“No me lo creía, lo asimilé cuando tuve que madrugar”, decía Andrea Aguilera mientras hablaba por teléfono y al tiempo que la maquillaban para la entrevista. Pasaban los minutos en la silla, y ella con una pijama de seda con diseño de flores. Apenas acabaron con su rostro se fue a cambiar a una bata verde, también de seda, pero que representa ahora su título de Miss Grand Ecuador 2021, pues eso decía en la parte de la espalda en un bordado dorado.

La noche del sábado 26 de junio se dio en las instalaciones de TC Televisión la elección de la nueva Miss Grand. Sonia Luna se despidió de la corona y seis mujeres se presentaron por su sueño de ser la nueva reina de belleza de ese concurso. Aguilera sobresalió y ahora porta la corona plateada y verde.

Andrea Aguilera tiene 20 años y estudia Medicina en la Universidad de Guayaquil. Por el momento ha suspendido sus estudios para enfocarse en el reinado. Foto: José Beltrán

Las otras participantes fueron Dayanna Méndez (Cañar), Tahiz Zambrano (El Oro), Lissette Arroyo (Esmeraldas), Marjorie Vivas (Manabí) y Emilia Vásquez (Pichincha). Andrea Aguilera fue elegida como Miss Cielo, ganadora de los retos y Miss Grand Ecuador; Tahiz Zambrano ganó al mejor traje de baño. La segunda finalista de la noche fue Marjorie Vivas, mientras que Emilia Vásquez fue la primera finalista.

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La Miss Grand Ecuador tiene 20 años, estudia Medicina y nació en Ventanas, provincia de Los Ríos. Era la concursante más joven, sin embargo, tiene experiencia en reinados de belleza. A los 16 años fue elegida como reina de Ventanas, luego concursó para ser la representante de Los Ríos y también ganó el título. La veinteañera participó para ser Miss Earth 2019; en ese concurso no obtuvo la victoria, pero fue finalista. Ahora, poco a poco, ha ido abriendo sus puertas. Como ella lo dice: “Gané el trabajo, ahora tengo que trabajar”.

Los concursos le parecen una gran plataforma para generar contactos, y además de ganar como reina de belleza, tiene proyectos en los que ya se encuentra trabajando. Su meta es constituir una fundación que actúe como puente y ayuda entre las autoridades y las zonas de escasos recursos del país que ni siquiera gozan de servicios básicos.

Aguilera entró en su segunda década de vida en abril de este año, pero la madurez se le nota en el discurso sobre cómo percibe la vida. Sostiene que de todo hay que aprender, que las circunstancias no son una excusa para tomar una actitud negativa y que todos los días hay que dar un paso hacia los sueños y deseos. Así lo ha hecho ella desde temprana edad.

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Confiesa que en algún momento su físico y ganas de estudiar fueron el motivo por el cual le hicieron bullying. Actualmente ve estos factores como sus mayores atributos. Probablemente una de sus debilidades es el desorden; dice también, entre risas, que su celular se cae varias veces al días, pues es un poco despistada, a veces.

Cuenta que entró a la escuela desde muy pequeñita, a los tres años ya sabía hablar, leer y sumar un poco. “Era muy hiperactiva y la única manera de mantenerme quieta era enseñándome algo”, dice. A los 16 años ya se había graduado del colegio e ingresó a estudiar Biotecnología. Cursó el primer semestre y desistió, ya que se dio cuenta de que no era lo suyo; realmente siempre lo supo solo que no quedaba más opción debido a que el puntaje que obtuvo en el examen de ingreso a la universidad fue alto, pero no suficiente para perseguir su verdadero sueño, la medicina. Hace aproximadamente un año volvió a rendir la prueba del Senescyt y obtuvo 9.8/10. A raíz de eso ingresó a la Universidad de Guayaquil para ser doctora. Pero en el medio tiempo, entre los 16 y 19 años fue que se dedicó a indagar en los certámenes de belleza.

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Con respecto a su figura antes era bastante delgada, todos tenían comentarios negativos hacia ella, por eso en la adolescencia se “obsesionó” con aumentar de peso. Tanto así que se frustraba cuando perdía el apetito y no le llegaba a importar, entonces continuaba comiendo aunque no quisiera, relata. Alcanzó su objetivo, subió unas cuantas libras, de ahí vino la época de los concurso y sorpresivamente su peso volvía a ser un problema porque resultaba que era más conveniente estar más delgada como antes. Allí se dio cuenta que no importaba dónde esté, o haciendo cualquier cosa, siempre habría alguien que la criticaría. Actualmente tiene una mejor relación con la comida, dice que la ama, y entre sus platos favoritos están el ceviche y la tonga.

“Gracias a los concursos estoy donde estoy ahorita, vivo sola, soy independiente, me mantengo, pago todos mis gastos e incluso ayudo a mi mamá”. Ella ha representado un gran apoyo para Andrea Aguilera, trabajó duro para sacarla adelante y ahora su hija quiere retribuirle aquellos esfuerzos y que también su madre se pueda enfocar en ella misma.

Ahora está enfocada en lo que viene: el Miss Grand International. Para el evento aún no hay una fecha definida, pero según lo que menciona la reina de belleza, puede que ocurra en unos tres o cuatro meses. Para el concurso internacional viajará a Tailandia, así como lo hizo Sonia Luna a representar a nuestro país. “Necesito que el mundo conozca que Ecuador tiene mucho para dar”, expresa con ilusión y agrega que quiere dar todo de ella. (E)