Casos como el de Iván, un niño con las piernas destrozadas por las bombas, o Katia, que recibió tres balazos en su huida de Kiev, son algunos de los casos que se han relatado en una iniciativa de Alejandro Sanz y Unicef para recaudar fondos y dar visibilidad a la situación crítica de los menores en Ucrania.

Más de 1.700 euros en 138 donaciones se han reunido en la media hora que duró el martes 5 de abril la charla que en su cuenta oficial de Instagram ha mantenido Sanz con Juan Haro, un trabajador humanitario de Unicef que se encuentra desplazado en la ciudad ucraniana de Léopolis.

Aunque la campaña de recaudación continuaba tras la charla, Sanz aseguró que doblaría la cantidad que se lograra reunir y que siguieron cientos de personas desde diferentes países de Latinoamérica, Estados Unidos, además de España.

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Juan Haro respondió a las preguntas planteadas por Sanz y las personas que seguían la conversación desde el sótano del hospital regional de Leópolis donde se ha construido una UCI en un refugio en medio de esta "tragedia humanitaria".

El trabajador de Unicef explicó la labor que desarrolla la organización para hacer frente a las enormes necesidades de ayuda que tienen que tienen estos niños, tanto de orden sanitario como para enfrentarse a los traumas que han vivido, de educación online y también para evitar los riesgos de explotación y tráfico de menores.

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Unicef ha llegado a más de 60 hospitales de Ucrania, indicó Haro, que señaló también que hay zonas donde no saben lo que está pasando y donde las necesidades aumentan: “Necesitamos que cese el fuego para ir a esas zonas y que la gente done para difundir estas historias y los suministros lleguen a donde hacen falta”, recalcó.

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Explicó los traumas que han vivido niños como Iván, quien tras estar tres semanas escondido en un parking sin ver el sol sufrió un bombardeo al salir, tiene las piernas destrozadas y le amputaron dos dedos, o Katia, que pudo huir de Kiev pero la hirieron de dos balazos en el brazo y todavía esta conmocionada sin saber lo que ha pasado.

Traumas de niños de dos a cinco años que han sido separados de sus padres, indicó el representante de Unicef, que destacó que las madres son las que peor lo están pasando en esta guerra.

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Sanz resaltó la labor de personas como Haro, que dan “algo de normalidad dentro del caos” y se refirió a la “desesperación, la rabia y el miedo” que siente: “No entiendo como un ser humano puede ser capaz de tanta atrocidad. Se me parte el alma de las cosas que cuentas”, indicó muy emocionado el artista.

Y agradeció la oportunidad que le ha dado Unicef por poder dar visibilidad a estos niños, además de destacar la necesidad de que “esta locura” de la guerra acabe. (I)