennes. El que hasta sus 23 años de edad había sido miembro del famoso Ballet Kirov, de la URSS, pasó los siguientes 30 años desarrollando una brillante carrera y deleitándose con su celebridad en Occidente. (I)