Londres (EFE).- La fascinación por los animales y su movimiento que a lo largo de su carrera mostró el artista británico de origen irlandés Francis Bacon (1909-1992) serán exploradas cronológicamente en la exposición Man And Beast, que presentará este sábado la Royal Academy Of Arts (RA) en Londres.

La exhibición, que se podrá contemplar hasta el próximo 17 de abril, se centrará además en cómo esa devoción por los animales afectó al tratamiento de Bacon de la figura humana, según reveló este miércoles en un comunicado la RA.

El museo albergará unas 45 pinturas destacadas de toda la carrera del artista; desde sus primeros trabajos entre 1930 y 1950 hasta su última obra, “Estudio de un toro” (1991), que será exhibida en el Reino Unido públicamente por primera vez.

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Como anticipa la nota, se incluirá como parte central del evento un trío de pinturas sobre corridas de toros, pintados en 1969, que también se expondrán por primera vez al público.

Imagen de la exposición sobre la fascinanción de Francis Bacon por los animales en la Royal Academy de Londres. EFE/EPA/ANDY RAIN Foto: EFE

La galería recuerda que durante su vida, el artista “se sintió cautivado por el movimiento de los animales”, a los que siguió en viajes a Sudáfrica y que le llevó a atesorar muchos libros sobre vida salvaje.

Bacon creía que observando el comportamiento desinhibido de estos, se podría acercar más a lo que es el verdadero núcleo de la humanidad.

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La exposición se estructurará de manera cronológica con un grupo de obras de criaturas biomorfas, que creó entre 1944 y 1946, y que describió como una “distorsión del cuerpo humano”.

A comienzos de la década de los 50, Bacon realizó dos viajes a Sudáfrica, y en esas vivencias se centrará otro de los apartados de la exposición, según adelanta la nota, con una exploración mediante su obra de su interés en la observación de los animales cuando se movían a lo largo de extensas praderas.

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El comunicado remarca asimismo que la preocupación del artista con el movimiento y sus distorsión de los cuerpos humanos y animales allanaron el camino a la distorsión extrema que caracterizó su obra a partir de 1960. Esa época también se recogerá en la RA.

El amante y musa de Bacon, George Dyer, a quien conoció en 1963, centra otra parte de la muestra. Él fue el principal objeto del trabajo del pintor durante esa década y se suicidó dos días antes de la inauguración de una importante retrospectiva de la obra del pintor que se llevó a cabo en el Grand Palais (París).

También las Erinias o Furias, uno de los motivos más enigmáticos y consistentes en su obra, ocupan otro lugar destacado de esta muestra, que concluirá con “Estudio de un toro” (1991), el último cuadro que pintó Bacon.