El restaurante Tania es como un libro que se lee por capítulos, pero en este caso, cada capítulo representa una etapa de la vida de Tania Torres, dueña de la novedosa cocina que abrió en junio en la calle Panamá, al centro de Guayaquil. Tania: Cocina con Historias, es el local que rinde homenaje a la comida ancestral y a las raíces de su fundadora, que nacen en la ciudad de Alamor y en el cantón Pindal, en la provincia de Loja.

Tania Torres cumple 55 años este diciembre. Foto: Cortesía Diana Gamarr

“Mis padres son de Alamor y mis abuelos son de Pindal. Entonces mi mamá se crio entre estos dos pueblos, de donde está inspirado nuestro primer y actual menú. La idea es ir contando de forma cronológica cómo ella va cambiando de lugar y qué riquezas culinarias va adquiriendo”, señala Bertha Serrano, hija de Tania, quien también es propietaria del local ubicado exactamente en Luzarraga entre Panamá y Pedro Carbo.

Antes de abrir este restaurante, donde adquirieron su primera experiencia gastronómica, Tania y Bertha trabajaban en el sector textil. “Tenemos marcas comerciales y también fabricamos ropa de tiendas de retail, pero hace dos años se nos metió el ‘bichito’ de diversificar un poco el ‘pastel’”, indica.

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Bertha Serrano. Foto : Francisco Verni Foto: El Universo

En el 2015, mi mamá dejó “todo botado por ayudarme en mi sueño”, confiesa Bertha, quien en ese entonces recién montaba su negocio de moda local, Fulgore. Años después, ella quiso darle el mismo apoyo a su madre, apostando por un restaurante donde resalte la cocina hecha a la antigua, de casa, que recuerde el compartir y el estar en familia.

Con 31 años la propietaria de Fulgore pasó de vender sus creaciones a compañeros de la universidad a tener local, fábrica y hasta confeccionar para cadenas de ‘retail’

“Ahora nos encontramos en nuestro primer capítulo y queremos contar la historia de mi madre: de dónde viene, dónde nació, qué la inspira y qué costumbres tiene. Más que nada poder resaltar nuestro concepto de slow food (cocina que impulsa el consumo de alimentos naturales, la preparación de recetas locales y el sentarse a comer, disfrutando de sabores reales) que poco a poco lo vamos descuidando por el mundo tan movido en que vivimos”, sostiene.

Concepto boutique

“Se dio la oportunidad de que el local estaba desocupado y dije ‘ok, vamos a estructurar un poco tu sueño’ y así nos dimos el tiempo para crear Tania”, expresa Bertha, de 31 años. Con ganas de darle un giro distinto al local, y para darle otro espacio físico a su tienda de moda, el par aprovechó y convirtió Tania en un concepto boutique, donde también ofrecen otra clase de productos dentro del mismo espacio, en este caso: flores, ropa y artículos personales o de hogar.

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Interiores del restaurante Tania. Foto : Francisco Verni Foto: El Universo

En la entrada del restaurante, que queda al lado del bar Nicanor, hay un espacio designado a flores varias, selectas del día donde uno puede adquirirlas por unidad o por arreglo. En el interior, a la izquierda, hay un estante con ropa de Fulgore, así como tazas y otros accesorios a la venta. La idea es diversificar la oferta y darle al cliente lo que necesita, sin tener que salir del local, explica la fundadora del restaurante.

El menú

La amplia carta, que cuenta con cinco entradas, seis fondos de mesa y cuatro postres (menú básico), fue creada por una consultora gatronómica, pero la ejecuta diariamente el chef Néstor Coke; esta incluye: empanadas, quimbolitos, tamales, mote cremoso, cebiches, matambre, seco de borrego, caldo de ave, entre otros.

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Cecina de cerdo acompañada de arroz cremoso con ensalda. Foto : Francisco Verni Foto: El Universo

En lo personal, Bertha recomienda pedir los sanduchitos de polenta en el desayuno, la cecina de cerdo en el almuerzo y langostinos en salsa de coco de pindal acompañados con fettuccine en salsa huancaína para la cena. Los precios varían desde los $ 6 hasta los $ 19 por plato.

Accesibilidad

Tania atiende los martes, miércoles, jueves y domingos hasta las 17:00, mientras que los viernes y sábados abre hasta las 22:00. “Más allá de ser un restaurante boutique, queremos que sea un restaurante accesible para todas las personas. Todo el restaurante fue construido para que personas con discapacidades puedan venir, tenemos una rampa en la entrada y nuestros pasillos tienen las medidas óptimas para los artículos de movilidad”, comparte Bertha.

El espacio privado se reserva con antelación. Foto: Cortesía Diana Gamarra

El acogedor local consta de dos pisos y la parte superior cuenta con un salón privado, disponible para reservas familiares o para dar cursos florales, de cerámica, de velas y más. (E)